miércoles, 23 de abril de 2014

Cumbre agraria: Campesina, étnica y popular departamental se realizó en Ibagué


Tolima se prepara para el paro agrario

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|Por Nelson Lombana Silva|

Por convocatoria de Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos y la Coalición de movimientos y organizaciones sociales de Colombia (Comosoc), se realizó ayer cumbre agraria: Campesina, étnica y popular, en la ciudad de Ibagué, Tolima, con el fin de socializar la declaración política de la reciente cumbre nacional realizada en Bogotá, el pliego de exigencias y la preparación de las actividades relacionadas con el paro nacional que se proyecta y la celebración del primero de mayo, día internacional de la clase obrera.

Si bien el Moir saboteó el evento por intermedio de Miguel Gordillo Hernández y Julio Enriquez al retirar del evento a 30 líderes campesinos aproximadamente, según denunciaron los líderes Danilo López Carrero y Edgar Sánchez Cortés, el certamen se realizó y se tomaron decisiones importantes en dirección a lo presupuestado.

El pliego nacional de exigencias fue alimentado con propuestas regionales, sobre todo relacionadas con la problemática de la ciudad de Ibagué. Una verdadera lluvia de puntos reivindicativos fue socializada en tres comisiones y finalmente en la plenaria. Se dijo también que el paro es reivindicativo y político por cuanto debe proyectarse unidad, organización y acción para cristalizar cambios fundamentales. La idea es atacar el modelo capitalista neoliberal, se indicó. 

Se formuló un llamado a la unidad obrero, campesina e indígena en aras de impulsar un paro fuerte y contundente que cree las condiciones de realizar en Colombia un paro cívico nacional. Se dijo también que en el centro de la lucha debe estar la defensa de los diálogos de la Habana, la apertura de los diálogos con ELN y el EPL y la salida política al conflicto social y armado.

Danilo López Carrero, presidente de los acueductos comunitarios y uno de los líderes que estuvo presidiendo el evento, expresó su preocupación por el agua en Ibagué y la política privatizadora del Instituto Ibaguereño de acueducto y alcantarillado, Ibal, por parte de las últimas administraciones municipales.

Otros puntos importantes planteados en este evento  fueron los siguientes: El mínimo vital de agua para los ibaguereños, acueducto alterno, Cabildos abiertos por comunas, defensa de lo público, lucha frontal contra la corrupción e inseguridad, empleo digno, trato digno a los vendedores ambulantes y no manejo militarista y represivo como viene sucediendo, defensa de la red pública hospitalaria, defensa del hospital regional “Federico Lleras Acosta”, Defensa del Medio Ambiente, defensa de la educación pública y de calidad, defensa de la universidad del Tolima, etc.

Hoy se realizará una reunión con directivos de la Cut regional Tolima para coordinar las actividades del primero de mayo y las demás tareas presupuestadas y para el jueves 24 de abril un nuevo encuentro en la sede de Anthoc para ultimar detalles de cara al primero del mayo y la preparación del paro agrario: Campesino, étnico y popular, buscando comprometer a la ciudad en todas estas luchas de resistencia popular que se avecinan en Colombia. “La relación del campo y la ciudad debe ser armónico y recíproco”, señaló Danilo López Carrero.

Por su parte, Raúl Rojas González señaló la importancia de organizar el paro de la mejor manera previendo detalles como la radicalidad, la duración y la misma dinámica orgánica que lo haga contundente. El ambiente de lucha en campesinos y citadinos en el Tolima toma buena temperatura, a criterio de los asistentes.

Ibagué, abril 21 de 2014.
Tomado: ELSALMON

jueves, 17 de abril de 2014

Uno, dos, cien Buenaventuras por toda Colombia…

Un retrato de los vándalos en el poder.


Estos encontraban una serie de cuerpos desfigurados, esparcidos por el lugar, vestigios de un antagonismo social ciego y aniquilador. Dicha escena podía corresponder a algo absolutamente caótico y desordenado donde los cadáveres se encontraban desmembrados, diseminados o apilados por todo el lugar. Pero también era factible encontrar escenas donde existía un orden intencional, una verdadera puesta en escena. (…) Este procedimiento buscaba, ante todo, aterrorizar a los habitantes de la vereda quienes huían abandonándolo todo.
(María Victoria Uribe Alarcón, “Antropología de la Inhumanidad”, 2004, p.92)

La llegada a Buenaventura deja de entrada un cierto sentimiento de desazón. Da la sensación que todos los edificios están a punto de caerse, enmohecidos, hongueados; a diferencia de otras partes de Colombia, se respira la desconfianza y el miedo… la sensación de abandono es evidente. Es increíble que la mayoría del comercio internacional de Colombia pase por ese puerto, lo que señala ese carácter contradictorio del capitalismo, en el cual inversión y despojo son términos indisociables. La miseria es un concepto relativo y se hace más odiosa cuando más riqueza le rodea.
Lo que ocurre en Buenaventura, donde a diario aparecen cuerpos humanos desmembrados flotando entre los manglares o esparcidos por las calles, no es algo desconocido para las mayorías. De repente todo el mundo se ha puesto a hablar de Buenaventura en Colombia. Con indignación se escriben notas periodísticas y se transmiten programas sobre la desesperanzadora situación que vive la ciudad en manos del flagelo paramilitar (hoy operando bajo los nombres de Urabeños, Rastrojos, Empresa). Se ha puesto el grito en el cielo por el horror de las “Casas de Pique”, verdaderas carnicerías para humanos, que todo el mundo conoce y ve, menos la policía, el ejército y las autoridades. Pero el trato que se da a la noticia, como siempre, es muy pobre, sensacionalista, descontextualizado. En nada difiere del tratamiento que periódicamente reciben otros escándalos humanitarios en Colombia. Un día los medios se indignan con los falsos positivos, al siguiente con los desplazados, después la vaina es con los feminicidios, patalean, acusan, se escandalizan y luego no pasa nada. Es como si a través de la cobertura noticiosa mediocre se exorcizara al horror y se calmara las conciencias, trivializando de paso el terror. Ahora el turno le toca a Buenaventura.
Estos arranques espasmódicos noticiosos, como que buscaran concentrar todo el terror que se vive en Colombia en un sólo punto, convertir al conflicto que consume al país en un hecho puntual, aislado, identificable en el mapa. Pero la realidad es que los descuartizamientos, que llevan el sello inconfundible del paramilitarismo -que pasa de agache para todos menos para quienes padecen de él-, ocurren en muchos puntos del país, donde coexisten los intereses económicos con la (para)militarización. Lo realmente doloroso es que, con todo lo excepcional que pueda parecer Buenaventura, no lo es tanto. Basta con mirar a Soacha o a los Altos de Cazuca, para no alejarse mucho de la capital. O ver las fotografías de las masacres de Medellín. El paramilitarismo se ha dedicado a crear uno, dos, cien Buenaventuras en todo el territorio colombiano. Y lo han hecho a punta de motosierra, machete y hacha, siempre con la mirada complaciente de la llamada “fuerza pública”.
Cualquiera pensaría que la tragedia de Buenaventura es algo reciente, pero en realidad es una cosa que viene de largo: hace casi 10 años que no hay presencia insurgente en los barrios de bajamar y el dominio total del paramilitarismo ha coincidido con la exacerbación de la crueldad. Paramilitarismo que según todos los informes oficiales no existe, pero que ahí está. Buenaventura desmiente esa mentirilla repetida hasta el cansancio de que el paramilitarismo es una respuesta al supuesto “horror” guerrillero y que, en ausencia de insurgencia, se desvanecería por falta de razón de ser. No es casual que un muchacho me confesara nerviosamente, cuando le pregunté durante un viaje en bus que en qué momento se había jodido Buenaventura, que “cuando sacaron a la guerrilla, ahí es que la vaina se puso calavera”.
El repertorio para infundir terror también es cuento viejo: esa profanación del cuerpo de la víctima es algo que viene desde épocas de la “Violencia” en los ‘40. Desde entonces que existe un nutrido léxico para las modalidades del horror: bocachiquiar, picar pa’ tamal, matar la semilla, corte de corbata, de franela, de mica, de florero, etc. Simbólicamente, se disloca a la comunidad mediante la dislocación del cuerpo victimizado. No se trata sólo de matar, sino de rematar, de dejar bien muerto, como si se temiera supersticiosamente la venganza del muerto, como lo señala Uribe Alarcón en la “Antropología de la Inhumanidad”. Según ella, se animaliza a la víctima para crear la distancia espiritual que permite el desgarramiento físico y se crea un espacio ritual ad hoc para el sacrificio. Pero aunque en la Casa de Pique se reproduce el modelo de la carnicería, se va aún más allá, pues al animal no se le tortura hasta que muera, ni intervienen hachas ni motosierras, ni se le ata a una mesa de madera vivo mientras se le troza por partes en medio de gritos de agonía.
Acá los paramilitares no desaparecen a la gente sino parcialmente. A veces no se encuentra el torso o la cabeza, pero siempre se encuentra algo, aunque solamente sean los dedos. Se transmite el horrendo mensaje mediante la evidencia física de la tortura a la vez que se impide el proceso ritual vindicador que describe Alfredo Molano: “Se prepara el cuerpo poniéndole una de las prendas con que fue asesinado; se le amarran los dedos gordos de los pies con un cordón de un par de zapatos negros recién comprados y se le mete en la boca un papelito con los nombres de los asesinos. A los pocos días los victimarios caen asesinados o se van muriendo de palidez[1]. Los medios que reproducen el hecho noticioso de manera sensacionalista, morbosa y descontextualizada, divulgan y amplifican el terror, transmitiendo así el miedo paralizante de manera totalmente funcional al paramilitarismo.
¿Qué buscan los descuartizamientos en Buenaventura? Exactamente lo mismo que buscaban los descuartizamientos en el primer ciclo de Violencia: que la gente huya, abandonándolo todo. Activistas del Proceso de Comunidades Negras (PCN) nos comentaban, durante una visita al puerto en el marco de la X delegación asturiana-irlandesa de derechos humanos, que el objetivo de todo esto era sacar la población local y abrir paso al gran proyecto de remodelación que acarician las autoridades locales y nacionales. Para abrir paso al aeropuerto y a los mega-puertos modernos que estén a la altura de las exigencias de los acuerdos de libre comercio y de la Alianza del Pacífico, se necesitará sacar a tanto negro pobre del territorio. Es más fácil desplazar que reubicar a la gente o alcanzar un acuerdo satisfactorio para ellos, más aún cuando el “progreso” no está pensado para beneficiarlos.
Esta violencia no es ni caótica ni gratuita, sino que responde a un modelo demasiado familiar de generalizar el terror para desplazar y hacerse con el territorio, en nombre del progreso. Es una violencia demasiado ritualizada: “ La técnica del terror exige que la gente se dé cuenta pero no cuente; vea la captura de la víctima en el barrio, la manera como la arrastran, y oiga los gritos de socorro, los alaridos de perdón y clemencia y, por último, aullidos de dolor. Después, silencio: terrible vacío. Los gritos se quedan a vivir en la cabeza de la gente. Todos temen ser el siguiente en una lista que nadie elabora. Los vecinos oyen, el barrio oye, la zona sabe, la ciudad se entera. Las autoridades no oyen, no ven, no saben ” [2]. Pese a todo, aún hay resistencia. Los vecinos de Puente Nayero, en La Playita, han decretado su barrio como un “Espacio de Vida y Humanitario”, en abierto desafío al paramilitarismo [3]. Desde Febrero que se vienen sucediendo masivas protestas populares contra el paramilitarismo, a las que se han sumado incluso los comerciantes a quienes muchos desprecian pues recuerdan que fueron ellos quienes financiaron la llegada de los paracos en el 2000, sólo que ahora “están mamados de pagar vacunas”. Autoridades locales, policía, militares, comerciales, todos amamantaron este monstruo descuartizador. El lápiz con el que el pueblo escribe su historia no tiene borrador. Así se van construyendo barreras de contención a la maquinaria de la muerte.
Ahora que el pueblo va perdiendo el miedo es que el gobierno reacciona militarizando el puerto. Militarización que, como es natural, no está pensada en beneficio de los empobrecidos de siempre, sino de acelerar su proyecto de Buenaventura industrial-portuaria. Buenaventura parece el lugar más desolador del planeta, y sin embargo, aún ahí, el pueblo colombiano da muestras de sus reservas morales para construir un mejor futuro, y creará uno, dos cien puntos de resistencia desde los cuales recuperar a Buenaventura de los mercaderes de la muerte. No pasarán, ni sus paracos, ni sus megapuertos, ni su modelo antisocial de desarrollo.
 
Imagen que circuló en las redes sociales en marzo, en que se aprecia una Casa de Pique por dentro.

jueves, 3 de abril de 2014

Oligarquía colombiana, corsario sin Dios ni Ley

Libardo Sánchez Gómez

Los vándalos en el poder en Colombia han medrado a la sombra de un modelo económico capitalista totalmente dependiente de la metrópoli imperial. La  estructura económica neocolonial les ha permitido urdir unas superestructuras culturales, políticas, religiosas, mediáticas  y  jurídicas moldeadas a sus necesidades de dominación y preservación de privilegios. Por ejemplo, el sistema jurídico colombiano es tan firme como una gota de mercurio, se amolda perfectamente  a las miserias particulares de jueces y fiscales, permitiéndoles interpretaciones de más de 360°;  la misma norma, dependiendo del juez,  permite condenar al acusado a la máxima pena  o absolverlo de toda culpa. El caso Petro es un claro ejemplo, mientras que un magistrado del Consejo de Estado, en su Ponencia,  encontró que el procurador había vulnerado los derechos del alcalde otro en la suya sostuvo que el procurador había obrado correctamente, y que, por tanto, hacía bien en darle muerte política.

El  imperio   a través de ayuda económica, inteligencia y tecnología militar de punta,  da “protección y abrigo” a los vándalos en el poder; además,  medio millón de hombres en armas   les otorga la tranquilidad suficiente para mantenerse en el poder, avasallando a las mayorías.

La destitución y sanción inquisitoria del alcalde Gustavo Petro es la más reciente tropelía de la clase dominante con significancias de amplia trascendencia ética, jurídica y política.   Se visibilizó en el mundo entero   la inescrupulosa arrogancia de la  oligarquía dominante y la manera  como, en cabeza de Juan Manuel Santos,  actúa  cual corsario  sin “Dios ni ley”.  Con este tipo de medidas se envían    mensajes a tirios y troyanos;   se ratifica que las instancias internacionales   importan  un pepino,  sólo acatan y acatarán las disposiciones que les sean favorables;  primero se burlaron de la Corte de la Haya en el litigio con Nicaragua  y ahora lo hacen con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH respecto de las medidas cautelares que intentaban oponerse a la monstruosa arbitrariedad cometida por el Procurador Ordoñez contra Petro.

El mensaje también va para las maquinarias electoreras de ultraderecha  asegurándoles que sus votos son valiosos  y que los  de la izquierda  son menos que un cero a la izquierda.  Y reafirma Juan Manuel que la izquierda está y estará lejos de cualquier posibilidad   de compartir poder y privilegios; frente al establecimiento  solo admiten mayordomos acomodados a la izquierda de los reyezuelos.

En  La Habana, la decisión de Santos cayó como baldado de agua fría en las espaldas de los insurgentes. Definitivamente, el Gobierno, le apunta a que los acuerdos no vayan más allá de la dejación de armas a cambio de  puestos  burocráticos,   algunas sillas en el congreso y algo de dinero, para que un puñado    de reinsertos junto con  los pazólogos y pazólogas   “monten”  oficinas de “análisis de la realidad colombiana”.  La destitución e inhabilidad de Petro hace que las conversaciones  en   La Habana entre insurgencia y gobierno sean, aún, más insípidas.   No obstante,  es una oportunidad para que las FARC endurezcan sus posiciones,  estableciendo “inamovibles” (entre otros, nacionalización de la tierra y la explotación de minerales, nacionalización de la banca y empresas de servicios públicos, no a la presencia militar de potencias extranjeras; educación,  salud y protección social gratuitas)  Solo     que las FARC aceptaron discutir “cambios” sin que los acuerdos  conlleven transformaciones de la estructura    económica capitalista y, por tanto, de las supra estructuras aparejadas al modelo neoliberal. “La  paz”   que los colombianos veremos luego de la firma de acuerdos  en La Habana  será la paz para   la  oligarquía criolla y   transnacionalizada, pues podrán invertir sin  acoso ni sobresaltos.

¿Pero cómo frenar las tropelías de los vándalos en el poder?   Los  colombianos excluidos, campesinos sin tierra, pequeños propietarios, colonos, mineros artesanales, obreros,  indígenas de base, pobrería afro descendiente,   estudiantes hijos de la pobrería y todo tipo de grupos minoritarios,  anclan sus esperanzas en los desarrollos de la recientemente realizada Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular,  “espacio alternativo a la apuesta del Gobierno del Presidente Santos conocida como "Pacto Nacional Agrario" que busca posicionar su política de locomotoras, pequeños subsidios y “alianzas estratégicas” -entre terratenientes, agroindustriales y pequeños productores en muchos casos sin tierra (Agencia Prensa Rural. Cumbre departamental agraria, campesina, étnica y popular del Cauca. Mesa de Interlocución y Acuerdo - MIA / Viernes 28 de febrero de 2014)   La Cumbre Agraria es una extensión de las mesas de negociación entre los campesinos,  que alentaron el reciente y en remojo  Paro Agrario Nacional, y el violento régimen excluyente. En dicha Cumbre convergieron, entre otros,  la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, el Coordinador Nacional Agrario-CNA, la Mesa de Unidad Agraria-MUA, la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo - MIA, el Congreso de los Pueblos y el Movimiento Político y Social Marcha Patriótica.   El pasado 31 de marzo de 2014 se radicó en Bogotá, el Pliego Unitario de Exigencias de la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular, ante el Departamento de Protección Social – DPS. Allí, al contrario de lo que ocurre en La Habana,  los sectores populares plantean profundas transformaciones de tipo económico, social y político.  Los campesinos han puesto  en la cancha del régimen el balón de sus reivindicaciones y rectificaciones al desastre propiciado por los vándalos en el poder. ¿Cuál será la jugada maestra del afamado jugador de ajedrez? Lo cierto es que no tiene ases en la manga, y las decisiones de calado   no están en sus manos sino en las garras del águila imperial y de los militares.      Nada podrá hacer respecto del TLC firmado con el imperio, médula de la problemática que lo enfrenta con los sectores populares, pues los gringos no permiten cambios a éste y mucho menos rescindirlo. Las reformas a la tenencia de la tierra chocan contra los intereses de los grandes latifundios paramilitaristas y  la estructura neoliberal no permite la acción del estado en favor de los menos favorecidos. Así que todo lleva a pensar que en los próximos días el futuro de los colombianos se comenzará a moldear en las carreteras y parcelas de la geografía nacional de mano del sector agrario.   


La clase Obrera y las Guarimbas

Foto de perfil de Virginia King Martinez

Virginia Kingvirginiakingmartinez@gmail.com

El movimiento obrero bolivariano surge al fragor de las luchas por las reivindicaciones laborales dentro del proceso de construcción del Socialismo Bolivariano. Su filosofía está enmarcada en lo que hemos denominado “la nueva clase obrera venezolana”. En el entendido de que no habrá paz sin justicia social y bajo la concepción del líder eterno Hugo Chávez Frías de que “el trabajo es un proceso social, que dignifica al hombre no al capital”, la clase obrera bolivariana socialista y antiimperialista ha asumido responsablemente la carga histórica que impone los momentos actuales dentro del concierto internacional de naciones, más aun cuando nuestra revolución se ha convertido en el faro que alumbra el camino que han de transitar todos los países que pujan por su total y definitiva emancipación. Surge una nueva concepción donde las luchas por las reivindicaciones laborales sea importante. Pero más que eso surge el país como eje central de su accionar dando paso a un nuevo liderazgo obrero.
En concordancia con lo anteriormente expuesto y en el entendido de que la globalización se ha convertido en un fenómeno que alienta a la concertación entre los movimientos de trabajadores en el contexto internacional es que se enmarca la  Central Bolivariana Socialista de Trabajadores y Trabajadoras (CBST). Como la mayor expresión de agremiados en el área sindical venezolana, la CBST se motoriza a tomar la iniciativa en la formación y documentación de sus afiliados, con el fin de elevar el nivel de conciencia colectiva de los mismos.
La Patria de Bolívar y Chávez, de la mano de su presidente obrero Nicolás Maduro, atraviesa en estos momentos una nueva arremetida imperial bajo la novedosa figura del “GOLPE SUAVE”. Actores nacionales como internacionales se han convertido en protagonistas de este fenómeno, la violencia contra la vida, la integridad física y el patrimonio público y privado se han posesionado en estos eventos a través de las GUARIMBAS. La afectación de la población víctima de la “GUERRA PSICOLÓGICA", ha dejado un número significativo de ellas, convirtiéndose esto en un problema de salud pública que amerita urgente atención. La población que no propende ni a un sector político ni al otro, se ha visto igualmente tocada ante lo que a todas luces es un proceso con miras a derrocar el gobierno constitucionalmente electo de Nicolás Maduro. La avidez de tratar de deslegitimar la institucionalidad del estado y sus actores, se ha convertido en el pan de cada día, en esta batalla sin tregua, orquestada por la minoría de la minoría del sector opositor venezolano. No obstante y pese a ello, y como producto de la guerra mediática o de IV generación, ha sido presentado a nivel mundial la coyuntura política actual del país como un campo de batalla, como una guerra fratricida entre los grupos que se confrontan. Las iniciativa del gobierno nacional dentro de su plan de gobierno, como la Conferencia Nacional por la Paz, ha quedado invisivilizada ante los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, en franca connivencia con los poderes facticos a nivel mundial, esos que vieron en el comandante Chávez la piedra de tranca para seguir logrando sus objetivos de dominación contra nuestros pueblos. La supuesta ingobernabilidad y falta de credibilidad de las instituciones del estado, se ha presentado como un clima propicio para auspiciar y tratar de poner  en marcha, escenarios como el de Libia, Siria y ahora Ucrania, donde se “JUSTIFICABA”  la presencia de fuerzas extranjeras que invadieran esos países. Una vez más el pueblo, las fuerzas armadas nacionales, la clase obrera  y el gobierno revolucionario, darán al traste con esta nueva pretensión imperial.
Entender que las acciones violentas desatadas en contra del Gobierno legítimo de Venezuela es una forma de interferencia extranjera en nuestros asuntos internos, se ha convertido en punta de lanza para el nuevo sindicalismo venezolano. Rechazar  y condenar culturas exógenas sanguinarias y mercenarias como las experimentadas en las  llamadas GUARIMBAS (envenenamiento del agua, quema de instituciones educativas, de centros de salud, degollamiento con guayas , asesinato de personas, entre otras ), se torna cada vez más en una necesidad imperiosa para todos los grupos de lucha que defienden la REVOLUCIÓN BOLIVARIANA y CHAVISTA.

Solidaridad internacional con el pueblo de la patria Bolivariana y Chavista de Venezuela!!!!!!!!
La clase obrera venezolana conjuntamente con el gobierno nacional, repelerán esta y todas las intentonas por derrocar la revolución Bolivariana y Chavista.
Chávez Vive, la Lucha Sigue!!!