viernes, 25 de diciembre de 2015

Venezuela: un espejo donde mirarse

OPINION / 

En el medio de la marea neoliberal que barre el mundo, cuando la palabra “socialismo” había salido de circulación, el proceso político que comenzó a vivir Venezuela fue una fuente de esperanza.
Síntesis
En Venezuela se han producido cambios muy importantes en estos últimos años. Buena parte, por no decir la totalidad de la izquierda del mundo, miró hacia Venezuela como una luz en la tiniebla, una puerta que se abría. El preconizado “Socialismo del Siglo XXI” dejaba ver que la historia no había terminado. Hoy, muerto ya el principal artífice de ese proceso, Hugo Chávez, el proceso bolivariano está en una encrucijada. No retrocedió hasta su reversión, pero tampoco avanzó como proyecto revolucionario transformador.
I
El proceso abierto por la llegada al poder Ejecutivo en 1998, del teniente coronel Hugo Chávez a través de elecciones democráticas, cambió bastante el panorama en Venezuela, y en buena medida, en toda la región latinoamericana.
Debe partirse por entender que no fue una revolución popular, socialista, espontánea, como las que se dieron a lo largo del siglo XX en Rusia, China, Cuba, Vietnam o Nicaragua. En realidad fue un proceso sui generis donde un militar formado en el anticomunismo (paracaidista de los cuerpos de élite de las fuerzas armadas), sin preparación marxista, profundamente cristiano, se montó en el descontento popular que venía dándose desde 1989 con el Caracazo (primera reacción popular en toda América Latina a los planes neoliberales que se venían aplicando, violentamente reprimido por el gobierno de Carlos Andrés Pérez con una cauda nunca determinada de muertos que va de 2000 a 10,000). Así, retomando la ira popular ante ese estado de cosas, y con un mensaje moralizante, llegó a la Presidencia.
A partir de un discurso centrado en la lucha contra la corrupción, Chávez ganó las elecciones y comenzó a construir un proyecto nacionalista. Para sorpresa de todos, aún de la misma población que lo había votado, rápidamente comenzó a hablar de un nuevo socialismo, formulando la crítica del socialismo real, ya caído para ese entonces. Fidel Castro inmediatamente le tendió una mano.
En sus alocuciones -y en su práctica política- Chávez ponía en un pie de igualdad las figuras de Ernesto Guevara y de Cristo, citando indistintamente la Biblia o un texto de Plejánov. Él mismo dijo muchas veces explícitamente que no era marxista. Su plan de gobierno era una mezcla voluntarista de “buenas intenciones”, más cerca de la socialdemocracia o la caridad cristiana que de un proyecto revolucionario. Lo cierto es que las circunstancias lo fueron convirtiendo en un líder increíblemente popular, con gran arraigo dentro y fuera de su país, siendo una figura mediática como pocas veces se dio.
II
Eso es, en definitiva, la llamada Revolución Bolivariana: una indefinición. Y así cursó varios años, con interesantes avances para el campo popular (mejoras en los niveles de vida a partir de una más equitativa distribución de la renta petrolera del país), pero sin tocar nunca los resortes últimos del capital. Muriendo, Chávez -que pasó a ser figura sempiterna del proceso, abriéndose forzosamente la pregunta de si puede haber socialismo basándose en el culto a la personalidad de un dirigente-, designó “sucesor”.
Nicolás Maduro, un ex sindicalista que proviene de las filas del Partido Socialista, fue el ungido. El Partido Comunista de Venezuela acompaña todo el proceso con una posición crítica: acompaña, es parte, defiende la construcción de este experimento, sin haberse querido integrar plenamente al Partido Socialista Unido de Venezuela -el PSUV-, el cual en realidad es más una maquinaria electoral que un verdadero partido revolucionario organizado de la clase trabajadora.
Hoy día la revolución sigue en pie, aunque muy atacada en sus cimientos. Puede decirse que en Venezuela hoy se libra una guerra. Pero para ser exactos, hoy por hoy se acrecienta una guerra que, en realidad, se viene librando desde hace años.
Seamos claros: la guerra en cuestión no es sólo la situación de ataque económico a la que se ve sometido el Gobierno de Nicolás Maduro en este momento puntual. La guerra está desde el momento mismo en que Hugo Chávez puso en marcha un proceso en que se pretende tocar las estructuras de la sociedad.
La actual “guerra económica” que sufre el proceso bolivariano no es sino la profundización de una lucha eterna que, siendo consecuentes con el análisis del materialismo histórico, ha existido siempre en todos estos años de intento de transformación.
La guerra que vive la Revolución Bolivariana, hasta ahora sin armas de fuego, no es muy distinta de la que padeció durante 64 años Corea del Norte, durante 50 años Cuba, durante 60 años Palestina, durante 36 años Irán. A pesar de amenazas, invasiones y una interminable batería de artilugios -en muchos casos sí con armas de fuego- esos países siguen ahí. ¿Se podrá decir lo mismo de Venezuela en el futuro? ¿Seguirá ahí?
Vale la pena preguntarnos, con un sentido crítico y ¡constructivo!, por qué no se tomaron las precauciones elementales para librar esa guerra si se sabía que el enemigo siempre ha estado y estará ahí. En 15 años que lleva el proceso, 840 mil millones de dólares generados por la renta petrolera pareciera que no fueron suficientes para fortalecer la transformación iniciada con Hugo Chávez vivo. ¿Por qué? Un proceso que se pretende socialista sólo se puede fortalecer -dicho de otro modo: sólo se puede ganar esta guerra- con más socialismo, nunca con menos.
La lucha de clases, motor de la historia -en Venezuela y en cualquier parte del mundo- sigue estando al rojo vivo. Ahora, con estas iniciativas desestabilizadoras que está tomando la oligarquía nacional desde fines del 2014, centradas en la esfera económica, la lucha cobra mayor fuerza; pero esto, si bien tiene características particulares, no es muy distinto en esencia de todos los ataques que ha venido sufriendo la Revolución Bolivariana en su historia.
Si algo hubo en estos 15 años de proceso bolivariano fue justamente pretender sentar las bases de un nuevo modelo, de una nueva sociedad. Evidentemente eso no es fácil. Y en estos momentos -es preciso reconocerlo con valentía para seguir creyendo en la utopía y continuar dándole forma- ese proyecto debe ser revisado con carácter crítico constructivo.
III
¿Es particularmente más agresivo el ataque de la derecha ahora? ¿Hay errores propios que se están pagando? ¿Hay una combinación de ambas causas? Resulta imprescindible analizar a profundidad la situación actual -conociendo la historia que le antecede- para buscar alternativas. No hacerlo podría llegar a significar el fin de esa hermosa utopía que llamamos “socialismo del siglo XXI”.
Y ahí debe arrancar el verdadero análisis crítico: ¿qué es este socialismo?
Insistamos con la idea: un socialismo jaqueado sólo podrá vencer no con concesiones y titubeos, sino con más socialismo. ¿Cómo pudo reconstruirse la Unión Soviética devastada por la terrible Segunda Guerra Mundial, para llegar a ser superpotencia pocos años después? Con más socialismo. ¿Cómo pudo Cuba soportar el “período especial” una vez desaparecida la Unión Soviética? Con más socialismo. Las concesiones y titubeos no llevan por buen camino.
No cabe ninguna duda que luego de décadas de capitalismo salvaje, extinguido el campo socialista soviético, las ideas de justicia social y lucha por un cambio revolucionario de la sociedad quedaron debilitadas. Las luchas de clases no terminaron (¿cómo podrían terminar acaso, si son lo que mueve la historia?), pero el discurso conservador dominante intentó pasar al baúl de los recuerdos todo lo que tuviera que ver con “socialismo”, “revolución obrera y campesina”, “poder popular y socialización de los medios de producción”, “lucha antiimperialista”.
Fue la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de Venezuela lo que permitió desempolvar esos anhelos. El proceso que él iniciara revitalizó esas dormidas y muy golpeadas esperanzas. La historia, por supuesto, no había terminado. El campo popular allí siguió estando, resistiendo como pudo las políticas neoliberales, diezmado, desorientado en su lucha política.
Lo que sucedió en Venezuela sucedió igualmente en todos los puntos de Latinoamérica. En algunos países hubo respuestas que podríamos caracterizar como socialdemócratas, tibias, reformistas (Argentina con los Kirchner, Brasil con el PT, Chile con Bachelet, Uruguay con los ex tupamaros, Ecuador con Correa. Lo de Bolivia merece un capítulo aparte, porque es el punto donde más se avanzó en la respuesta socialista y popular). De todos modos, ninguno de esos planteamientos jaqueó al sistema capitalista de su nación ni al amo imperialista estadounidense.
El caso de Venezuela es una “piedra en el zapato” para Washington dadas las enormes reservas de hidrocarburos que atesora, botín que el imperio no va a perder. Ese pareciera el elemento principal a considerar para entender la situación del país caribeño; un gobierno nacionalista que quiere manejar autónomamente sus recursos, y si a eso se suma un presidente díscolo (Hugo Chávez) que puede tratar de “diablo” en la cara al primer mandatario de la primera potencia mundial, llamando a una unidad latinoamericana con un talante al menos no capitalista, el resultado es lo que vemos: el imperio muestra los dientes.
Ahora, después de la caída del muro de Berlín y la extinción del campo socialista europeo, desde hace ya unos años los viejos ideales de socialismo volvieron a la palestra. Volvieron no sólo en Venezuela, sino que se expandieron por el continente, en muy buena medida, de la mano de este proceso que se abrió en el país caribeño, y bajo la perspectiva de un “nuevo socialismo”, el del siglo XXI.
Pero resta por definirse qué es eso: ¿no es el socialismo clásico? ¿No es la concepción forjada un siglo y medio atrás a partir de la lectura crítica de la economía capitalista que hicieron sus fundadores?
Seamos rigurosos: ¿cuál es, en definitiva, la ideología que mueve este proceso esperanzador que se abrió en la República Bolivariana de Venezuela? ¿En qué consiste exactamente el socialismo del siglo XXI? En realidad, nunca se lo definió en sentido estricto. Si es la intención de formular una crítica a la burocracia y el verticalismo de las experiencias soviéticas: ¡bienvenido! La constatación de la realidad venezolana nos muestra que las prácticas burocráticas, verticales y corruptas no desaparecieron en su dinámica. Y lo que resulta más importante, definitorio si se quiere: la propiedad de los medios de producción (¿de quién son realmente?), nunca fue transformada en su raíz.
El economista venezolano Manuel Sutherland hizo notar que, según las Cuentas Nacionales, explicitadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), el PIB privado (el porcentaje de la actividad económica del país en manos directas del empresariado) corresponde al 71% del total (año 2010). En el año de 1999 el PIB privado era de 68%. Es decir que, a pesar de las nacionalizaciones, el PIB sigue siendo mayoritariamente privado, y comparado con países que nada tienen que ver con el comunismo –como Suecia, Francia e Italia, donde el PIB es mayoritariamente público (estatal)–, el Estado venezolano no tiene en sus manos (salvo el petróleo) ningún resorte económico importante de la economía (Sutherland, 2013).
En otros términos: el proceso de transformación que se vive tiene como soporte ideológico una mezcla algo ambigua de socialdemocracia, voluntarismo, caridad cristiana y, por allí, algunos chispazos inspirados en el materialismo histórico. No hay dudas que algo está pasando, por eso la derecha (nacional e internacional) reacciona airadamente.
No hay duda que las clases populares, subalternas -el “pobrerío” en sentido amplio, para decirlo con un término quizá no marxista- hoy día se sienten protagonistas de su propia historia. El poder popular, al menos en parte, comienza a ser un hecho: los “negros de los barrios” ahora entran triunfantes al Teatro Teresa Carreño, otrora un ícono de la oligarquía vernácula. Y donde quiera que se vaya está instalado el discurso popular.
En un país “acostumbrado” por décadas al espectáculo mediático de la democracia (se votaba y se cambiaba el partido gobernante con una alternancia casi ensayada, pero no más), ahora esa misma población discute sus asuntos en asambleas comunitarias; una sociedad acostumbrada a la banalidad y a los concursos de belleza femenina, ahora pide cerrar los canales televisivos golpistas (como pasó con Globovisión) y formar milicias populares armadas para defender su revolución.
He ahí los gérmenes de lo que, si se potencia, puede ser una verdadera transformación. Pero los resortes últimos de la sociedad, la propiedad de los medios de producción, siguen en manos de una de las clases enfrentadas a muerte con los productores reales de la riqueza: ¡continúan siendo de la burguesía! Si eso no cambia, el manejo estatal del petróleo no alcanza para crear esa nueva sociedad que se desea, la sociedad socialista. La “guerra económica” actualmente vivida tiene su origen en esa dinámica, en esa contradicción de base no superada todavía.
En relación a esto se preguntaba el ministro del Poder Popular para la Cultura, Reinaldo Iturriza:
Respecto del gobierno, de nuestra responsabilidad, de la necesidad de reconocer nuestras incapacidades, cabría esperarse un ejercicio (…) [para ir] identificando lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer (…). Identificar, por ejemplo, cuándo y cómo permitimos que una “nueva clase” creciera al amparo de la revolución, y cuándo y cómo ella misma terminó siendo un obstáculo para liberarnos de las amarras de la economía rentista. Cómo y cuándo, por acción u omisión, contribuimos a crear las condiciones para la aparición del fenómeno del cadivismo*.
Por supuesto que dentro de las filas bolivarianas hay voces críticas. Quizá no todas las que debiera, pero las hay. En algunos, al menos, existe la intención de preguntarse seriamente qué se hizo mal. Porque, siendo realmente revolucionarios, no puede pensarse que todos, absolutamente todos los problemas son consecuencia del accionar del enemigo. La CIA existe y complota, sin dudas; pero el campo bolivariano -e incluso el comandante Chávez- pueden cometer errores. ¿No debería ser la crítica continua un elemento que supere al burocrático y anquilosado socialismo soviético?
IV
Estas líneas en modo alguno pretenden ser una “receta” para corregir errores, pero sí un honesto y transparente aporte para tratar de entender un poco más lo que está pasando con la actual “guerra económica”, que podría terminar frenando y haciendo caer el proceso.
¿Es sólo la derecha la causante? Por supuesto que la guerra estuvo desde el primer día en que Chávez mostró que era algo más que un militar golpista (igual que una amplia mayoría de militares latinoamericanos). Hablar de “socialismo” después de la Guerra Fría y del triunfo omnímodo del gran capital era una herejía. En Venezuela se comenzó a hablar. Y se comenzó, quizá con tibieza, a tratar de construirlo.
Ahí comenzaron los primeros problemas: la derecha reaccionó (así como sigue reaccionando ahora, por eso el golpe de Estado contra Chávez en el 2002, los sabotajes petroleros, los paramilitares, las guarimbas** y toda la parafernalia de acciones que podrán venir en el futuro inmediato).
Pero la revolución nunca tuvo claro (y parece que no lo tiene tampoco ahora) qué es eso del socialismo del siglo XXI. Que el enemigo de clase reaccione es lo esperable (¿por qué no habría de hacerlo?, pues la “guerra” no comenzó con el mercado negro, la especulación y el desabastecimiento actuales: la guerra es la lucha de clases, siempre presente desde que hay sociedades con propiedad privada). La otra parte del problema está del lado del movimiento bolivariano: ¿hacia dónde se quiere ir realmente?
Si esto no está precisamente definido, será difícil cuando no imposible, seguir caminando. El proyecto económico de la revolución es algo incierto, confuso incluso: ¿es socialista? ¿Es socialdemócrata? ¿Capitalista con rostro humano? ¿Control obrero de la producción o asistencialismo gubernamental?
Alguna vez el presidente Chávez ponderó lo que él llamó “Método Chaz-Az de resolución de conflictos”, en alusión a una negociación que él mismo, en persona, mantuvo con el hacendado Carlos Azpurúa con motivo de la nacionalización de su propiedad ganadera en 2005. Negociación dentro de los márgenes de la empresa privada, con la garantía de un gigante político como Chávez, al que, pareciera, nada se le podía cuestionar, y mucho menos ahora, erigido ya en figura casi mítica (después de su muerte comenzó a llamársele “Comandante Supremo”). Pero para un planteo socialista, ¿es posible, o más aún: es deseable un proyecto de esas características, de resolución amistosa de conflictos? ¿Diálogo con el enemigo? Es para pensarlo. ¿Qué puede salir de ahí?
Esa indefinición, este cuestionable modelo asentado finalmente sólo en las espaldas del Comandante que decidía todo, no es sostenible. Alguna vez Fidel Castro, acompañando al presidente Chávez en una gira dentro de Venezuela y viendo cómo éste se ocupaba de resolver todos y cada uno de los detalles que cada ciudadano se acercaba a plantearle, le dijo sabiamente: “Chico, ¡no puedes ser el alcalde del país!”.
Quizá es hora de comenzar a cuestionar críticamente mucho de lo hecho hasta ahora. El culto a la personalidad nunca es aconsejable. ¿No era eso, entre otras cosas, lo que se debía superar en relación al burocratizado socialismo soviético?
V
Digámoslo claramente: en los 15 años de proceso bolivariano no hubo una clara política económica socialista. Se podría alegar que no era posible, por razones político-coyunturales, levantar banderas del socialismo clásico hoy. En un mundo globalizado por los grandes capitales y con Washington a la cabeza, sin campo socialista como reaseguro, tal como lo tuvo Cuba en su momento, es imposible.
Puede ser, pero ello abre la pregunta respecto a qué se ha estado construyendo estos años. Lo cual lleva a conclusiones inexorables: 1) la economía, y el Estado que la administra, siguen siendo capitalistas. Y, no menos importante, 2) no se salió del rentismo petrolero. He ahí un cuello de botella ineludible. Superar eso es la clave para ganar la “guerra económica”. O, dicho de otro modo, para profundizar, de una buena vez por todas, la revolución y construir el socialismo.
El rentismo petrolero constituye, quizá, el principal nudo gordiano. Valga retomar y profundizar la tesis de Juan Pablo Pérez Alfonso (padre de la OPEP, como se le conoce): “El petróleo hay que sacarlo de la economía, porque su presencia interfiere toda la actividad económica y lo peor, obnubila las conciencias, destruye al individuo” (Moraria: 2015).
En Venezuela toda actividad económica productiva choca con el petróleo, el Dios todopoderoso que todo lo puede, sin coto ni medida. La renta petrolera no se debe repartir: se debe dejar guardada igual que estaba cuando era petróleo.
Pérez Alfonso decía que el petróleo es como una alcancía de la cual sólo se puede sacar, pero no se le puede meter. Hay que sacar sólo lo indispensable. A lo que se saca hay que darle utilidad como ahorro, no como gasto público ni menos como incentivo de la economía. La economía debe ser altamente productiva, no rentista; debe defenderse por sus propios medios, por sus propios mecanismos, por su propio dinamismo y no por la muleta de la renta petrolera.
Existe en Venezuela una economía ficticia, por cuanto todo, absolutamente todo está subsidiado. La construcción del socialismo, en tanto modelo de una sociedad de justicia donde todos producen y todos igualitariamente reciben una parte de esa riqueza social, no puede basarse en una dispendiosa chequera que subsidia todo, tal como vino haciendo el proceso bolivariano estos años.
Los noruegos siguieron las recomendaciones de Pérez Alfonso y son la economía más fuerte de Europa, sin las angustias de los demás países de la Unión Europea, con reservas por 900 mil millones de dólares. ¿Por qué no hizo lo mismo la Revolución Bolivariana?
El analista económico Claudio Katz (2006), citando a Modesto Guerrero, dijo con precisión: “En Venezuela no faltan dólares. Lo que está en juego es el destino de la renta petrolera”. Expresado de otro modo: en el país no faltan recursos, de ningún modo. La cuestión está en cómo se reparte esa renta.
Históricamente la riqueza generada por la producción quedó mayormente en manos de la clase dirigente: una burocracia petrolera y el empresariado nacional (agrícola, industrial, de servicios), o retornaba a las casas matrices de las corporaciones multinacionales que operan en territorio venezolano. Muy buena parte de esa renta iba destinada a un consumo en cierta forma irracional, suntuaria: “está barato, ¡deme dos!”.
Con el proceso bolivariano ello no cambió sustancialmente, pero sí en parte la forma en que se repartía, por cuanto comenzó a llegar algo más a los desposeídos de siempre. Por eso la derecha reaccionó (por razones más viscerales, ideológicas, que económicas). De todos modos, los mecanismos últimos de la economía (la propiedad de los medios productivos) no se expropiaron. Y lo mismo pasó con el sistema financiero.
Sucede hoy que ese sistema, el capital bancario, es el que más se beneficia del ingreso petrolero y de la producción general del país. Las divisas con que cuenta Venezuela terminan pasando por el sistema financiero privado, que es el que finalmente marca el ritmo de la economía. En tanto el Estado siga en esa dependencia, está atado de pies y manos.
El asistencialismo que permitió la renta petrolera en estos últimos años (“Chávez me regaló la casa” es el ejemplo arquetípico) no construye socialismo. La dádiva no es socialista, así como la llamada cooperación internacional (USAID, Unión Europea, JICA, etc.) no coopera más que con quien la da.
Por otro lado, ese asistencialismo descansa en una dadivosa chequera, pero no en un genuino crecimiento económico. ¡Así no se puede construir la sociedad socialista! La derecha puede hacer la guerra porque tiene servida en bandeja las facilidades con qué hacerla.
Citando una vez más a Sutherland:
Lo que sucede en la República Bolivariana de Venezuela es la fuga de capitales, la fuga de dólares fundamentalmente; eso se da junto o a través de la importación fraudulenta con el control de cambios. En Venezuela, desde el 2003 al 2013 se han fugado más de 150 mil millones de dólares; eso equivale al 50% del PIB y hace que la moneda venezolana siga perdiendo valor, se deprecie y lamentablemente el gobierno no ha estatizado el comercio exterior (que es lo que como marxistas proponemos, la estatización de la banca y del comercio exterior) sino que ha respondido haciendo emisiones monetarias inorgánicas, es decir, imprimiendo más dinero, presionando sobre los precios y que haya inflación (Sutherland, 2013).
Con todas esas medidas, que no son socialistas, quien se perjudica finalmente es la gran masa de asalariados, el “pobrerío” de siempre.
Por otro lado, la edificación de una sociedad nueva, con dignidad para todos, sostenible y respetuosa del medio ambiente, no se puede hacer sobre la base de la monoproducción, de la venta de petróleo, quedando el país en dependencia casi absoluta de la industria y la tecnología extranjeras, incluida también la seguridad alimentaria.
Ello es una bomba de tiempo con la que, de ningún modo, es posible edificar una nueva sociedad alternativa. Si aún persiste una extendida cultura consumista y el ícono nacional continúan siendo las reinas de belleza con implantes de silicona (¡hasta hubo un intento de crear una Misión para dotar de pechos plásticos a las mujeres que no podían pagarlos!), eso descansa en la cultura rentista desarrollada por casi un siglo. Construir algo alternativo sobre un “socialismo petrolero”, como se llegó a decir, abre más interrogantes que las soluciones que aporta.
La “guerra económica” actual existe, como parte de un ataque constante que sufre el país, y de ningún modo se le puede restar importancia a las estrategias de desestabilización que hay tras ella.
Basten palabras de James Clapper, Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos en su Informe sobre Venezuela / 2012, para graficarlo de modo más que elocuente: “Explotar la alta inflación del país, la carencia de alimentos, la escasez de energía y los galopantes índices de delincuencia.” (Lanz Rodríguez: 2015)
No hay dudas que se deben poner las barbas en remojo. La experiencia de Chile, en 1973, es un patético recordatorio de lo que podría esperarle a la Revolución Bolivariana.
Se produjo la angustia de la escasez, el país estaba sacudido por oleadas de rumores contradictorios que alertaban a la población sobre los productos que iban a faltar y la gente compraba lo que hubiera, sin medida, para prevenir el futuro. Se paraban en las colas sin saber lo que se estaba vendiendo, sólo para no dejar pasar la oportunidad de comprar algo, aunque no lo necesitaran. Surgieron profesionales de las colas, que por una suma razonable guardaban el puesto a otros, los vendedores de golosinas que aprovechaban el tumulto para colocar sus chucherías y los que alquilaban mantas para las largas colas nocturnas. Se desató el mercado negro. (Allende, I. en TeleSur: 2015)
Así describe Isabel Allende la crisis preparatoria del golpe de Estado de Pinochet / CIA en su país. Cuatro décadas después, lo que sucede en Venezuela es casi un calco de aquel escenario.
La guerra está abierta, es candente y urge tomar medidas para frenarla. De ello depende el destino de la revolución en esta coyuntura. Pero también es imprescindible ver, pensando a futuro, que es consecuencia de no controlar las palancas últimas del país.
Una “revolución bonita”, no violenta, amparada en un ¿método? como el “Chaz-Az”, abre enormes interrogantes. ¿Hasta cuándo se podrán seguir manteniendo los programas asistenciales? ¿Qué pasará ahora con la baja de los precios internacionales del crudo, manipulados por las potencias occidentales del Consenso de Washington justamente para desestabilizar a Venezuela (junto a Rusia e Irán)?
Ahora que el desabastecimiento y el mercado negro campean, sin llegar todavía a ser el Chile del último período de Salvador Allende, pero recordándolo, es urgente retomar aquella imagen que nos legara Rosa Luxemburgo en 1918 cuando analizaba la revolución bolchevique:
No se puede mantener el “justo medio” en ninguna revolución. La ley de su naturaleza exige una decisión rápida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la montaña de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollará en su caída a aquellos que quieren, con sus débiles fuerzas, mantenerla a mitad de camino, arrojándolos al abismo. (Luxemburgo:1918)
En síntesis: el socialismo sólo puede mejorarse con ¡más y mejor socialismo!
Bibliografía
Borón, Atilio (2004 a) “La izquierda latinoamericana a comienzos del siglo XXI: nuevas realidades y urgentes desafíos”; Material disponible en www.rebelion.org. Visitado el 4/10/14.
Borón, Atilio (2004 b) “Actualidad del ‘¿Qué hacer?'”; Material disponible en: www.rebelion.org. Visitado el 25/11/14.
Caballero, M. (1988) “La Internacional Comunista y la revolución latinoamericana”, Caracas: Editorial Nueva Sociedad.
Colussi, M. (compilador) (S/F) “Sembrando utopía. Crisis del capitalismo y refundación de la humanidad”. Edición digital enRevista Albedrío. Material disponible en: http://www.albedrio.org/htm/documentos/vvaaSembrandoutopia.pdf. Visitado el 2/6/15
Iturriza, R. (2015) “Guerra económica: novedades en el frente” Material disponible enhttps://elotrosaberypoder.wordpress.com/2015/01/20/guerra-economica-novedades-en-el-frente/. Visitado el 11/4/15
Katz, C. (2006) “El porvenir del socialismo”. Caracas: Monte Ávila Editores.
Lanz Rodríguez, C. (2015). “Desabastecimiento programado: motor principal de la estrategia rollback”. Material disponible en http://www.aporrea.org/contraloria/a201655.html. Visitado el 27/1/15.
Luxemburgo, R. (1918) “La revolución rusa”. Edición digital disponible en http://www.tiemposcanallas.com/la-revolucion-rusa-rosa-luxemburgo-1918/. Visitado el 6/4/15
Moraria, L. (2014) “La guerrilla de La Azulita. (Leyenda y realidad). Circunstancias históricas de la lucha social en Venezuela y su trascendencia en la llamada Revolución Bolivariana (1958-2013)”. Caracas: Ediciones Leonardo Moraria.
Rodríguez Elizondo, J. (1990) “La crisis de las izquierdas en América Latina”. Caracas: Editorial Nueva Sociedad.
Sutherland, M. (2013) “La burguesía en Venezuela: Especulación, poca industria y escasas empresas en manos del Estado”. Material disponible en http://www.irteen.net/la-burguesia-en-venezuela-especulacion-poca-industria-y-escasas-empresas-en-manos-del-estado-por-manuel-sutherland/. Visitado el 25/7/15.
TeleSur (2015). Citando a Allende, I: “La guerra económica se repite”. Material disponible en:http://www.telesurtv.net/analisis/Venezuela-y-Chile-La-Guerra-Economica-se-repite-20150127-0014.html. Visitado el 5/2/15.
Varios autores (1999) “Fin del capitalismo global. El nuevo proyecto histórico”. México: Editorial Txalaparta.
* CADIVI (Comisión de Administración de Divisas) es el ente encargado del manejo de las divisas en el país. Si bien hay un estricto control cambiario, existen diversas maneras de burlar el mismo, siendo CADIVI (el “cadivismo”) el núcleo del problema, por burocratismo y malos manejos. La fuga de capitales es un problema muy serio en la economía venezolana.
** Guarimba: término popular que designa movilizaciones callejeras, barricadas, disturbios. La derecha, asesorada por la CIA y la NED, ha realizado infinidad de ellas para desestabilizar al gobierno.
* Material aparecido en la Revista Análisis de la Realidad Nacional, del IPNUSAC, (Universidad de San Carlos de Guatemala), año 4, edición digital No. 81, septiembre de 2015.

lunes, 21 de diciembre de 2015

“Sacudón” electoral. El Proceso Bolivariano en tiempo de crisis




1.- Introducción. El 6/D fue la expresión electoral de un proceso mucho más profundo y consistente. Un proceso social y político de quiebre, de ruptura, cuyo principal actor es el pueblo bolivariano, chavista y todo el pueblo que vive de su trabajo. Este proceso no se detuvo con la elección, por el contrario es ahora cuando está tomando impulso. El voto castigo, la abstención castigo y el voto nulo, fueron apenas los vehículos con que ese proceso subterráneo salió a la superficie y le dio forma al “Sacudón” electoral.
Si desde la MUD pretenden ver en el resultado de las elecciones legislativas un triunfo de su “modelo”, se chocarán de frente con ese movimiento en gestación. Pero, si la cúpula del gobierno y el PSUV se niega a interpretar lo que sucedió como lo que es: una expresión de hartazgo, de enojo popular, de repudio a una dirección arrogante, vista como responsable principal de las penurias que sufre el pueblo que vive de su trabajo, está preparando su final político.
Una lectura correcta de lo que ha sucedido y está sucediendo en el país es imprescindible para no agregar gasolina al fuego de una crisis social y económica que puede convertirse en crisis humanitaria. Una crisis, que al ingresar a un escenario político de incertidumbre se pone a un paso del estallido. Y aunque encontró, por ahora, un breve desahogo electoral: si no consigue un camino de resolución de los graves problemas que sufre el país, si se pretende tensar la situación hasta convertirla en un conflicto abierto entre poderes institucionales, si desde ambas cúpulas políticas se continúa orientando hacia el enfrentamiento, entraremos en un terreno más que peligroso, en un campo minado.
El pueblo habló. Y dijo mucho más de lo que expresan los resultados electorales. Anunció que rompía con la disciplina ciega, impuesta. Que rechaza el clientelismo y la arrogancia. Que quiere resoluciones para la crisis y no amenazas. Que no se cala más mentiras ni manipulación. El pueblo habló, anunciando que quiere soluciones, participación y protagonismo.
2.- ¿Qué pasa en el chavismo? En la noche del 6/D todos los diques de contención construidos a fuerza de mentiras fueron desbordados. Los ocho millones de inscritos en los 1x10 comandados por el Alcalde Jorge Rodríguez, se convirtieron en cinco millones y medio en la fría realidad del CNE. Los 98 diputados del PSUV-GPP conquistados en 2010, se convirtieron en 55. El colapso electoral fue general en todo el país. Incluso, donde el PSUV ganó lo hizo sobre la base de perder decenas de miles de votos. Más de tres millones de chavistas que en abril de 2013 eligieron Presidente a Nicolás Maduro en esta elección votaron en contra, anularon su voto o se abstuvieron de votar.
Por otra parte, desde hace más de una semana, en el único medio de prensa no domesticado del chavismo, Aporrea.org, pudieron leerse decenas de artículos de opinión llamando a la cúpula a reconocer responsabilidades. Otras decenas que señalan las causas de la derrota coincidieron en responsabilizar al gobierno de la crisis económica. O marcaron su incapacidad para derrotar la “guerra económica”. Decenas más pidiendo la renuncia, o el despido llano, de todos los ministros y dirigentes del partido. Otros exigiendo que se frene la corrupción y reclamando medidas para solucionar la crisis. Y otros todavía rechazando a la burocracia y exigiendo avanzar en la instalación de una nueva forma de gobierno.
Pero este debate no se quedó en el terreno de los artículos de opinión, se abrió con fuerza en la base popular. Se cuentan por decenas las asambleas, encuentros, reuniones y conversatorios, que se están realizando entre la militancia del proceso en todo el país. Más allá de su carácter espontaneo o dirigido, en ellas resuena la música de la crítica, que luego de ser acallada y perseguida desde el partido y el gobierno, se abre paso. Allí se cuestiona la ineficiencia, la corrupción, el maltrato. Se rechaza la forma de dirigir el partido y elegir las candidaturas. Se denuncia el papel mata votos de los dirigentes y altos funcionarios, se exigen auditorias, medidas anticrisis y cambio de modelo productivo. Se reclama más participación para el pueblo, más democracia, más protagonismo. Se denuncia la complicidad de los organismos de control del Estado en la infamante carestía y desabastecimiento.
Las cúpulas, entretenidas en sus disputas entre grupos de poder y con el cuchillo entre los dientes, no terminan de entender lo que está sucediendo en el chavismo profundo. Hablan de un poder popular en el que no creen. Mantienen su política clientelar y sus amenazas. Siguen creyendo que se puede manejar todo desde las alturas. No logran identificar lo que de verdad pasa, porque están inhabilitados para hacerlo.
En el chavismo de base, tanto en el que castigó con su voto o su abstención como en el que se mantuvo apoyando, en muchos casos con el pañuelo en la nariz, al PSUV-GPP, han abierto las compuertas para que avance una rebelión contra las cúpulas que fracasaron.
3.- Peligros en el tiempo corto. A la inercia propia de una crisis económica de características inéditas en el país, con el precio del barril más bajo de la última década, se le suma el impacto político del nuevo escenario institucional surgido de las elecciones. Esta dinámica de confrontación en las alturas por el control total del estado rentista, profundizará la velocidad en el deterioro del nivel de vida de la población más desprotegida, del pueblo que vive de su trabajo. Llevando la situación a niveles intolerables.
Si en este contexto, la irresponsabilidad de las cúpulas las lleva a salidas aventureras, el quiebre entre la dirección y la base del proceso será irreversible.  Y esas cúpulas estarían entregando en bandeja de plata no ya el resultado de una elección sino el Proceso todo.  
De la misma manera que enfrentaremos cualquier intento de la derecha de usar la nueva correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional para arremeter contra los derechos acumulados por el pueblo, violando la Constitución. No convalidamos de ninguna manera, que detrás de un llamado demagógico al Poder Popular, al que defendemos, se pretenda imponer un paralelismo artificial funcional a los intereses de la burocracia y que profundice todavía más la grave crisis que estamos atravesando. 
Desde el espacio del proceso bolivariano, desde sus bases y cuadros verdaderamente preocupados por el desarrollo de los acontecimientos, es importante comprender que, por ahora, hay un cambio en la correlación de fuerzas. Que la dirección del partido y del gobierno ha llevado al Proceso a recibir un duro golpe. Que, sin estar derrotado de manera definitiva, hoy domina la confusión y la necesidad de debatir un plan de acción que ponga en pie una profunda limpieza de las cúpulas corruptas y autoritarias y que frente al fracaso de la actual dirección se oriente en la reconstrucción de una dirección alternativa.
Es necesario dejar la propaganda vacía. La falsa polarización. Es tiempo de volver a la política. De desarrollar iniciativas de lucha que tengan que ver con los problemas reales del pueblo trabajador y permitan construir músculo para lograr frenar la crisis y revertir la actual situación.
4.- Frente de lucha que arranque un compromiso para enfrentar la crisis. 5 medidas urgentes
La causa central de los resultados electorales y del proceso profundo que los alimentó, es la incapacidad olímpica, demostrada por el gobierno, para resolver la crisis económica que afecta al pueblo trabajador. El deterioro del nivel de vida de la población es alarmante. Y amenaza con profundizarse. Pero no es esta la preocupación actual de las direcciones políticas. Mientras que desde el gobierno se anuncia, que ahora sí, se hará la revolución económica. Y desde la MUD se prepara un ataque gradual y enmascarado a las conquistas obtenidas en el Proceso que aún se mantienen en pie, la crisis deteriora día a día la calidad de vida de nuestra gente.
Para enfrentar la crisis llamamos a todos los movimientos sociales, sindicatos, movimientos de trabajadores, consejos comunales, organizaciones del poder popular, Comunas realmente existentes, organizaciones culturales, juveniles, a construir un Frente Unido de Lucha para poner en pie un plan de acción que le arranque a las cúpulas un compromiso público cuyo cumplimiento sea controlado por la sociedad, para la aplicación de una propuesta mínima de freno a la crisis. Según nuestra opinión este Frente de Lucha debería exigir los 5 puntos que siguen:
a) Frenar el desfalco a la nación. Auditoria Publica y Ciudadana
Desde distintos espacios del proceso se ha demostrado el desfalco sufrido por la nación. Los volúmenes de la estafa ponen en cuestión a un conjunto de Altos Funcionarios del Estado y a importantes empresarios y banqueros. Y sin una decisión tajante sobre esto, se hace imposible, de continuar esta práctica, encontrar un piso para la superación de la crisis.
Una de las prácticas comunes de la estafa es el mecanismo de sobrefacturación de importaciones y de empresas de maletín. Proponemos como primer paso de esta Auditoria Publica con participación Ciudadana, la investigación inmediata de las 100 primeras empresas que recibieron dólares durante todo el periodo del Control de Cambios.  Para determinar todas las responsabilidades.
La otra Auditoria urgente es a los ingresos y destino de los dólares petroleros. Y al manejo económico – financiero de PDVSA.
Los números del desfalco, hechos públicos, son escalofriantes y nunca fueron desmentidos por las autoridades. Por el contrario, en muchas oportunidades fueron aceptados. Por su parte la cúpula de oposición también habla de corrupción pero por supuesto sin aportar datos ni pruebas. Por lo que podemos considerar esta, una conducta común que conforma un patrón mafioso de acumulación de capital. Por eso para la lista de empresas que proponemos investigar, se debe aplicar el principio jurídico de inversión de la carga de la prueba, que parte de la presunción de culpabilidad y obliga al investigado a demostrar que es inocente. Lo mismo aplica a los funcionarios de los más altos niveles responsables de la asignación de esas divisas.
b) Impunidad Cero para la Gran Corrupción
Junto con los negocios oscuros de bancos y empresas, es un hecho incontestable que funcionarios del más alto gobierno están involucrados en el desfalco. Rafael Isea, Alejandro Andrade… son apenas 2 de los nombres que desnudan la infamante corrupción que desangra los recursos del país. Funcionarios del Alto Gobierno, a los que se les prueba su corrupción luego de que abandonaron el país y disfrutan de lo defalcado. Esto sugiere a todas luces un pacto de complicidad e impunidad. Generando así una matriz que alienta, incentiva y estimula las prácticas criminales. Debemos exigir la investigación inmediata de todos los funcionarios de Altos Cargos de todas las áreas financieras para evitar esas fugas. Investigar sus bienes, cuentas, fideicomisos, inversiones… los de ellos y los de familiares y amigos cercanos. Las sanciones deben ser ejemplares.
c) Asegurar el abastecimiento de alimentos y medicinas.
El compromiso nacional que exigimos a las cúpulas y por el que llamamos a luchar debe tener como un punto prioritario el abastecimiento esencial. En la actual situación, el abastecimiento de alimentos y medicinas debe ser considerado la prioridad número uno, es decir, este componente de la emergencia debe estar por encima del cumplimiento del pago de la deuda externa, y del resto de las inversiones del Estado como FONDEN y los Convenios Internacionales. Ese compromiso nacional, debe ser asumido púbicamente por todas las fuerzas políticas con cargos electivos, bajo estricto control y seguimiento ciudadano y social de su cumplimiento.
d) Salario de acuerdo al costo de la Canasta Básica. Artículo 91 de CRBV.
Exigimos en primer lugar que las instituciones que tienen responsabilidad de presentar las estadísticas de la Nación cumplan con la Constitución y vuelvan a publicar los números de nuestra economía. Ningún país puede planificar cómo enfrentar una crisis tan grave ocultando sus verdaderos números.
Sabemos por números oficiosos del BCV que la inflación llegará este año al 220% y que el próximo la superará. Investigaciones particulares demuestran que la cesta alimentaria estaba en octubre pasado bordeando los 70.000 Bs. F contra un salario mínimo integral que apenas llega a los 15.000 Bs.F En el seno de las familias trabajadoras esta situación se ha vuelto insoportable. Por lo tanto   uno de los puntos centrales de la lucha a la que convocamos es exigir a que a partir de igualar el salario mínimo a la Cesta Alimentaria, se comience un camino donde se den pasos constantes para establecer un salario mínimo igual al nivel de la Canasta Básica, como obliga el artículo 91 de la CRBV.
e) Defensa irrestricta de los derechos y garantías democráticas, sociales, políticas y económicas que establece la Constitución.
Desde las cámaras empresariales y diputados electos por la oposición surgen inquietantes mensajes sobre modificación de derechos adquiridos como la LOTTT. Lo mismo que desde la cúpula del gobierno se vienen realizando prácticas antidemocráticas y autoritarias amenazando y violando, de hecho esas mismas conquistas, derechos y garantías que establece nuestra Constitución.
El frente unido de lucha que proponemos debe también arrancar un compromiso mínimo de las dos cúpulas por el respeto de todos esos derechos y garantías. Un punto fundamental son los derechos democráticos: Libertad de expresión, de circulación, de reunión, de organización social y política. Se debe asegurar la prohibición de detenciones y sanciones, lo mismo que las retaliaciones, por supuestos delitos de opinión y razones políticas. Sin que ello implique impunidad para los crímenes contra el pueblo y el patrimonio público o los delitos de Lesa Humanidad. Las instituciones policiales y de inteligencia que han logrado una repelente autonomía respecto a los ciudadanos y que los amedrentan y persiguen fuera de la ley, deben ser puestas bajo el escrutinio público.
Estas son medidas urgentes. No confiamos que las cúpulas encerradas en su vocación de disputar el poder para mantener o conquistar los privilegios que brinda el estado rentista, con sus amigos, las otorguen ni las cumplan. Por eso nuestro llamado es a luchar unitariamente para arrancarlas, vigilarlas y conservarlas.
Por otra parte es necesario abrir y profundizar allí donde se esté realizando, un gran debate nacional sobre el Modelo Productivo. No puede quedar solamente en manos de los dirigentes o los expertos. Hay que habilitar todos los mecanismos constitucionales y las instancias de participación que forman parte de la tradición de nuestro pueblo, para realizar este debate.
Las diferentes propuestas que surjan de este debate deben ser llevadas a referéndum para que sea el pueblo quien participando y discutiendo también decida sobre todos estos temas.
5.- La hora de construir una alternativa política
El descalabro electoral del PSUV – GPP, demuestra la inutilidad del sectarismo, liquida el mito de la infalibilidad de las maquinarias y deja sin sustento a la exigencia de las cúpulas a una falsa unidad que sólo funciona sin democracia, sin crítica ni debate, bajo las órdenes de los jefes que nunca se equivocan. El desprecio por la acción creadora del pueblo en su actividad democrática, es una de las razones de este descalabro.
La pretensión de proscribir o dejar sin representación política a corrientes del proceso como Marea Socialista tiene un solo nombre, autoritarismo. Las corrientes de pensamiento y de propuestas existen al interior de nuestro pueblo. Más allá de que les guste o no a las cúpulas.
Por eso a pesar de las persecuciones, retaliaciones, amenazas y violencia ejercida contra nuestros compañeros, Marea Socialista se ha ganado en medio de esta lucha desigual, su derecho a existir y lo ejercerá sin dudar. No nos rendimos, no traicionamos nuestras ideas y no nos vendemos.
Y hoy nos preparamos para cumplir la votación de nuestra 1era. Conferencia Nacional Abierta realizada en Parque Central, Caracas, en julio de 2014. Vamos camino a dar un nuevo paso en nuestro Proceso Constituyente hacia el final del primer trimestre del año próximo, con la realización de decenas de asambleas constituyentes regionales, estadales, municipales y parroquiales, y una gran Asamblea Constituyente Nacional de Marea Socialista.
Sabemos que no somos los únicos... Conocemos nuestras debilidades y limitaciones... Hemos probado nuestro temple y somos conscientes que tenemos que pasar por la fragua de muchas pruebas… Pero porque nos sentimos parte de ese proceso emergente que hoy recorre al pueblo que vive de su trabajo: Llamamos a recorrer en común este camino a aquellas personalidades, dirigentes, colectivos y grupos que aspiren a construir en conjunto una alternativa política, autónoma de la burocracia y del capital. 
Equipo Operativo Nacional de Marea Socialista

martes, 15 de diciembre de 2015

   La oligarquía latinoamericana está recuperando lo que no ha perdido

Libardo Sánchez Gómez*

Lo dicho hecho está, hace unos días en un artículo   advertía que si los sectores populares, o que se reclaman de izquierda, no avanzan por la izquierda a la nada van a dar (http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com.co/2015/11/a-la-izquierda-derecha-va-la-nada.html) lamentablemente así ha ocurrido primero en Argentina y luego en Venezuela.  ¿Pero qué se perdió? Simplemente el cascaron   del socialismo que nunca   ha existido. En el caso venezolano la retoma parcial del poder por parte  de la burguesía opositora es más diciente. El chavismo tuvo diez y siete largos  años para llevar a cabo las trasformaciones sociales (socialismo del siglo XXI) que pregonaba. Es triste decirlo, pero con el comandante Hugo Chávez se desperdiciaron catorce años y luego tres con su “hijo” predilecto Nicolás Maduro. El  chavismo, de manera autista, no valoró la ferviente   devoción  popular ni el apoyo irrestricto de las fuerzas militares  durante la década y media en el poder. Todas las oportunidades de transformación de la sociedad estuvieron al alcance de su mano, y fueron irresponsablemente desperdiciadas. Para    amellar el lomo del capital se requerían   decisiones consensuadas con las bases. Pero por el contrario siempre se decidió verticalmente y   a espaldas de aquellos que les entregaron en bandeja de plata el poder.  ¿Hubiera sido distinto si las    decisiones se hubiesen tomado de modo comunal (horizontal)?  Seguramente de esta manera  y con un real fortalecimiento del sector público los trabajadores se hubieran  empoderado  de su destino.

En un artículo previo al anterior   (http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com.co/2013/05/la-rebelion-de-las-bases.html) se hacía notar  como una vez los  movimientos populares     ponen la dirección   bajo la batuta de un determinado líder y sus camarillas que le rodean se desvían los objetivos perseguidos, y dicho y hecho. El caso de Hugo Chávez es el ejemplo típico del liderazgo mesiánico. Se creyó que él todo lo sabía y todo lo podía.   Ciertamente, al comandante Chávez la humanidad le debe eterno reconocimiento por haber rescatado la idea de que el socialismo  es el único medio para que la humanidad pueda sobrevivir. También  debe reconocérsele el llamado a la unión latinoamericana en una patria grande, como escudo  contra el accionar del imperialismo norteamericano. Pero lamentablemente el camino escogido  no fue el que podría permitir la construcción de una sociedad más funcional e igualitaria.

Como  común denominador  en los llamados  gobiernos progresistas cabe destacar que el  socialismo termina en un marcado asistencialismo. Y, amén de su pregón antiimperialista, sus mandatos no difieren para nada de cualquier gobierno burgués.  Y así será mientras  el modelo económico escogido para llegar al díscolo socialismo  del siglo XXI no sea otro que el de la acumulación y el consumismo.  Más allá de las buenas intenciones, está la realidad   determinada por  el modelo  económico: siempre que haya capitalismo habrá, ineludiblemente, explotación, pobreza  y exclusión. Y los gobernantes no serán más que cuidadores de los privilegios de las clases hegemónicas.  Marx y Engels en el Manifiesto Comunista de 1847 previnieron: “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. En el caso específico de Venezuela se trata de una camarilla burguesa administrando sus propios intereses en oposición a la burguesía tradicional, transitoriamente,  desplazada.

La burguesía  pro chavista creyó que las masas excluidas iban a permanecer eternamente ilusionadas con su canto de sirena   socialista sin socialismo. Pero el pueblo, que  durante este largo tiempo adhirió con entusiasmo a las ideas de un mundo de mayores oportunidades, terminó dándose cuenta que  se trataba   de la imperecedera explotación vestida con otro ropaje  por una nueva clase privilegiada que, en vez de llevar a una sociedad más igualitaria, siguió reproduciendo el enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de las mayorías.

Recientemente otro presidente progresista,   Rafael correa de Ecuador, hizo un llamado a la unión de todos los gobiernos progresistas latinoamericanos, para resistir los embates de la derecha continental.  Gritó  angustiosamente,  «nos enfrentamos a fuerzas muy grandes, gigantescas». Pero a pesar de  los pasos de gigante   a sus espaldas, tampoco, ha hecho nada para avanzar en la dirección de la transformación del viejo modelo de producción capitalista. Es más, hace unos días se quejaba   de los intelectuales de izquierda que le critican el inmovilismo dialéctico  de la vieja sociedad,  diciendo que querían “todo o nada”, y eso era puro “infantilismo de izquierda  que favorece a la derecha”; también, dijo  que  los gobiernos progresistas no “hacen sino solamente lo que pueden”, desde luego lo que debió haber dicho era  que sólo avanzan hasta donde los intereses de la clase en el poder les deja llegar.

Lo que viene aconteciendo con los movimientos populares que, aparentemente, mediante el voto han llegado al poder permite sacar varias conclusiones.  En primer lugar hay que decir que no siguen una línea política transformadora definida ni tienen claridad sobre lo que significa  el “socialismo del siglo XXI”, y no se puede construir en el aire. En segundo lugar   la dirección en manos de unos pocos y  el manejo administrativo, con jerarquía vertical,  lleva el desastre escondido en sus entrañas. Urge  la rebelión de las bases, es indispensable que estas  asuman el poder al interior de cada movimiento popular. Las bases del PSUV deben ordenarle a Maduro lo que tiene que hacer. Y en Colombia la guerrillerada de base debe  actuar lo más pronto posible antes que los  jefes supremos  les devuelvan al principio, es decir, a donde no había nada. Desde luego, si de manera consensuada deciden ponerle punto final a la lucha armada no hay nada que discutir.   En tercer lugar, de una vez por todas, el pueblo excluido, si quiere llegar al poder y mantenerse en él,   debe decidirse  por combinar todas las formas de lucha que estén a su alcance. La oligarquía, para no dejarse quitar los privilegios y para  recuperar el poder perdido,  lo viene haciendo sin sonrojarse.  Así que el pueblo chavista tiene que irse preparando para defender con las armas el proyecto de revolución bolivariana.

No se puede dejar de lado que   en Colombia la idea de la combinación de las formas de lucha, sobre todo para la “izquierda” que camina por el carril  de la derecha,  quema más que aceite hirviendo. Es claro que La lucha armada para nuevos actores es casi un imposible dado el apoyo militar y tecnológico del imperio gringo.   Por eso  un proceso de rebelión armada  como el colombiano, con más de seis décadas de experiencia, y que está a punto de desaparecer,  ha sido, es y será un heroico puntal para los sectores populares oprimidos.   Probablemente  se valorará su  importancia una vez desaparezca  su exitoso accionar. 

Hace tres años, cuando se anunciaron los diálogos  en La Habana entre FARC y Gobierno, analizando los términos de la negociación y  lo que ocurría en los vecinos países progresistas, publiqué una nota en la que hacía ver  que era “mala hora para deponer las armas” en Colombia (http://libsangelviajeroysusombra.blogspot.com.co/search?q=mala+hora+para+entregar+las+armas)  Preguntaba en aquel entonces, ¿Mala hora para entregar las armas? Y concluía: “Así parece, pues nada indica que sin ellas se pueda detener el despojo y humillación de tantos por tan pocos. La solución política a los conflictos de clase (contradicciones del capital)  no deja de ser una coqueta quimera. En ninguna parte del mundo se ha podido consolidar transformación social alguna, que no hayan mediado  las balas y las bombas.  Hay que reiterar mil veces que quien tenga las armas, tarde o temprano,  impondrá su voluntad. Se dirá que ya no es el tiempo de antes y que, como decía Neruda,  “nosotros los de entonces ya no somos los mismos”,  que el futuro está en las urnas; que es mediante el voto popular como   en buena parte de Latinoamérica se avanza en la construcción de un nuevo mundo: pero “el socialismo del siglo XXI” desgraciadamente es apenas otro espejismo.  La  realidad es dura como la Ley”. El  eco   de lo dicho en aquellos días   repica sordamente sobre el contexto social, económico y político  actual. También resalté  lo que por aquellos días dijera Manuel Sutherland (2012. Centro de Investigación y Formación Obrera CIFO) “…Tal y como ocurre en el resto de países Latinoamericanos,  Venezuela es el referente más cercano donde supuestamente se cocina el futuro de las clases populares. Pero luego de catorce años de haber comenzado allí la construcción del “socialismo del siglo XXI”, por parte del Comandante Hugo Chávez Frías, la pobreza y desigualdad están casi intactas;  el empobrecimiento de extensas capas obreras, se refleja en el auge de trabajos precarizados y sumamente pauperizados” ¿Cambió en algo la historia? ¿Qué ha representado para los sectores populares latinoamericanos  los repetidos triunfos  en las urnas?

Dentro de la realidad macondiana colombiana, con la guerra ganan los fabricantes de armas y aquellos que tienen la mentalidad criminal de un Álvaro Uribe, y con la “paz”,  si  los alzados en armas las entregan,  los únicos ganadores serán por un lado las oligarquías financiera, empresarial y terrateniente, y por otro la  “izquierda” acomodada, para la que no existe la lucha de clases, dado que medra a la sombra de la burguesía.   Algún día esa  “izquierda”  amaestrada deberá entender   que la combinación de distintas formas de lucha, tal vez,  no tenga  razón  en Suecia o Noruega, pero otra cosa es acá donde los padres ven morir a sus hijos de hambre y donde a los campesinos a plena luz del día  les roban sus parcelas y sus esperanzas.

Y hay que volver a decirlo, en Colombia, es “mala hora para entregar las armas” y mala hora para que los movimientos populares dejen  de lado la combinación de todas las formas de lucha, más ahora que la masa crítica se está desplazando hacia la retoma del poder por parte de las oligarquías tradicionales.


  • DMV. U Nacional de Colombia. MSc. Economía. PU. Javeriana. Esp. NAS. Profesor universitario.




sábado, 5 de diciembre de 2015

Siria: con Rusia en el terreno, EE.UU. debe redefinir su estrategia


by el comunista
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Por Níkolas Stolpkin*
Introducción
La entrada de Rusia al escenario bélico en Siria es muy relevante, ya que desde la caída de la URSS, Rusia no había tenido un protagonismo sustancial fuera de sus fronteras en lo que se refiere al ámbito militar de forma directa y abierta. Intervención, por lo demás, predecible. Rusia no iba a dejar caer tan fácilmente a Bashar Al-Asad, presidente de Siria y socio estratégico de Moscú junto con Irán.
Habría que recordar que la diplomacia rusa se había impuesto con respecto al capítulo Irán, sin embargo el capítulo Siria obligó a Rusia a actuar y dejar a un lado esa diplomacia. Rusia no se podía dar el lujo de retroceder con respecto a un punto sensible dentro de su esfera de influencia.
Con la entrada de Rusia también surgen bastantes interrogantes en lo relacionado a la estrategia utilizada por EE.UU. y sus aliados, que más que debilitar a las fuerzas desestabilizadoras las han estimulado en cierto sentido. ¿Por qué nunca vimos sistemáticamente ataques a la infraestructura petrolera controlada por estas fuerzas, antes de la entrada de Rusia? Todo el petróleo producido por ISIS, desde que pasaron a controlar su producción ¿a dónde fue a parar? ¿Qué se recibió a cambio? ¿Qué países se han beneficiado del petróleo bajo el control de ISIS o fuerzas desestabilizadoras? ¿Por qué un país de la OTAN como Turquía, sabiendo de la presencia rusa en contra de los terroristas,  derriba un avión que forma parte de los esfuerzos rusos por combatir el terrorismo en territorio sirio? ¿Por qué las armas o equipos supuestamente entregados a los "rebeldes moderados" suelen llegar a manos de ISIS?
Choque de intereses
Como podrán notar, el escenario es muy complejo. La guerra en Siria se conjugan muchos intereses, tanto nacionales como regionales. Por una parte están los intereses de EE.UU. y sus aliados principales en la zona: Arabia Saudí, Qatar, Israel, Turquía; y por otra parte, están los intereses de Siria, Rusia e Irán, y muy posiblemente los intereses de China, si logra sumarse al escenario.
Por tanto, ya podemos vislumbrar dos bloques sustanciales de intereses en la zona. Un bloque con fuerte acento pro-EE.UU. que desea en lo medular el derrocamiento del presidente de Siria, Bashar Al-Asad, y el otro bloque pro-Rusia que desea acabar con los grupos que aspiran a desestabilizar el gobierno legítimo de Siria.
El problema que existe es que el bloque pro-EEUU desde un comienzo ayudó financieramente, entregó armas y entrenó a esos grupos que desean desestabilizar al gobierno de Siria que en un principio se les conoció sencillamente como "rebeldes sirios" u "opositores al régimen" y que ahora se ha optado por llamarlos "rebeldes moderados" para no mezclarlos con los combatientes de ISIS o el Frente Al-Nusra.
Lo extraño es que los "rebeldes moderados" supuestamente eran grupos "débiles", a los cuales se les entregó armas y que, al final, muchas de estas lograron llegar a los grupos "fuertes", tales como Estado Islámico o el Frente Al-Nusra. ¿Armar a los "débiles" para engrosar a los "fuertes"? ¿Ayudar a los "débiles" para que los "fuertes" sean más fuertes? ¿Alguna estrategia? Muy probable.
Entonces vemos que abiertamente el bloque pro-EE.UU. apoyó desde un principio a los "rebeldes sirios" para desestabilizar el gobierno de Bashar Al-Asad y ahora que tienen fuerza ISIS y Frente Al-Nusra —que por lo demás algunos como Frente Al-Nusra, filial de Al Qaeda, combaten en alianza con los "rebeldes sirios" o la llamada "oposición" (1)—, ¿abiertamente se les quiere combatir? Y para que no haya confusión, ahora se remarca en los Medios a los "buenos" como "rebeldes moderados" y a los "malos" como "terroristas".
En dichas circunstancias es que entonces entra a escena Rusia, cuando estos grupos comienzan a avanzar poderosamente y curiosamente ayudando a los planes del bloque pro-EE.UU. para derrocar a Bashar Al-Asad y esto agregando, además, que los Medios habían pintado al bloque pro-EE.UU. en el sentido de que los estaban combatiendo desde el aire con bombardeos.
Con la irrupción de Rusia se fortalece el debilitado Bloque pro-Bashar Al-Asad y Rusia pasa a protagonizar el bloque que podríamos ahora denominar Bloque pro-Rusia.
Lo interesante de la entrada al terreno de Rusia es que comienzan a aclararse las cosas a tal punto que podríamos decir que todo lo anterior difundido por los grandes Medios pro-EE.UU. era más bien propaganda.
Falta de lógica
1. La lógica absurda de ISIS se desmorona 
Primero habría que decir que aquello de "ISIS" o "Estado Islámico" es un producto creado por el Bloque pro-EE.UU. y bien difundido por su maquinaria propagandística. Si ponemos atención a los Grandes Medios hoy en día, podemos ser testigos de la simplificación del mensaje: "guerra contra ISIS", "guerra contra Estado Islámico" o "guerra contra el terrorismo".
Pero antes ¿cuál había sido el mensaje? Todos los dardos parecían recaer sobre Bashar Al-Asad y su gobierno, y nos decían que los "rebeldes sirios" o la "oposición" estaban luchando para liberarse del "régimen sirio". Pues bien, EEUU en conjunto con sus aliados (Arabia Saudí, Qatar, Jordania, Israel, Turquía, Francia e Inglaterra), directa o indirectamente, armaron, entrenaron y financiaron a esos llamados "rebeldes" para derechamente derrocar al gobierno de Bashar Al-Asad (2). Como no les resultó aquello de la "Primavera Arabe" en suelo sirio, tuvieron que darle vida al "monstruo" (ISIS ó Estado Islámico). Se dejaron crecer la barba y proclamaron aquello del "califato", y curiosamente empezando su "conquista" por Siria.
Pero las curiosidades con "ISIS" no terminan. Se declaran islamistas, pero sus principales víctimas son musulmanes. Se hacen del control de todas las fuentes de crudo en Siria y curiosamente "exportan"  "su" petróleo a Turquía.
Ya con esos sencillos antecedentes podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿ISIS no nos hace recordar a los escuadrones de la muerte patrocinados por EE.UU. en El Salvador muy conocidos en la década de 1980? Podría dar la impresión de que ISIS es como la etapa superior del paramilitarismo. Porque cuesta entender su lógica absurda de querer supuestamente conquistar medio mundo a base de cortar cabezas, atentar contra inocentes, declarar la guerra a todo el mundo, etc. ¿La ambición de ISIS podría así prosperar?
ISIS se asemeja más a un instrumento del Bloque pro-EE.UU. para satisfacer sus intereses, que a una fuerza seria de conquista, que utiliza el islam como un medio para ganar adeptos e inadaptados.
2. Turquía: "paraíso" de las fuerzas desestabilizadoras de Siria
Otra falta de lógica es el derribo pasado del bombardero ruso Su-24. Se suponía que Turquía era un significativo socio comercial con Rusia y que, además, estaba en contra del terrorismo. ¿Por qué derribar un bombardero ruso cuando Turquía sabía de los esfuerzos rusos por acabar con el terrorismo en Siria? ¿Sentirse amenazada por un aliado? ¿Acaso la OTAN quiso provocar a Rusia por medio de su "punta de lanza" (Turquía)? ¿Ya estaba agendada una agresión a Rusia, sólo había que esperar el momento propicio?
Lo cierto es que gracias a la inteligencia rusa hoy sabemos que Turquía recibe el petróleo robado en Siria y que a cambio proporciona armas, municiones y militantes a las fuerzas desestabilizadoras de Siria. Información no menor, viniendo de un país que es parte de la OTAN, aliado de la Unión Europea y de los EE.UU. ¿Por qué la OTAN, países de la Unión Europea y EE.UU. siguen apoyando a Turquía? ¿Será que Turquía es el principal instrumento para mantener con vida al "monstruo" en Siria?
¿Por qué Turquía encarcela a periodistas que difunden con pruebas gráficas en mano el involucramiento del servicio de inteligencia turco (MIT) con la entrega de armas y municiones a los "rebeldes" en Siria (3)? ¿Por qué Turquía encarcela a militares por cumplir su trabajo de detener camiones del MIT cargados con armamento y municiones para ser dirigidos a Siria con el rótulo de "ayuda humanitaria" (4)?
3. La "vista gorda" a sus aliados (Arabia Saudí, Qatar y Kuwait)
No sabemos el por qué países de la Unión Europea o el mismo EE.UU., que ahora supuestamente quieren "acabar con el terrorismo", siguen manteniendo relaciones comerciales con países que han financiado y armado a las fuerzas desestabilizadoras en Siria. Carece de lógica. ¿Combatir a ISIS y permitir que países aliados (Arabia Saudí, Qatar y Kuwait) sigan alimentando directa o indirectamente al "monstruo"? Y nuevamente la curiosidad ¿por qué en estos países la "primavera árabe" no prosperó? ¿Por qué ISIS o el Estado Islámico no van a la conquista de esos países que aparecen dentro del mapa de su "califato"?
Muy curioso es que el "monstruo" del terrorismo funcione de mejor manera en países hostiles a los intereses de países del Golfo u hostiles a los intereses de EE.UU. Muy curioso es que el "monstruo" funcione de mejor manera allí donde las manos de Exxon Mobile (familia Rockefeller) no haya tenido mucha presencia o donde ha tenido cierta dificultad para poner su bandera.
Rusia entra al terreno
Rusia ahora pone al descubierto toda esa falta de lógica que ha estado dominando y que los Grandes Medios pro-EE.UU. se han encargado de sostener. Los Medios parecieran no hacer los análisis correspondientes y se limitan a reproducir la propaganda pro-EE.UU. Pero los hechos están a la vista.
Rusia bombardea a las fuerzas desestabilizadoras en Siria y EE.UU. salta con que son sus "rebeldes moderados" a los que están atacando. Rusia ataca infraestructura de producción petrolera bajo control de ISIS y EE.UU. salta con que están "fortaleciendo a ISIS". Aclarándose aún más la situación cuando Turquía, país miembro de la OTAN y aliado de la Unión Europea y EE.UU., derriba el bombardero ruso Su-24 dentro de territorio sirio, lo que habrá de empujar inmediatamente a Rusia, a fortalecer la seguridad de sus fuerzas dentro del terreno, instalando el sistema de defensa antiaéreo S-400 en conjunto con el sistema de interferencia electrónica y el apoyo del crucero Moskva junto con los cazas rusos, para resguardar las operaciones aéreas en contra de las fuerzas desestabilizadoras en Siria (5).
En dichas circunstancias, EE.UU. y sus aliados deberán cambiar el discurso obsesivo contra el presidente Bashar Al-Asad, ya que ese discurso choca con los intereses de Rusia. En cambio, si logran tener un discurso exclusivamente dirigido a acabar con los grupos desestabilizadores en Siria entonces contribuirían a ponerse de acuerdo con las fuerzas pro-Rusia. Pero…
Siria: Punto sensible para los intereses de Rusia
¿Cuáles son los verdaderos intereses de EE.UU. y sus aliados en Siria? ¿Acabar con Bashar Al-Asad o acabar con ISIS? Teniendo en cuenta el rol que ha estado cumpliendo EE.UU. junto con sus aliados, desde un principio, respecto a los "rebeldes sirios" ¿sería apropiado confiar en ellos?
Lo que se juega en Siria va más allá de querer acabar con ISIS. Tanto EE.UU. como Rusia saben bien la importancia geoestratégica que tiene Siria. EE.UU.  junto a sus aliados, saben que están tocando un punto sensible para los intereses de Rusia. Mañana será el Artico y el  Mar Caspio...
Rusia no ha hecho más que sumarse al juego de la "guerra contra ISIS" que los Medios pro-EEUU se han encargado de difundir. —Muchachos, aquí estamos para ayudarles también. Juguemos pues. ¿Hay que acabar con ISIS? Acabemos con ISIS pues. Pero evitemos aquello de que habría que sacar al presidente Bashar Al-Asad. Bashar Al-Asad está colaborando desde un principio para acabar con las fuerzas desestabilizadoras que ustedes bien estimularon y robustecieron. ¿Ustedes también están dispuestos a colaborar para acabar con estas fuerzas desestabilizadoras? Porque si no están dispuestos, entonces no nos podrán ayudar en nada, mas que estorbar.
Conclusión
El riesgo de tener dos visiones distintas sobre el teatro de operaciones de Siria es muy alto. De la simple "amenaza" a "Occidente" de un insignificante actor, podríamos pasar a la amenaza real de una guerra de consecuencias insospechables que podría amenazar realmente la paz relativa con la cual los pueblos de Europa y EE.UU. se ha venido beneficiando. A algunos pareciera ser que se les olvidara la cercanía que tienen con Rusia.
Teniendo a Rusia en el terreno, lo mejor para EE.UU. y aliados (Francia, Gran Bretaña y Alemania) será redefinir sus prioridades, porque no pueden haber dos coaliciones a la vez, ni dos bloques con distintos intereses u objetivos en el terreno. Tiene que haber un solo objetivo o todo esto podría terminar muy mal.
EE.UU. y aliados deben desechar la idea de quitar a Bashar Al-Asad o las ideas de imponer sus directrices tales como: "gobierno de transición", "elecciones libres" o "nueva constitución" para Siria, tal como David Cameron ha señalado últimamente en la Cámara de los Comunes (6).
Si no estamos dispuestos a colaborar para frenar a las fuerzas desestabilizadoras en Siria, entonces lo mejor sería quedarse en casa. Rusia en conjunto con sus aliados podrían perfectamente arreglárselas solos. Pero si vamos a colaborar, entonces tratemos de colaborar de buena fe. Rusia no ha dejado de ser una potencia nuclear.
Fuentes consultadas
1. A Look at the Army of Conquest, a Prominent Rebel Alliance in Syria
2. U.S. Begins Shipping Arms for Syrian Rebels http://www.wsj.com/articles/SB10001424127887323419604578569830070537040
3. Turkish journalists charged over claim that secret services armed Syrian rebels
4. 17 Turkish Military officers who stopped intelligence trucks arrested
5. Russian S-400 missiles turn most of Syria into no-fly zone, halt US air strikes http://www.debka.com/article/25048/Russian-S-400-missiles-turn-most-of-Syria-into-no-fly-zone-halt-US-air-strikes-
6. PM's opening statement to Commons debate on military action in Syriahttps://www.gov.uk/government/speeches/pms-opening-statement-to-commons-debate-on-military-action-in-syria
*Analista político nacional e internacional - Political Analyst - Crítico de política y Cultura Contemporánea - AUTODIDACTA