Libardo
Sánchez Gómez*
El Plan
Colombia fue una maniobra trazada por el imperio USA para combatir la oposición
armada y, supuestamente, al narcotráfico. Una vez
se cumpla la dejación de armas por parte de las FARC, se convertirá en el Plan Paz Colombia. Será un
componente fundamental de una nueva etapa colonialista. El nefasto Plan Colombia
no fue otra cosa que la estrategia del imperio para salvar la oligarquía de la inminente derrota a manos
de la guerrilla. Quince años de intromisión le costaron al imperio en asistencia técnica,
militar e inteligencia alrededor de 10
mil millones de dólares y al pueblo pobre de Colombia litros de sangre y
torrentes de dolor. Con esa “ayuda” se
desplazaron violentamente millones de
personas; de acuerdo con la Unidad de Víctimas del gobierno nacional de 1985 a
2014 se habían desplazado 6.200.000 personas. Durante
el Gobierno de Pastrana se desplazaron
alrededor de 1.700.000 hombres y mujeres. En el primer gobierno del presidente ex
extraditable No. 82 Álvaro Uribe Vélez se
desplazaron 1.854.786 colombianos. Y en el
segundo mandato gracias a su "seguridad democrática" el desplazamiento alcanzó
la cifra de 1.457.697. El Plan Colombia,
también, sirvió como paraguas para todo
tipo de violación de los derechos humanos, los llamados falsos positivos fueron
el súmmum de la degradación humana. Según
la Fiscalía General de la Nación
alrededor de 5 mil civiles fueron presentados como "bajas" a la
guerrilla. En fin, los dólares gringos
y, desde luego, los ingentes recursos propios invertidos en represión y degradación de la condición humana fueron botados infructuosamente en la manigua;
las bombas y la salvaje represión no fueron
suficientes para doblegar al pueblo en armas; no obstante, para derrotar a la insurgencia sólo bastó con llevarlos
a La Habana y sentarlos a proponer,
discutir y pedir cuanto les
viniese en gana, una catarsis liberadora, pero sin resolver
mínimamente las causas objetivas que les obligaron a empuñar las armas. Está
claro que la oligarquía jamás permitirá transformación social alguna. En La Habana se
han dado largas pero estériles discusiones entre gobierno e insurgencia en
torno a temas esenciales como el de la
estructura de la tenencia tierra y territorios.
Al respecto, el Gobierno con desfachatez e insolencia sacó adelante la
Ley de Las Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social ZIDRES,
con la cual podrá entregar grandes extensiones de tierra a las
transnacionales, en contra del espíritu de una urgente reforma agraria que
permita democratizar el campo, y los negociadores de las FARC ni se inmutaron.
Es de esperar que esos
aproximadamente ocho mil millones de pesos colombianos diarios, hasta
ahora malgastados, en adelante sirvan
para proporcionar educación gratuita en todos los niveles; por cierto, Colombia
es el único país en el mundo donde no hay gratuidad en la educación superior ni
siquiera la virtual; en el aspecto
educativo estamos por debajo de Haití.
También, se podría ofrecer salud de calidad y seguridad universal para
todos y cada uno de los colombianos. Pero
desafortunadamente eso no será posible. Los
dólares gringos sólo servirán para
continuar causando dolor y humillación a vastos sectores populares sobre todo
los rurales. Cambia la forma pero el fondo será el mismo
inspirado en la idea del “enemigo interno” y la “seguridad nacional”, centro del accionar de las fuerzas
militares (http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com.co/2016/01/identificando-al-enemigo-interno.html) Hay que anotar que esta orientación
no es ni será de resorte local sino que
responde a asuntos geoestratégicos del imperio. Por tanto a quienes dejen las armas y se inscriban en la lucha
política se les aplicarán los manuales
de contra- insurgencia (1979) los cuales
especifican claramente que se deben combatir “los paros, los movimientos populares, las huelgas, las
organizaciones estudiantiles y el
movimiento sindical”.
El nuevo Plan Paz Colombia, también, contempla
continuar con el combate al narcotráfico, pero será un engaño más, de todos es sabido que la Agencia
Antinarcóticos gringa DEA, es una
entidad dedicada no al combate de los estupefacientes sino a su control. Afganistán es el ejemplo clásico, respecto al cultivo del opio,
el Bureau de Drogas y Crímenes de la ONU,
manifiesta que “con la llegada de EEUU se
habría incrementado de forma considerable el cultivo de la adormidera, pues en
el 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial procedían de Afganistán y
en la actualidad, la superficie de tierra dedicada a la producción de opio en
territorio afgano superaría al del cultivo de la coca en América Latina, siendo
el opio y la coca las principales fuentes de financiación de una CIA convertida
en la mayor trasnacional de la droga”. Según el mismo informe “…desde 2004 un billón de dólares del
tráfico de opio habría sido utilizado para financiar la guerra en todos los
frentes”, y no hay que olvidar que
el dinero generado “en su
mayoría es blanqueado en Wall Street por organizaciones pantalla vinculadas a
la CIA…” (Contrainjerencia. Opio y coca convierten a CIA en la mayor
trasnacional de la droga. Enero 30 2106) En Colombia se sigue la misma trama, según la
revista Semana, “…La realidad es que 15
años después de implementar esta política de erradicación, Colombia sigue
cultivando hoja de coca y produciendo y exportando cocaína a los mercados
ilegales de Estados Unidos y Europa” (¿Plan
Colombia o Paz Colombia? 4 feb. 2016).
La oligarquía para mantenerse en
el poder seguirá profundizando los lazos
de dependencia y sometimiento; el imperio dispondrá no sólo de las bases
militares sino de todo el territorio, para sus fines de dominación geoestratégica.
Los gringos continuarán disfrutando de inmunidad
absoluta, podrán violar a las
menores de edad (su especialidad)
que se les antoje sin tener que responder ante nadie.
Ahora sin armas, para el imperio
y la oligarquía todo les será más fácil. Los desmovilizados de las FARC
(probablemente el ELN no se deje arrastrar por el mismo cause de esa “paz boba”
aceptada por las FARC) serán recibidos a la vida política por una sociedad
derechizada y totalmente
desideologizada. Para entender mejor la realidad social actual
colombiana nada mejor que las palabras de ILKA OLIVA CORRADO (Las guerras sucias contra la región. 2016) “Esas masas desinformadas son manipulables por indolentes y por su
carencia de sentido común y de criterio propio; son marionetas, son aguas
revueltas, son el comodín y la escalera, parte de esa estructura que desde un
sistema colonial va de estocada en estocada hacia su propio pueblo”. Desafortunadamente los intelectuales, la pobrería y la clase
media carecen de conciencia de clase. Incluso a la dirigencia de la llamada
“izquierda” les gusta el modelo de producción capitalista, “con rostro humano”,
como si eso fuere posible. Para la misma
Ilka esto “es el resultado de una
educación a nivel superior que desde una visión colonialista utiliza y extermina todo pensamiento propio.
Es la falta de integridad, de conciencia y
de humanidad de una clase media latinoamericana que baila al son que le
toquen”. Se espera que las FARC conserven la línea política progresista de
tinte marxista-leninista trazada por Jacobo Arenas y Manuel Marulanda. Ojala no terminen convertidos en Petros, Navarros
o, peor aún, en Bustamantes. Finalmente hay que decir que Plan Colombia y Paz Colombia… son la misma…. con
el mismo hedor.
*DMV. U Nacional de Colombia.
MSc. Economía. PU. Javeriana. Esp. NAS. Profesor universitario.