D. Nelma Forero
Sánchez*
Lo que está
sucediendo en Colombia mantiene la expectativa de la mayoría de los pobladores
del Mundo, se acaba la guerrilla más antigua, no porque los hayan derrotado
militarmente, se acaba porque se sometieron en una mesa de conversaciones, a este
sometimiento se le llama paz.
En Colombia la
mayoría de la población está de acuerdo con la “paz” que se firma, claro son 52
años de martirologio del pueblo; es cierto que los compañeros de las FARC-EP
cometieron muchos errores y con ello victimizaron a mucha población por la que
se luchaba; sin embargo, la clase
dominante colombiana, la más despiadada del continente, con su ejército legal y
con su ejército en la sombra (paramilitares) le causaron más daño al pueblo. Malcom
X dijo: "Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán
amar al opresor y odiar al oprimido", efectivamente la clase dominante,
con sus medios hegemónicos, convencieron al pueblo de amar a su opresor y odiar al pueblo en armas.
Por otra parte, la “izquierda”
colombiana se sintió víctima de los alzados en armas; la clase dominante utilizó
el conflicto, para estigmatizar a los líderes de izquierda, judicializando
algunos, inhabilitando a otros y asesinando a muchos, caso del exterminio
contra la UP en los año 80 y 90 del siglo pasado, y hoy se sigue asesinando los líderes sociales de la Marcha
Patriótica. Por esta razón la “izquierda”
acomodada y electorera se la jugó con el proceso de paz, tanto que hicieron
alianza con el Neoliberal Santos para apoyarlo en su reelección.
Se puede observar que de la altivez con la que
llegaron los guerrilleros a la Mesa de diálogos
al final no quedó nada. Los
guerreros de las FARC-EP terminaron convencidos que su lucha fue en vano, y de
todo lo que anhelaban para mejorar la vida de los oprimidos no obtuvieron ni el
1%. Juanita Vélez, et al (analistas afectos al Régimen) en su artículo “Las Farc ha cedido más que el Gobierno en La Habana” ( portal Web
La silla vacía. 27 de Junio de 2016) hacen
un análisis donde señalan que de cada una de las aspiraciones que traían las
FARC-EP no alcanzaron ninguna. Por otro
lado, las FARC, también, admiten que fue Uribe quien, con su Seguridad Democrática,
los llevó a la mesa de la Habana; el mismo comandante Timo le envío misivas invitándole
para que se sentara a dialogar. Por
último, las FARC terminaron creyéndose victimarios, el
Comandante Timo derramaba lágrimas ante las cámaras por sus víctimas.
Los negociadores de
las FARC-EP en La Habana, durante estos tres años de conversaciones, pareciera
que no se enteraban de lo que venía sucediendo en Colombia. Se produjo un paro
campesino, que hizo temblar a Santos; durante el 2015 se asesinaron alrededor de 106
líderes sociales, algo así como un
líder social asesinado cada seis días; en las
mazmorras colombianas permanecen 9.000 presos políticos sin atención médica, lo
que llevó a estos a que hicieran huelga
de hambre; vienen muriendo 35.000 niños de hambre; hay más muertos por falta de
atención médica que los muertos durante los 52 años de lucha armada; la
educación en Colombia sigue en los últimos lugares de calidad; los jóvenes y
adultos jóvenes no van a lograr una pensión por el modelo de negocio de los
Fondos de Pensiones; Colombia es el tercer país más desigual del mundo. A pesar de lo expuesto y del continuado sufrimiento del pueblo las FARC-EP continuaron
hablando de “paz”, como volador sin palo hasta firmar su claudicación sin
contraprestación alguna. Juan
Manuel Arango en su artículo “Colombia. Acuerdo
de paz, o ¿Claudicación de una de las formas de lucha?” se pregunta "Entonces lo que se firmó hoy en la Habana Rep Socialista de Cuba entre
el Estado colombiano-FARC-Ep, de verdad equivale al fin de la “violencia”? el
principio de la tan anhelada paz? ¿la claudicación de una de las formas de
lucha? Como si con ese acuerdo prescribieran
de una vez y para siempre todas aquellas causas que originaron la lucha armada
en nuestro país; significando entonces, que razón tenían los enemigos de la
paz, o sea los explotadores del hombre contra el hombre, cuando argumentaban
que la violencia existía, por la existencia misma de los movimientos
insurgentes y no por la desigualdad y la injusticia social.
Las FARC,
en un momento dado, fueron consideradas
una fuerza militar capaz de tomarse el poder, tanto que fue necesaria la intervención de los
gringos a través del Plan Colombia, habiendo salido airosas. Lo que demuestra que fueron exitosos en el
campo de batalla, pero incapaces en la Mesa de conversaciones, pues no logran un mínimo de cambios en las
estructuras económico-sociales. Ahora, ¿de
verdad van poder lograr las transformaciones que
necesita el pueblo en el parlamento, allí donde
la clase dominante es más hábil? Es sabido
que el parlamento es el sitio menos adecuado para lograr transformaciones
sociales.
Finalmente, como
conclusión de esta nota, quiero recoger las palabras de Rubén Ramos en su
artículo, Colombia ¿Cuál cese al fuego, cuál paz? 25 de junio de 2016, “Este no
es “el último día de la guerra”, sino el inicio de una más larga y terrible. No
es el inicio de la Paz en Colombia sino el comienzo de “Paz Colombia” como
continuidad del que se llamó por 15 años “Plan Colombia””.
*Docente
Universitaria. Líder Social.