Ante la inminencia del acuerdo definitivo, que pondrá fin a la rebelión armada de las FARC, sectores interesados en que la lucha popular de más de cincuenta años no desaparezca sin pena ni gloria, han propuesto que se debata acerca de lo que ocurre o podría ocurrir en Centroamérica. Han aceptado o, por lo menos, han respondido al artículo "El ternurismo de las FARC", con que se dio inició al debate, dos destacados formadores de opinión, Fernando Dorado y Alberto Pinzón Sánchez. Se espera comentarios sobre el ensayo de Matt Peppe, Las Distorsiones del Conflicto Colombiano, un análisis desapasionado sobre la realidad colombiana.
A continuación se reproduce la participación de "Nicolás Ramón Contreras Hernández, Nicolás se refiere a los artículos de Fernando Dorado y Alberto Pinzón Sánchez, dos de los defensores de la entrega de las guerrillas, a cambio de poco o nada.
De: "Nicolás Ramón Contreras Hernández" <makromokamboniko@gmail.com>
Fecha: 19/10/2015 13:26
Asunto: UNA RESPUESTA A ALBERTO PINZÓN SÁNCHEZ
Para: "ANNCOL" <anncol@anncol.eu>
Cc:
Discrepo totalmente de la descalificación hídrica e Hydrica del señor Pinzón Sánchez. Desconfiar no es autodestructivos ni nada por el estilo, es no hacer el papel del colibrí de la Fabulita, el corrosivo poema del tuerto López. Les solicito que se lo hagan llegar por favor,
Diálogos y acuerdos sobre cadáveres bajo los acordes de un colibrí.
El más reciente artículo de Fernando Dorado, "Transformar la precaria tregua en paz duradera y estable", me hace recordar el famoso poema Fabulita de Luís Carlos López, el poeta cartagenero, famoso por su ironía corrosiva. Como siempre, Fernando Dorado se va lanza en ristre contra las voces no gobiernistas ni uribistas, y lo peor nos hace iguales al uribismo. Todo por no compartir ese optimismo esotérico, que sumando un sí pero un no, para quedar de píe como equilibrista de opinión, no tiene en cuenta ni la historia ni los hechos, que nos hacen mirar a los del optimismo desbordante, como el colibrí que cantaba paz, paz, paz de flor en flor, sin darse cuenta que trinaba sobre el anillo feroz de una culebra mapaná, en el poema célebre en una época como esta después de la guerra de los Mil Días.
Eso de decir alegremente que los extremos se unen, esa crítica a quienes a su vez cuestionan el ternurismo de las Farc, igualándolos con el uribismo más bestial, parecen desconocer qué ha sido la nación colombiana antes de llamarse Colombia. Quien crea que los acuerdos se van a respetar, debe echar un vistazo sincrónico y diacrónico al esquema del "se acata pero no se cumple", que se pasó por la faja durante la colonia, las leyes de indias que dieron espacios de buen trato a los indígenas, después de la gestión de Fray Bartolomé de las Casas. Desconoce Fernando Dorado la historia del general de la era de los supremos, que afirmaba con sable y pistola en mano, que no iba a perder con papelitos - léase votos- lo que se podía ganar en un campo de batalla. Pero hay otras cosas que el optimismo de nuestro colibrí pretende ignorar con juegos de palabras, en la parte que pretende ser propositiva de su escrito.
Olvida Dorado aunque lo niegue, los más de 5 mil muertos que tuvo la Unión Patriótica y los muertos que creyeron en esta misma clase dirigente, cuyos hijos y nietos formados en la misma intolerancia de la puñalada trapera, se llevaron por delante a todos los guerreros populares que al firmar la paz, intentaron hacer política o simplemente vivir tranquilos luego de un proceso de paz, como sucedió con Gaudalupe Salcedo o Carlos Pizarro León- Gómez: todos ellos encontraron la precisa emboscada mortal de los sicarios. Pero no es cosa de recuentos: en lo que va corrido del año 2015, 69 defensores de derechos humanos han sido asesinados. Por estos días los paramilitares ocupan posiciones en el Cauca y el sur del país, mientras comuneros indígenas como Benicio Flor Belalcazar caen asesinados por paramilitares, larga lista de difuntos por los artificios criminales a sueldo, de este año que registra en junio a Jaime Poncio Guege, fuera del dirigente del congreso de los pueblos y otros líderes sociales....Y los que no están muertos, están presos o siendo apresados.
Jóvenes de la MANE estuvieron más de tres años, y mientras los optimistas brincaban en una sola pata, por un supuesto acuerdo que es físico papelito sin valor orgánico, los jóvenes de la Universidad Pedagógica Nacional fueron encanados, con un argumento tan grosero que escandalizó hasta a una columnista de las élites nacionales. El Fiscal se empleó a fondo en mandar a la cárcel a los jóvenes por poseer gorras y literatura sobre el Ché Guevara. Al final nada se pudo lograr y los muchachos salieron airosos, pero no están exentos de una camada de jueces que reencauchan los procesos, ignorando el principio que niega el doble juzgamiento por el mismo delito. Miguel Ángel Beltrán y Feliciano Valencia, son muestras de un sistema de (IN) justicia, comandado por un procurador como Ordoñez, que promueve y ejecuta la violación de los derechos humanos que debería defender, en una competencia con una fiscalía que peló el cobre, en el proceso contra los estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional.
Y como si fuera poco, los acuerdos deberán ser refrendados por un país, al que los noticieros de radio y televisión, manejan como a títeres. Basta con una campaña soportada por las redes sociales, para que este pueblo de patrioterismo tipo selección Colombia y cervecería Águila, triunfalista como Fernando Dorado, adore a los victimarios hasta el delirio; y odie con la saña más ponzoñosa a las víctimas y a todo gestor de paz. ¿Y sí eso pasa con las víctimas, qué no pasará cuando la cosa sea contra la guerrilla y los acuerdos de paz, en donde los medios de desinformación masiva, se igualan a NTN 24 horas el canal de la motosierra?
Finalmente eso de mandar a interpretar la realidad social del país y mostrar como la gran propuesta, una fraseomanía harto conocida según la cual, " las fuerzas insurgentes convertidas en fuerza política legal, comprometidas realmente con la lucha por la democracia, tendrán el camino despejado siempre y cuando, con hechos reales y formas simbólicas coherentes, se la jueguen por la paz”....¿Será posible jugársela por la paz con un estado que tiene organismos de seguridad y fuerzas paramilitares a su servicio y con un pueblo inservible políticamente, al que los medios manejan con el dedo meñique?
¿Se comprometen simbólicamente dejándose matar, para que luego los escribidores de la pazología como Natalia Lizarazo que se hace apellidar Springer para cañar a bobos, se tape de plata? Sería bueno que quienes critican a los desconfiados, entre los cuales me cuento, sin que ello implique para nada ser uribistas, repararan en esa parte del poema Fabula de Luís Carlos López, que dice: “y el pobre pajarillo/ trinaba feliz sobre el anillo feroz/ de una culebra mapaná”...Es que el pajarillo gritaba: ¡Viva la paz! ¡Viva la Paz! ¿Por qué los escribidores no salen a ocupar el lugar de los guerreros en las lides políticas?
Nicolás Ramón Contreras Hernández
RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE
Observatorio de medios y estudios académicos desde perspectiva de género y etnia.
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