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8:56 (hace 37 minutos)
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Por: Níkolas Stolpkin
Conforme el bloque
Occidental retrocede económicamente frente al avance Oriental, el
bloque Occidental no ha tenido más opción que ver aumentada su
influencia político-militar en los alrededores de grandes potencias
como Rusia y China para, de algún modo, frenar el avance del bloque
Oriental. De esta manera, como si se tratara de un tablero de
ajedrez, el bloque Occidental ha tomado progresivamente el control
del centro del tablero para que sus contrincantes tengan menos
posibilidades de maniobra.
La denominada “Primavera
Árabe”, verdadero instrumento de ingeniería geopolítica llevado
a cabo en Oriente Medio y el Magreb, puede ser la manifestación o
respuesta más representativa y significativa del declive económico
occidental, después de las invasiones militares a Afganistán e
Irak, para buscar hacer frente a la creciente influencia oriental que
ésta estaba desarrollando en áreas de disminuida influencia
occidental; quedando al margen, curiosamente, aquellas áreas que
comparten fuertes intereses con el bloque Occidental, relacionado con
las fuentes de energía o, bien, llámese ExxonMobil o grandes
compañías occidentales que han tenido una significativa presencia
económica.
El objetivo principal
para Occidente, queramos o no, es frenar el avance de China y para
ello Occidente tendrá que debilitar a su principal aliado: Rusia (el
asunto Siria y Ucrania han apuntado claramente en esa dirección).
No es ninguna casualidad
que la zona de influencia de la OTAN en los últimos años (finales
del siglo XX e inicios del siglo XXI) se haya extendido
progresivamente a zonas muy colindantes a Rusia, saliendo de su cause
original para la cual fue creada (1949).
China y Rusia, por tanto,
están en la obligación de hacer frente a toda esta ingeniería
geopolítica que las fuerzas de Occidente están llevando a cabo,
liderados por EEUU en conjunto con la obediente UE para hacerse del
control absoluto del principal alimento de toda gran potencia: las
fuentes de Energía. De no hacer frente ya, sus correspondientes
proyecciones económicas a futuro se podrían ver muy perjudicados.
Es cosa de ver algunos ejemplos como el retroceso en el cual han
dejado caer a Irak o Libia; y el freno económico desplegado sobre
Siria o el intento sobre Irán.
La razón por la cual no
retroceden o frenan directamente a China o Rusia no es más que por
los fuertes intereses económicos existentes entre Rusia y Europa en
cuanto a la energía; y el fuerte intercambio comercial existente
entre China y EEUU-UE.
Y una señal contundente
y lógica para buscar hacer frente a toda esa ingeniería geopolítica
occidental sería la creación de un órgano o estructura de
características similares a la OTAN para resguardar los intereses
del bloque Oriental y frenar, al mismo tiempo, los avances
político-militar que está teniendo hoy EEUU y la UE sobre sus áreas
de competencia.
China y Rusia están
llamados a proceder en dicha senda si lo que desean es ampliarse
tanto económicamente o seguir satisfaciendo su creciente apetito por
la energía. Lo mismo para el caso con los países con gran movilidad
económica (países “emergentes”) que se puedan ver frenados u
obstaculizados por el bloque Occidental (ya sea agresiones militares
o bloqueos económicos).
La actuación en bloque
podría tener un mayor impacto a lo que podría ser la actuación
aislada de una sola potencia. China y Rusia necesitan dar más
seguridad a sus proyecciones y para eso deberán golpear la mesa con
más ímpetu en conjunto con sus aliados. Mal que mal estamos
hablando de bloques capitalistas que por su naturaleza ambicionan
posiciones de privilegio dentro del escenario económico. Por tanto,
no estaría muy lejos de la realidad tener respuestas en bloque a
todo lo que afecte a sus intereses como bloque.
La aparición de la
denominada “primavera árabe” en el Oriente Medio y el Magreb, no
es por otra cosa que por estar muy debilitadas sus propias
estructuras regionales y sus niveles de integración. La Liga Árabe,
por ejemplo, hoy se ha transformado es una marioneta al servicio de
los intereses de los EEUU y la UE, muy lejos de lo que antes
representaba y para la cual fue creada. Por lo tanto, es más fácil
intervenir para Occidente en áreas donde carecen de cohesión y de
estructuras fuertes y con carácter.
El bloque Oriental
debería actuar más en bloque de la misma forma con la cual está
acostumbrado su contraparte; debería, además, apropiarse
indirectamente de los dos grandes caballos de batalla que tiene
Occidente para legitimar su actuar: la utilización del concepto
“comunidad internacional” (hoy EEUU y UE) y aumentar la
penetración de medios de información Orientales en Occidente.
Oriente está en el deber
de empujar a Occidente a aceptar su declive económico frente al
propio ascenso aún en progreso.
¿Hasta qué punto el
bloque Oriental deberá aceptar los avances político-militar del
bloque Occidental inmiscuyéndose en su propia órbita? ¿Cuál sería
la reacción natural de EEUU si el bloque Oriental el día de mañana
instalara bases de “defensa” en territorio latinoamericano
cercanos a la frontera con EEUU? ¿Sería lógico que China y Rusia
sigan aceptando la injerencia del bloque Occidental dentro de su
propio terreno de juego en el tablero? ¿A las amenazas hay que
responder con “retirada”? ¿Hasta cuándo habremos de ver a una
Rusia muy diplomática y escuchar a una China un tanto muda? ¿Acaso
Rusia y China no están conscientes del avance occidental en sus
propias narices y el obstáculo que representa para sus propios
intereses a largo plazo?
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