Libardo Sánchez Gómez
Parece que para las grandes mayorías todo está
perdido, pues no hay la mínima posibilidad en el horizonte cercano que puedan acceder al disfrute de un techo propio, a gozar de salud
y educación, pues se volvió normal que
los bienes, de por sí escasos, estén en manos de unos pocos; el 1% de los
habitantes de la tierra se han apropiado de bienes, servicios, mente y
conciencia del 99% de los humanos.
Los
usurpadores, en cualquier parte del mundo, consideran a los reclamantes de trabajo, mejoras salariales, tierras, techo e igualdad
de oportunidades, como “enemigos internos”
y se les criminaliza, encarcela y asesina. Los gobiernos acatan obedientemente las
directrices del capital transnacional; de acuerdo a Arnaldo Pérez Guerra, “el Estado se limita a resguardar los
intereses de las grandes corporaciones y transnacionales”. Como un ejemplo
de represión global, el abogado Eduardo Mella, en la revista Reflexión Nº 36,
del Centro de Salud Mental y Derechos Humanos, refiriéndose al manejo que da el
gobierno chileno a las justas reclamaciones de los mapuches señala, “Hoy son los excluidos del modelo económico y
todo aquel que levante su voz frente a las injusticias de la economía de libre
mercado. Al mapuche se lo asocia a terrorismo. La disputa de predios con
empresas forestales es vista como un freno para el progreso, una amenaza al
Estado de derecho, que vulnera la unidad nacional” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197112).
El
capital transnacional, cuyo corazón y
mente imperial están en Washington, pretende que el conjunto de naciones no sean
más que sus colonias; de acuerdo a Henry Paul (Contra Magazín) “EE.UU. ha conquistado el 65% de los países
en todo el mundo y los ha obligado a aplicar la política exterior
estadounidense”, igualmente anota que "EE.UU.
no solo aumenta su territorio a costa de otros países, no solo envía su armada
a todos los océanos, sino que afirma que todos estos países y océanos son su
zona de influencia, un territorio que debe defender"; el imperio, además,
está presto a deponer los gobiernos que
se aparten de sus preceptos, los ejemplos se dan por montones, Irak, Libia,
Afganistán, Siria, Venezuela, Ucrania, y hasta se ha
atrevido amenazar a Rusia, solo que esta
potencia es un oso duro de
roer, capaz de poner en jaque al osado malandrín imperial.
En
Colombia casi sesenta años de guerra
civil lleva al imperio a ordenar a sus vasallos a sentarse a conversar de paz
con los alzados en armas en La Habana. Es preciso desbrozar los campos de
fusiles para que las empresas extractoras de recursos naturales puedan
saquearlos a sus anchas. Así lo han
entendido las FARC, el comandante Marcos Calarcá manifiesta, “El establecimiento y sobre todo las transnacionales
imperiales necesitan la paz, no con fines nobles ni pensando en el bienestar
social, requieren garantizar la explotación de los recursos mineros y
energéticos ubicados en áreas de fuerte presencia guerrillera al igual que las
tierras necesarias para el desarrollo de los megaproyectos agroindustriales
dirigidos a producir agro-combustibles” (www.pazfarc-ep.org/index.php/blogs/marco-leon-calarca.htm). También necesitan sacar al más de medio millón de militares y
paramilitares de la confrontación
interna, para direccionarla contra la República Bolivariana de Venezuela, cuyo
pecado consiste en poseer astronómicas reservas de petróleo y haber levantado
la voz contra la injerencia del imperio. Eso sí, a pesar de lo incómodo que es para las
transnacionales saquear recursos estando de por medio las guerrillas, tanto la
oligarquía criolla como la transnacional no están dispuestas a ceder un
mínimo de sus privilegios a cambio de la dejación de armas por parte de
los insurgentes. La clase dominante espera
que “la paz” no les cueste más que una media docena de curules en el
parlamento, por cierto un estamento podrido hasta la médula, el cual, como en el
cuento de las manzanas podridas, terminará pudriendo a los políticos
neonatos.
No
obstante, la dureza de la realidad, los últimos acontecimientos a nivel local,
regional y global hacen pensar que no todo está perdido. La
guerrilla afirma que no habrá firma de acuerdos si no hay de por medio un
mínimo de cambios que permitan hablar de “justicia social”. Desde luego que, al final de las negociaciones, en
medio de pequeñas variaciones todo seguirá igual. Probablemente las castas dominantes estén dispuestas a ceder una mínima ampliación del derecho a recibir información veraz, al respecto
Yadira Castro, delegada de las FARC,
manifiesta que la guerrilla exigirá “Democratización del acceso al espacio radio
electrónico, la información y la comunicación que impida la monopolización de
los medios masivos de comunicación”; y, de acuerdo a la insurgente, esto se
logrará si se comparte equitativamente el acceso a los medios de comunicación, según
las FARC se debe otorgar “el 33 por
ciento a los medios comunitarios –que
son quienes realmente educan”. Respecto del acceso a la tierra por parte de
los campesinos (reforma agraria) salud, educación, protección de recursos
naturales y soberanía, son derechos que tendrán que ser ganados mediante la
movilización y luchas en campos y ciudades por parte de los sectores populares
marginados. Estos temas no serán abordados en la Mesa de diálogos.
Pero
a nivel regional, en su “patio trasero”,
el imperio ha encontrado una inusual resistencia tanto que lo ha llevado a
considerar a una nación como Venezuela, desarmada y con un pequeño pie de fuerza, como “inusual amenaza a su
seguridad nacional”. Cansados del saqueo de sus recursos naturales un gran grupo de naciones latinoamericanas ha
levantado la bandera de la “última independencia”, tratando de lograr una nueva institucionalidad con mayor autonomía. UNASUR, El ALBA, MERCOSUR, CELAC
(con 33 naciones) y PETROCARIBE son
bloques de naciones latinoamericanas con los que el imperio tendrá que
lidiar con mayor respeto. Y a nivel global el bloque de los BRICS (Brasil. Rusia, India, China y Suráfrica)
está configurando un nuevo orden mundial multicéntrico y
pluripolar. MERCOSUR, BRICS y la Unión Euroasiática suman importantes sinergias
políticas y económicas actuando como un incómodo contrapeso al imperio. Ariel Noyola Rodríguez dice que “la relación estratégica entre la Unión
Euroasiática y el Mercosur tiene una enorme oportunidad para presentar ante el
mundo parte de la exitosa respuesta de ambos bloques a la profundización de la
crisis económica actualmente en curso y, con ello, contribuir de manera
decisiva a debilitar los cimientos de la hegemonía del dólar” (Cómo el
Mercosur y la Unión Euroasiática desafían a Estados Unidos y la hegemonía del
dólar. http://actualidad.rt.com/)
Mientras
la hegemonía económica y militar del imperio del mal viene cayendo en picada el
gigante Chino asciende aceleradamente. En el aspecto económico, a hoy, China ha
desplazado a los EEUU en cuanto al PIB se refiere. En lo militar China dispone
de suficiente poder disuasivo. El poderío nuclear de Rusia está a nivel del
imperio, pues si no fuese así los EEUU ya hubiesen lanzado su famoso ataque
global. Paul expresa, "Rusia
y China son los únicos poderes mundiales que podrían poner fin al terror de
EE.UU. sin guerras ni ataques nucleares".
La
nueva realidad muestra que los gringos ya no podrán diplomáticamente ni por la
vía de la agresión militar torcer la idea de libertad de los pueblos.
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