jueves, 9 de abril de 2015

¿Todo está perdido?

Libardo Sánchez Gómez

Parece  que para las grandes mayorías todo está perdido, pues no hay la mínima posibilidad en el horizonte cercano que  puedan acceder al  disfrute de un techo propio, a gozar de salud y educación, pues  se volvió normal que los bienes, de por sí escasos, estén en manos de unos pocos; el 1% de los habitantes de la tierra se han apropiado de bienes, servicios, mente y conciencia del 99% de los humanos.

Los usurpadores, en cualquier parte del mundo, consideran  a los reclamantes  de trabajo,  mejoras salariales, tierras, techo e igualdad de oportunidades, como  “enemigos internos” y se les criminaliza, encarcela y asesina. Los gobiernos acatan obedientemente las directrices del capital transnacional; de acuerdo a Arnaldo Pérez Guerra, “el Estado se limita a resguardar los intereses de las grandes corporaciones y transnacionales”. Como un ejemplo de represión global, el abogado Eduardo Mella, en la revista Reflexión Nº 36, del Centro de Salud Mental y Derechos Humanos, refiriéndose al manejo que da el gobierno chileno a las justas reclamaciones de los mapuches señala, “Hoy son los excluidos del modelo económico y todo aquel que levante su voz frente a las injusticias de la economía de libre mercado. Al mapuche se lo asocia a terrorismo. La disputa de predios con empresas forestales es vista como un freno para el progreso, una amenaza al Estado de derecho, que vulnera la unidad nacional” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197112).   El  capital transnacional, cuyo corazón y mente imperial están en Washington, pretende que el conjunto de naciones no sean más que sus colonias; de acuerdo a Henry Paul (Contra Magazín) “EE.UU. ha conquistado el 65% de los países en todo el mundo y los ha obligado a aplicar la política exterior estadounidense”, igualmente anota que  "EE.UU. no solo aumenta su territorio a costa de otros países, no solo envía su armada a todos los océanos, sino que afirma que todos estos países y océanos son su zona de influencia, un territorio que debe defender"; el imperio, además, está presto a deponer los  gobiernos que se aparten de sus preceptos, los ejemplos se dan por montones, Irak, Libia, Afganistán, Siria, Venezuela, Ucrania, y hasta   se ha atrevido amenazar a Rusia, solo que esta  potencia es un oso duro de roer, capaz de poner en jaque al osado malandrín imperial.

En Colombia   casi sesenta años de guerra civil lleva al imperio a ordenar a sus vasallos a sentarse a conversar de paz con los alzados en armas en La Habana. Es preciso desbrozar los campos de fusiles para que las empresas extractoras de recursos naturales puedan saquearlos a sus anchas. Así  lo han entendido las FARC, el comandante Marcos Calarcá manifiesta, “El establecimiento y sobre todo las transnacionales imperiales necesitan la paz, no con fines nobles ni pensando en el bienestar social, requieren garantizar la explotación de los recursos mineros y energéticos ubicados en áreas de fuerte presencia guerrillera al igual que las tierras necesarias para el desarrollo de los megaproyectos agroindustriales dirigidos a producir agro-combustibles” (www.pazfarc-ep.org/index.php/blogs/marco-leon-calarca.htm). También necesitan sacar  al más de medio millón de militares y paramilitares  de la confrontación interna, para direccionarla contra la República Bolivariana de Venezuela, cuyo pecado consiste en poseer astronómicas reservas de petróleo y haber levantado la voz contra la injerencia del imperio.  Eso sí, a pesar de lo incómodo que es para las transnacionales saquear recursos estando de por medio las guerrillas, tanto la oligarquía criolla como la transnacional no están dispuestas a ceder   un  mínimo de sus privilegios a cambio de la dejación de armas por parte de los insurgentes. La clase dominante espera  que “la paz” no les cueste más que una media docena de curules en el parlamento, por cierto un estamento podrido hasta la médula, el cual, como en el cuento de las manzanas podridas, terminará pudriendo a los políticos neonatos. 

No obstante, la dureza de la realidad, los últimos acontecimientos a nivel local, regional  y global  hacen pensar que no todo está perdido. La guerrilla afirma que no habrá firma de acuerdos si no hay de por medio un mínimo de cambios que permitan hablar de “justicia social”. Desde luego       que, al final de las negociaciones, en medio de pequeñas variaciones todo seguirá igual. Probablemente  las castas dominantes  estén dispuestas a    ceder una mínima ampliación del derecho  a recibir información veraz, al respecto Yadira Castro, delegada  de las FARC, manifiesta que la guerrilla exigirá  “Democratización del acceso al espacio radio electrónico, la información y la comunicación que impida la monopolización de los medios masivos de comunicación”; y, de acuerdo a la insurgente, esto se logrará si se comparte equitativamente el acceso a los medios de comunicación, según las FARC se debe otorgar “el 33 por ciento  a los medios comunitarios –que son quienes realmente educan”. Respecto del acceso a la tierra por parte de los campesinos (reforma agraria)   salud, educación, protección de recursos naturales y soberanía, son derechos que tendrán que ser ganados mediante la movilización y luchas en campos y ciudades por parte de los sectores populares marginados. Estos temas no serán abordados en la Mesa de diálogos.

Pero a  nivel regional, en su “patio trasero”, el imperio ha encontrado una inusual resistencia tanto que lo ha llevado a considerar a una nación como Venezuela, desarmada y con un pequeño  pie de fuerza, como “inusual amenaza a su seguridad nacional”. Cansados del saqueo de sus recursos naturales  un gran grupo de naciones latinoamericanas ha levantado la bandera de la “última independencia”, tratando de lograr  una nueva institucionalidad con mayor  autonomía. UNASUR, El ALBA, MERCOSUR, CELAC (con 33 naciones) y PETROCARIBE son  bloques de naciones latinoamericanas con los que el imperio tendrá que lidiar con mayor respeto. Y a nivel global el bloque de los  BRICS (Brasil. Rusia, India, China y Suráfrica) está  configurando   un nuevo orden mundial multicéntrico y pluripolar. MERCOSUR, BRICS y la Unión Euroasiática suman importantes sinergias políticas y económicas actuando como un incómodo contrapeso al imperio.  Ariel Noyola Rodríguez dice que “la relación estratégica entre la Unión Euroasiática y el Mercosur tiene una enorme oportunidad para presentar ante el mundo parte de la exitosa respuesta de ambos bloques a la profundización de la crisis económica actualmente en curso y, con ello, contribuir de manera decisiva a debilitar los cimientos de la hegemonía del dólar” (Cómo el Mercosur y la Unión Euroasiática desafían a Estados Unidos y la hegemonía del dólar. http://actualidad.rt.com/)

Mientras la hegemonía económica y militar del imperio del mal viene cayendo en picada el gigante Chino asciende aceleradamente. En el aspecto económico, a hoy, China ha desplazado a los EEUU en cuanto al PIB se refiere. En lo militar China dispone de suficiente poder disuasivo. El poderío nuclear de Rusia está a nivel del imperio, pues si no fuese así los EEUU ya hubiesen lanzado su famoso ataque global.  Paul expresa,  "Rusia y China son los únicos poderes mundiales que podrían poner fin al terror de EE.UU. sin guerras ni ataques nucleares".


La nueva realidad muestra que los gringos ya no podrán diplomáticamente ni por la vía de la agresión militar torcer la idea de libertad de los pueblos. 

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