Libardo
Sánchez G.
Las
conversaciones de paz en La Habana entre
las FARCEP y el gobierno colombiano, la movilización de los campesinos en el
Catatumbo, la de los campesinos del
Valle de Ubaté y Boyacá durante el Paro Agrario Nacional Agrario y,
recientemente, la de los indígenas, han puesto de relieve la intensa lucha de clases entre el pueblo en general y las castas dominantes, que
ejercen monopólicamente el poder del Estado. El desarrollo económico y social desigual
va construyendo a lo largo y ancho del país franjas (estratos) sociales las cuales, unas veces,
se tocan y otras se distancian. Últimamente los productores
agropecuarios medianos se han sumado a las luchas reivindicatorias de los pobres del campo y mineros
artesanales; las políticas gubernamentales amenazan peligrosamente bienes
e ingresos de las capas medias. La complejidad de la crisis social colombiana hace
florecer increíbles sincretismos entre clases sociales distantes, César Pachón, principal vocero de los productores agrícolas de Ubaté y Boyacá,
es uno de los más grandes cultivadores de papa en el país, y el representante de los mineros un empresario
con ingresos mensuales superiores a los veinte millones de pesos. ¿Qué
los ata a los de ruana? Probablemente el temor de quedarse
sin ruana. Los campesinos criollos acomodados
se han dado cuenta de que bajo el comando del gran capital transnacional no
hay opciones viables para ellos. Es claro que el móvil que guía a la clase
dominante y que se ancla en la desregulación del mercado, la codicia y
especulación del capital financiero ha
asustado al pueblo colombiano en general. Y la coyuntura ha dado para que César
Pachón sea proclamado candidato a la presidencia, para demostrarle a Santos que
el “tal pueblo” sí existe y no come cuento.
Los campesinos,
mineros medianos y artesanales, pequeños
transportadores, estudiantes y, en general,
todos los excluidos, enfrentan un “enemigo
público” común. El término enemigo
público se acuñó durante la Revolución francesa para designar a los
enemigos del régimen y para la sustentación del terror. En Colombia al término
hay que darle un giro de 360°, pues quien se comporta como enemigo social es el régimen. El régimen es el “enemigo público” porque en palabras de Fermín Gongeta, “(…)
nos ha arrebatado todas nuestras
pertenencias, nuestros derechos, nuestras posibilidades de vida digna… nos han
robado todo, hasta la vida”. Y es enemigo porque niega la gratuidad de la
educación en todos los niveles; no ofrece salud y seguridad social a todos los
colombianos; porque se opone a que haya
reforma agraria, para que la tierra esté en manos de quien la trabaja;
porque entregó la soberanía al imperio USA y a las transnacionales. Y no contentos con lo que ya quitaron, ahora,
pretenden dirigir el despojo hacia las
clases que, aún, les queda algún patrimonio. Según el autor citado “el enemigo público” roba
siguiendo la lógica cristiana: “A quienes
menos tienen, les roban para engrandecerse unos pocos. Muchos de ellos, de los
ladrones públicos, siguen el pensamiento del Nazareno, cuando predijo: A todo
aquel que tenga se le dará más; pero al que no tenga, aun lo que tiene se le
quitará. (Evangelio según Lucas, 19,26)”.
Entre telones asoman
la cabeza otros enemigos públicos, y es
bueno ponerlos frente al auditorio social, en primer lugar están los políticos de todos
los pelambres: de “izquierdas”, centro y derechas, y le siguen una pléyade de burguesías:
burguesía bancaria y financiera, industrial, agroindustrial y la burocrática, esta
última tan dañina o más que los políticos. De acuerdo a Fernando Dorado, “Todas ellas, hacen parte de la oligarquía
antinacional y entreguista de los intereses soberanos del pueblo colombiano”.
¿Por qué los políticos representan el enemigo
público número uno? Lo primero que se puede decir es que a través del parlamento no es posible realizar
transformación social alguna, y, en cambio, los parlamentarios sirven como el
instrumento ideal de las castas en el poder para apalancar sus políticas de
despojo y entrega de recursos y soberanía.
Gracias, en buena medida, a la clase
política nuestra base social de obreros y campesinos forma parte de la masa
proletaria universal de pobres, oprimidos y explotados. ¿Son
responsables solamente los
políticos de derecha?
Desafortunadamente, también, son
responsables los representantes de la
llamada “izquierda”, pues una vez
acomodados en el parlamento, no jalonan un corrimiento hacia la izquierda del
mundo sino todo lo contrario, y al no tener eco sus opiniones (oposición) la
gente termina creyendo que izquierda y derecha son lo mismo. Sorj Chalandon (Premio
Albert-Londres en 1988) dice que: “El
político es presa del cuarto muro, el que impide al actor intimar con el
público. Ellos teatralizan la vida de los demás, de quienes les han votado, pero
no viven su tragedia permanente, sino que se refugian, y se aprovechan de ella”.
Gongeta resalta la advertencia de Platón quien pensaba que los políticos en el
parlamento no sólo son enemigos sino
que “la mayoría de los hombres en el
poder, se convierten en peligrosos”. Él mismo dice que “la
historia se repite a través de todos los siglos. Es cierto, piden serenidad y obediencia. Nos quieren dóciles. Hacen de sus
instituciones y de sus leyes los paraísos de su poder, construido sobre nuestra
pasividad. Su mundo se detiene en la frontera de su piel”.
¿Cómo
se ha dado la sumatoria para conformar el gran “enemigo público” en cabeza de la clase
dominante? inicialmente estuvo conformado por los grandes propietarios tradicionales de
latifundios, luego se sumaron los grandes terratenientes emergentes quienes se apropiaron de
manera ilegal de las tierras de los campesinos; y a partir de los años 80s
y 90s del siglo pasado se fundieron con
la burguesía industrial, agro-industrial y la bancaria, “alimentada también por los
dineros provenientes del narcotráfico convirtiéndose en la burguesía financiera
transnacionalizada que hoy domina la nación” (Fernando Dorado)
El modelo de producción capitalista, enemigo público de toda la humanidad,
zurce una manta neoliberal con
hilos de violencia y pobreza física y
moral, enredando en la rueca de la
explotación del hombre por el hombre el futuro de las mayorías.
El
Águila imperial funge como el enemigo absoluto, ha puesto sus garras sobre el
planeta tierra imponiendo el modelo globalizador, y es quien se lleva nuestros
recursos y sostiene a las castas vándalas en el poder.
Para
cualquier lector existe la inquietud
acerca de si se han escogido correctamente los “enemigos públicos” y si son y
están todos. No hay que olvidar que, a escala global, a partir del 11 de
septiembre, día del ataque a las Torres Gemelas (el más grande falso positivo
en la historia del hombre sobre la Tierra) el Departamento de Defensa de EEUU parió al enemigo
de toda la humanidad: “el terrorismo”; el temible monstruo está encarnado por cualquier
opositor al establishmen o por quien,
siquiera, se atreva a cuestionar a las castas en el poder. En Colombia los principales opositores al régimen, los
alzados en armas, fueron convertidos en “terroristas”, y, por tanto, en los principales enemigos públicos; el ex presidente Uribe se refería a ellos
como “los terroristas de la … JAR…”,
y les acusó de ser los responsables de los males
pasados, presentes y futuros. Cosas de
la vida, ahora, en La Habana los insurgentes están dando los primeros pasos hacia la
incorporación al sistema, para dejar de
ser terroristas. El solo hecho de sentarse
a conversar, aceptando que no se discutan cambios estructurales
económicos, sociales, políticos y jurídicos, es un indicativo de sus intenciones
de asimilarse al modelo. Y si esto ocurre pronto los veremos convertidos en politólogos
y en acérrimos enemigos del uso de las armas como medio para acceder al poder; así
ha ocurrido con todos aquellos que un día empuñaron el fúsil y luego abandonaron
las filas insurgentes. Entonces, muy
pronto, los miembros de la FARC EP, que se desmovilicen, se
convertirán en actores políticos bajo las reglas del establecimiento y, Probablemente, bajo
la dinámica del modelo muchos de ellos, también, se convertirán en enemigos de
sus compatriotas no afectos al sistema.
Antes que, lo que parece inevitable, ocurra y
para que las FARC EP reflexionen sobre el paso que van a dar, y no terminen convirtiéndose en futuros enemigos públicos, es bueno recordar lo que “Tejido de
Comunicación – ACIN” dijo recientemente: -“No
venderse, no rendirse y no dejarse engañar” son las enseñanzas prácticas de
quienes jamás caen en la trampa que tienden los malos gobiernos y sus
cómplices, vengan de donde vengan”. También afirman: “(…) Es que, en últimas, no luchamos para que nos
den un espacio en el proyecto de muerte ni cargos en los malos gobiernos, sino
para que nuestros planes de vida y nuestros buenos gobiernos los reemplacen
para siempre” (NOS LEVANTAMOS EN MINGA PARA NO SEGUIR SIENDO LO QUE NUNCA HEMOS
SIDO)
2 comentarios:
Eso es verdad cuantos desmovilizados que se vendieran al sistema capitalista y autoritario, después de que tuvieran unos ideales dignos para el pueblo se dejan contaminar de la corrupción y de la. Mañas de aquellos que manipulan el poder a su antojo y empobrecen más al pueblo ojalá COLOMBIA algún dia despierte de ese letargo en el que se encuentra sumido.
Eso es verdad cuantos desmovilizados que se vendieran al sistema capitalista y autoritario, después de que tuvieran unos ideales dignos para el pueblo se dejan contaminar de la corrupción y de la. Mañas de aquellos que manipulan el poder a su antojo y empobrecen más al pueblo ojalá COLOMBIA algún dia despierte de ese letargo en el que se encuentra sumido.
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