Libardo Sánchez Gómez
Desde cuando el M-19 decidió
abandonar la lucha armada y someterse a la legalidad del régimen selló para
bien o para mal el destino de los excombatientes. Los mismos ex M-19 ayudaron a
darle cuerpo a la normatividad, que hoy les aprieta el cuello, pues hicieron
parte de quienes crearon la Constituyente del 91. Gustavo Petro junto a
Antonio Navarro han sido de los pocos reinsertos que han sabido aprovechar exitosamente el estrecho espacio político
que otorga el sistema a quienes abandonan las armas. La mayoría de
excombatientes andan en el rebusque y otros viven de milagro. Desde el principio Petro buscó mimetizarse
dentro del sistema y lo primero que hizo fue renegar de la lucha armada, declarándose enemigo del uso de las armas como
combinación de la forma de lucha para acceder
al poder, muy a tono con las posiciones de la ultraderecha, que inspiran
al paramilitarismo; muchas veces no se sabía quién era más
enemigo del pueblo en armas si Álvaro Uribe Vélez o su (¿aparente?) detractor Gustavo
Petro Urrego. Las líneas políticas de estos dos personajes, por principio, opuestas, muchas veces han sido
coincidentes. Incluso en la forma se
parecen: Uribe tejió su discurso contra los cambios sociales a través de la “seguridad
democrática” y Petro pretende propiciarlos mediante la “izquierda democrática”.
Ambos, en su tiempo, fueron furibundos antichavistas, es decir, que se oponían a la
superación del nefasto modo de producción capitalista y por tanto al socialismo
del siglo XXI. Y ambas posiciones han sido exitosas en su capacidad de atraer (¿y
confundir?) a la opinión pública. El pueblo
creyó que la “seguridad democrática” era
la panacea para salir del atolladero en que anda metido el 99% de los
habitantes del país, pero luego de la estela de muertos y terror que dejaron 8
años de gobierno del paisa mesías el pueblo comprendió que Uribe Vélez no era
más que un mafioso comerciante de la
muerte. Con Petro la ilusión renace, la “izquierda democrática” promete ser la
vía que llevará al pueblo excluido al paraíso. Es un artista para adornar la dura
realidad con populismo matizándola con
arrebolado asistencialismo. Así lo demostró durante el tiempo que ejerció como
burgomaestre de la capital. Es muy
efectista bajar las tarifas del transmilenio y asegurar el mínimo vital de agua
a los menos favorecidos. A través de La “izquierda democrática”, muy lejos de
la izquierda revolucionaria, maneja un discurso, en términos de Uribe, melifluo el cual atrae a las clases populares, como las
flores vistosas atraen a las laboriosas abejas; su discurso no
asusta a las castas en el poder ni al Departamento de Defensa de los
Estados Unidos, quien realmente maneja los hilos del poder en Colombia. Petro, siendo
Doctor en Economía, conoce perfectamente la diferencia entre el capitalismo keynesiano, que favorece la intervención del
estado en la dirección de la economía así como el fortalecimiento de la cosa pública y el neoliberalismo (capitalismo clásico) opuesto a todas estas formas de direccionar el
modelo capitalista de un país. Es ahí
donde encaja su discurso, aparentemente, transformador, pero en la realidad alejado
del cambio de modelo económico, el cual ha demostrado que ni a través del
Keynesianismo ni del neoliberalismo es capaz de solucionar los graves problemas
que enfrenta el 99% de la población a
nivel mundial. Pero su keynesianismo es
suficiente para que la gente y sus mismos detractores lo vean como un político de
izquierda.
Gustavo Petro ha sido,
definitivamente, víctima de su propio
invento. Primero aceptando la legalidad burguesa y en segundo lugar
contribuyendo a elegir al hoy procurador Ordoñez, su verdugo. Él mismo
hizo una elocuente defensa de las cualidades de Ordoñez (http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3241523) y Ordoñez, simplemente,
hizo uso de las facultades que la normatividad vigente le concede, y que Petro
defiende. Que se extralimitó, no; “a papaya puesta papaya partida”. De acuerdo a
las normas el Procurador tipificó la actuación de Petro frente al manejo de las
basuras como falta gravísima la cual da para su destitución y para una sanción que va
de 10 a 20 años. Que por ser de
izquierda, tampoco, para nada; simplemente Petro se atravesó a los operadores
privados que venían contratando con el Distrito por un valor cercano a los $2,4 billones. Algunos de los contratistas son familiares
del ex presidente Uribe, y con este señor las cosas son a otro precio; los contratistas le tendieron una trampa y el alcalde cayó en
ella. Al respecto, el Espectador del día 10 de
diciembre de 2013 cuenta: “Emilio Tapia, el testigo estrella de la
Fiscalía en el expediente del carrusel de la contratación, le reveló a El
Espectador cómo supuestamente se fraguó un complot para sacar al alcalde
Gustavo Petro de su cargo. Según él, los operadores privados que venían
prestando el servicio de recolección de basuras se concertaron para generar el
caos que vivió Bogotá el 18 de diciembre del año pasado. Caos que terminó con
la destitución de Petro”. Tales operadores privados idearon una estrategia para hacer caer a
Petro, según Tapias, “Como ellos eran conocedores de la
normatividad ambiental, de la ciudad y del mercado que manejaban, sabían que no
existía en Bogotá una capacidad de camiones con estas características para
atender la necesidad de ese servicio. Y Estaban seguros que “la ciudad no
aguanta tres días de basura. Con esto se tumba al alcalde”. También sabían que jurídicamente Petro no
tendría salida alguna: ”…Pero ninguna
herramienta jurídica le permitió hacer nada distinto de lo que hizo”.
Que el Procurador se extralimitó
al destituirlo y condenarlo a cadena política perpetua, sí y no, pues al respecto, aún, no hay plena claridad;
según los constitucionalistas sólo lo puede destituir un juez y el presidente
de la república. Lo que sí es probable es que Ordoñez pase de
procurador a prevaricador, esto debido a las reuniones que éste mantuvo con
Francisco Santos y el ex presidente Uribe, presuntamente para tramar la
destitución y sanción de Petro, de acuerdo a las revelaciones hechas por Oti
Patiño, ex compañero de Petro en el M-19, éste fue contactado por Pacho Santos
para pedirle que le consiguiera el aval de la ASI, ya que quería lanzarse como
candidato a la alcaldía una vez fuese destituido Petro. Ya la Fiscalía inició la respectiva investigación
contra el Procurador. Otra patinada del Procurador es que no tuvo en
cuenta que detrás de Petro hay supra poderes, que no dejarán que le pase nada;
ya Superman empezó a actuar a través de
la ONU y del embajador del imperio. Lo más seguro es que Ordoñez tenga que
agachar la cabeza y devolverle la silla en el palacio Liévano. De lo
contrario será el presidente Juan Manuel Santos quien se niegue a destituirlo. Lo cierto es que, como dice el estribillo de
sus seguidores, “Petro no se va…”. Y el
procurador tampoco se va…, son dos elementos que los planes estratégicos de acá
y geoestratégicos de allá necesitan.
Que hay lecciones en todo este
asunto, sí que las hay; sobre todo para
los negociadores de los rebeldes en La Habana, pero no como habilidosamente las
quiso hacer ver Petro durante su largo discurso en la plaza de Bolívar ante
miles de seguidores, mostrándose cómo
víctima por ser de izquierda, algo que en realidad está lejos de serlo. Los
rebeldes en La Habana conocen bien a
Gustavo Petro, y saben que no es de fiar. La cuestión que deben tener en cuenta, entre
muchas, es que si deciden abandonar la lucha armada
para reintegrarse a la vida civil sin que el modelo económico, social y
político y las
superestructuras aparejadas a este, principalmente las jurídicas, cambien estructuralmente terminarán
convirtiéndose en simples administradores de la oligarquía; y el día que salgan
de la senda normativa neoliberal trazada
terminarán en el asfalto como Petro. Las castas en el poder, como lo dijera el mismo alcalde,
“…combinan todas las formas de lucha en la medida que sea
necesario”. Resalta Luz Marina López Espinosa: “En este
caso, la manipulación de la norma, la burda instrumentación de la Constitución
para tomar decisiones ilegítimas, vestidas de legalidad”.
3 comentarios:
excelente articulo, felicitaciones por tener tiempo para analizar la problematica que vivimos con argumentos muy historicos y acertados. mil gracias, sigan adelante, pensando y dibulgando.
Si bien estoy de acuerdo con que Petro es victima de su propio invento y que más allá de programas netamente asistencialistas su gobierno no plantea ningún cambio al modelo económico neoliberal, me parece que el artículo es bastante flojo, sobre todo en cuanto a las actuaciones del procurador, el hecho de que uno tenga problemas ideológicos (los cuales comparto)con Petro no debe dar pie para de un modo soso legitimar las acciones del procurador. Ahora si el modelo para medir las acciones de Petro es el "socialismo del siglo XXI" me temo que entonces cualquier gobierno que discursivamente se aleje de Estados Unidos es socialista? para nada en América Latina no hay (excepto Cuba) ningún gobierno socialista sino más gobiernos fuertemente capitalistas, sí el de Chavez, el de Correa, el de los Kirchner, solo esta vez un capitalismo con cara humana, mucho asistencialismo pero ninguna transformación real.
Pues según lo que entiendo de su artículo, Petro debió quedarse con las armas y empezar a disparar a diestra y siniestra; que buen ejemplo! a eso llamo reconciliación con el pueblo colombiano. Sabe Ud. no es muy diferente de Uribe que solo desean que la gente termine matandose unos con otros sin saber el porque...
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