Libardo Sánchez Gómez*
El
temor enfermizo de Álvaro Uribe a lo que Él llama el castro-chavismo y todo lo
que tenga que ver con la transformación social y económica de la vieja sociedad,
cuyos formatos están agotados, podría hacer que su mascota Iván Duque nos
embarque en una confrontación armada
entre los pueblos venezolano y
colombiano. El miedo no solo de Uribe sino
de la rancia oligarquía
colombiana a la revolución venezolana, o lo que es lo mismo a “la
amenaza a la paz regional”, no encuentra
otra salida que una guerra para truncar el proceso revolucionario. Por otro
lado los gringos tienen puesta la mira en los recursos naturales venezolanos, las reservas más grandes de petróleo, oro y
coltan del mundo. Iván Duque funge no sólo como mascota de Uribe sino como el
cachorro más fiel con que EEUU cuenta en el hemisferio occidental. Y las
mascotas como las marionetas se mueven al ritmo que las mueva el amo y/o el
titiritero.
El
chavismo a través de las urnas arrebató el poder a la oligarquía venezolana, con
la mira de superar el capitalismo, para llevar a Venezuela al socialismo del siglo XXI (una sociedad
equitativa) En más de veintidós procesos electorales la
oligarquía, salvo contadas excepciones, fue abrumadoramente derrotada. Además, como un agregado incómodo, es una afrenta el que “un simple chofer” sea el presidente. Lo cierto es que, aún hoy día, ningún candidato de la oposición tiene opción
alguna en las urnas frente a cualquier miembro
del chavismo incluso el mismo Nicolás Maduro. Al gobierno de Maduro
se le tilda de dictadura, solo que es la única “dictadura” en el mundo que se
mantiene en el poder gracias al favor popular en las urnas, y que eligió
mediante el voto libre una Asamblea Constituyente conformada por 554 miembros
provenientes de todas las tendencias políticas incluida la oposición a la cual
el mismo presidente está supeditado. La cuestión es que si la Revolución Bolivariana (“dictadura”)
tiene éxito en Venezuela podría producirse un efecto dominó en toda la región. Así
que, con la vía electoral inalcanzable, la oligarquía, al servicio del imperio
gringo, para acceder al poder no tiene otro
camino que el de las acciones violentas.
La CIA ha sido la Entidad encargada de diseñar
las tácticas y estrategias para derrocar al gobierno venezolano en cabeza de
Nicolás Maduro. Para llevar a cabo su trabajo la CIA cuenta con los servicios
de las oligarquías venezolana y colombiana, los paramilitares, así como con los
regímenes de los países pertenecientes al denominado “Acuerdo de Lima”, la OEA y la misma ONU. A propósito de la ONU
en la reciente Asamblea Iván el Terrible
de can pasó a oso, y descomunal, en su afán de desprestigiar a Nicolás
Maduro, presentó ante el organismo mundial lo que Él llama el “Dossier de
pruebas” del apoyo de Venezuela a
Santrich, Iván Márquez y al ELN, preparado por la “inteligencia militar”; y como era de esperar dichas “pruebas” fueron otro falso positivo,
especialidad de la casa; la foto
en la que aparecen unos niños bailando felices con los guerrilleros no fue
tomada en una escuela del Táchira, como dijo el principito mentiroso, en
realidad era una alegre fiesta dicen unos llevada a cabo en el Cauca y otros en Nariño a principios de
siglo. Las demás fotos también fueron tomadas en territorio colombiano. La lista de obvios montajes dio pie para que
Maduro lo tratase de “imbécil” y la Vicepresidenta Delcy Rodríguez ante la ONU lo
declarara “solemne mentiroso”. Se podría pensar que Nicolás Maduro actúa
como “el llanero solitario, pero no es
así, pues cuenta con aliados de altos quilates: China y Rusia, que en lo
militar y económico están por encima de todos sus enemigos, incluidos los
mismos gringos. Maduro, también, cuenta,
entre otros aliados con
Cuba, Bolivia, Turquía y Corea del Norte; el servicio secreto de Cuba, uno de los
mejores del mundo, anticipa cualquier jugarreta contra el gobierno venezolano. El oso ruso ya
plantó sus garras desde el Esequibo hasta el Golfo de Venezuela, otrora Golfo
de Maracaibo cuando era compartido con Colombia, y ya no hay manera de limarle
las garras. China, también, tiene puesto el ojo en el Coltán, el oro y, por su
puesto, en los hidrocarburos. El hueso
está duro de roer.
La
primera estrategia, dentro de la guerra sicológica, para derrocar al gobierno
chavista era desprestigiar al presidente Maduro, se inició
acusando de narcotráfico a su entorno familiar, los hijos de su esposa
Cilia fueron detenidos en EEUU acusados
de narcotraficantes. A muchos de los funcionarios y allegados al gobierno,
también, se les tildó de narcotraficantes y se les suspendieron las visas. La
segunda medida consistió en llevar a cabo hechos de violencia en las calles, agentes encubiertos de la CIA, de la seguridad
colombiana y paramilitares colombianos, se encargaron de asesinar miembros de la
fuerza pública, simpatizantes del
chavismo e incluso a los mismos opositores, de
tales crímenes se acusó ante la ONU a agentes gubernamentales venezolanos. Pero
la almendra de la guerra contra el pueblo
venezolano era el hambre y las enfermedades infecto-contagiosas, muchas de
ellas ya superadas. Se sigue impidiendo
por todos los medios la entrada de alimentos y medicinas, estimulando el
contrabando de estos hacia Colombia. Con
la escasez provocada de alimentos y medicinas se busca exacerbar
el descontento popular. Pero el
triste final del chavismo no se avizora en el horizonte. Por lo visto el sol
seguirá saliendo por mucho tiempo por el
Esequibo. El payaso Juan Guaidó se autoproclamó presidente con la ilusión de arrastrar tras de sí a las fuerzas militares y a
millones de hambrientos, pero en
realidad no lo siguió ni su querida madre.
El
otro caballo de batalla es el éxodo de
venezolanos, meticulosamente ideado por agentes de la CIA y Colombia, la ayuda humanitaria es la excusa perfecta para la intervención
extranjera. Solo
que la migración de venezolanos en vez de afectar al gobierno de Nicolás
Maduro le ha proporcionado un enorme respiro en medio de la escasez. La maldad, por
el contrario, se volvió contra el régimen pícaro de Colombia. La
endémica violencia callejera colombiana ahora se nutre con la criminalidad importada de Venezuela. Muchas de las personas provenientes
de Venezuela emigraron porque en ese
país tienen cuentas pendientes con la justicia. Por otro lado los crónicos niveles
de desempleo en Colombia siguen en
ascenso, los desamparados de siempre ahora compiten por mendrugos en las canecas con los
desilusionados migrantes venezolanos. En
cuanto a la salud el sistema colapsó, si antes de la migración venezolana las
EPS no atendían a la gente ahora una cita con un médico es un milagro. Pero a
pesar de todo se continua estimulando la migración venezolana, para su cometido
el gobierno mendicante colombiano pide desesperadamente ayudas internacionales, las que nunca llegan.
Y en el colmo del cinismo, el presidente Duque dice que la “migración
venezolana es la peor de la historia latinoamericana”, según
Él han salido cuatro millones de personas,
olvida que ha Venezuela han llegado cinco millones de migrantes colombianos
empujados por el hambre y la violencia estatal y paramilitar. Y olvida el
cachorro de Uribe que a lo largo y ancho del territorio
colombiano deambulan más de ocho millones de personas desalojadas de sus
tierras, con anuencia del Estado.
Pero
lo más grave tanto para los venezolanos como para los colombianos es la enorme
posibilidad de un conflicto armado entre los dos países hermanos. Una mente
enferma no tiene plena conciencia de sus actos, dicen los siquiatras que individuos
como Uribe se inscriben dentro de personalidades
esquizoides; la malaleche antichavista mantiene al cachorro las veinticuatro horas del día ladrándole a
Nicolás Maduro, buscando cualquier excusa para lanzarle una dentellada. Dentro de la gama de agresiones contra Maduro la “vía
militar es una opción”. El ministro de Defensa de Uruguay, José Bayardi,
en diálogo con Sputnik sostuvo, «Hay
posibilidades de que se produzca un conflicto bélico en Venezuela. La tensión
sobre el conflicto bélico es permanente. Incluso algunos países
latinoamericanos siguen hostigando o agitando esta eventualidad de solución
militar (…), lo que sería un desastre para la región y estaría marcando una
irresponsabilidad mayúscula por parte de esos gobiernos» (Posted on
septiembre 13, 2019 by el comunista in AMÉRICA LATINA) el mismo ministro agrega
que: “…la oposición de ese país se ha
transformado en una «punta de lanza belicista», lo que sería «absolutamente
irresponsable»” a renglón seguido añade: «Esta situación se ve agravada por el papel que ha tenido EEUU de
hostigamiento sobre Venezuela, que se ha visto incrementado y agravado en los
últimos tiempos a través de decisiones unilaterales desde el punto de vista económico,
llevando al bloqueo de dinero, cuentas y de transacciones».
Preparándose
para tal evento desde la OEA la camarilla antichavista invocó el famoso TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia (agresión) Recíproca, así que
la agresión está lista y a la orden del día.
Desde
luego, en las mentes enfermas no hay
plena conciencia ni complejo de culpa acerca del daño que se pueda causar, para
estas un ataque militar a Venezuela es
algo así como un juego de niños con
luces de bengala. Los estrategas militares colombianos se ufanan de contar con
un ejército con más de sesenta años de experiencia contra la guerrilla, solo
que no es lo mismo lanzarle bombas de precisión a mansalva y sobre seguro a
alguien que no puede defenderse, que intentar alcanzar un blanco protegido por
el sistema antimisilístico más poderoso del mundo. Por otro lado en cinco
segundos los misiles Ruso-venezolanos pueden destruir las ciudades fronterizas
colombianas, y en veinte segundos los aviones sukoi podrían chamuscarles el rabo al amo y a su
mascota en Bogotá. Desde luego que los gringos se verán obligados a intervenir,
pero la armada Rusa tiene
sus misiles apuntándoles al corazón, ya demostraron de lo que son capaces
en Siria de donde los sacaron con el rabo entre las piernas. Y los
Chinos tendrán la oportunidad de estrenar su armamento de sexta generación,
nadie sabe en qué consiste y cómo lo hace; lo que sí se sabe es que tiene que
ver con el ciberespacio. Eventualmente los chinos podrían dejar desorientado al ejército
gringo haciéndoles “implosionar” su armamento nuclear, quedando
auto reducidos en cenizas. Pero si, apenas,
logran dejarlos ciegos comunicacionalmente al menos durante una hora en
ese lapso los rusos podrían desaparecerlos de la faz de la tierra. Los agresores
gringos lo saben de lo contrario Venezuela ya sería
historia; en todo caso ojalá la belicosidad de Uribe y Duque no sea más que
ladridos de perros furiosos a la luna y lo del TIAR un coro de rebuznos de asnos viejos y
nostálgicos maniatados ante un tigre suelto.
*Mvz. Un. Msc Economía. UPJ.
Excatedrático universitario.
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