*Libardo Sánchez Gómez
PRIMERA PARTE.
No se aprendieron las lecciones de la historia
de horror protagonizadas por el alto gobierno contra los campesinos de
Marquetalia, como tampoco las lecciones de resiliencia de un puñado de
campesinos, quienes junto a sus familias mostraron como la determinación puede
vencer al enemigo más poderoso. Hoy la oligarquía latifundista insiste en
apropiarse de las mejores tierras, recurriendo a los mismos métodos de barbarie
empleados en Marquetalia. Y, por otro lado, la insurgencia deja de lado la
lucha armada como único medio posible
para frenar la injusticia y para alcanzar la equidad social.
Marquetalia es un nombre mítico símbolo
de resistencia, lucha y resiliencia, de un puñado de campesinos empeñados no
sólo en defender su tierra y familia sino en superar las condiciones de ignominia en que les toca vivir,
gracias a la voracidad de una oligarquía gansterizada. Marquetalia significó la
consolidación de la lucha armada como el método de lucha más idóneo para
superar al capitalismo, con miras a construir una sociedad equitativa. Así
mismo, Marquetalia entre las llamas del napalm vio nacer a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – ejército del pueblo FARC-EP, lucha
que décadas después fue traicionada por los sucesores de los míticos fundadores
Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas. No obstante, un grueso número de
combatientes continúan enarbolando las banderas de Marulanda. Mientras la injusticia social exista la lucha
popular armada continuará, pues como
dijo un guerrillero marquetaliano, “La
revolución es como un río crecido, que no puede detenerse ni devolverse. ¿Quién
ha visto detenerse o regresar a un río?”
Marquetalia se inscribió a mediados de los años
sesenta en una cruel guerra de exterminio del campesinado, se le acusaba
de haberse independizado en las denominadas “Repúblicas independientes”, que
no eran más que el nombre convencional de una zona ubicada sobre la Cordillera
Central, entre las sierras de Atá e Iquira. Allí se eleva el nevado del Huila.
Marquetalia está circunscrita en los límites de los departamentos del Tolima,
Huila y Valle del Cauca. Tiene una extensión aproximada de 800 Kilómetros
cuadrados. Desde siempre ha estado habitada por nativos de la tribu de los
Páez, quienes se destacaron por haber defendido exitosamente sus terruños de la
invasión española. A través del tiempo han venido mezclándose con campesinos colonos. Es una
zona prácticamente despoblada, en aquella época como hoy en varios kilómetros a
la redonda, el caminante es un ser humano a la sombra de imponentes cedros y
robles, rodeado por el silencio rumoroso de quebradas y arroyuelos, el aullido de los monos y el canto de las
mirlas. La tierra aunque agreste es feraz por lo que ha sido codiciada por los terratenientes locales.
El objetivo de la operación militar de
cerco y exterminio era erradicar “el foco subversivo”, que ponía en peligro la
“seguridad nacional” (privilegios de un puñado de oligarcas) y sus valores
democráticos occidentales. En la realidad los campesinos tan sólo demandaban
vías, escuelas y garantías contra la acción de los paramilitares de entonces
conocidos como “los pájaros”. A los campesinos se les tildó de bandoleros,
cuatreros y avanzada del comunismo internacional. Según manifiesta Hernán Gonzáles, miembro de La
Juventud Comunista enviado a la zona en el año 1962 por el partido Comunista, precisamente
en la antesala de la arremetida contra Marquetalia, el gobierno central llamó a
estos agrestes parajes Repúblicas independientes debido a que los campesinos venían denunciando que “los puestos militares, que desde hace tiempo operan en la región,
mantienen grupos de bandoleros a su servicio”. También denunciaban que “el ejército en despoblado y
valiéndose de su fuerza y de la impunidad que cobija sus acciones, aplica la
pena de muerte contra humildes campesinos”. Y dado que las denuncias no
eran atendidas se habían visto obligados a auto defenderse, enfrentando con sus
escopetas rudimentarias a los pájaros y a los mismos militares. La
resistencia armada y supuesta afinidad de los campesinos con las ideas
Comunistas llevaron a los terratenientes a inventarse la fantasía de las
Repúblicas independientes. Así que la avidez de los terratenientes por apoderarse
de las tierras, empujó a la oligarquía en el poder a llevar a cabo la toma a
sangre y fuego de las temibles “Repúblicas independientes”.
Los rumores del inminente ataque militar obligaron
a los campesinos a mejorar su capacidad militar, adquiriendo armas de largo
alcance entre ellas fusiles, ametralladoras y minas. Atacar
a los labriegos organizados militarmente
no era tarea fácil para nadie, anotaba Jacobo Arenas que “no existen caminos y en épocas de lluvia las trochas se convierten
en un fangal peligroso para el tránsito de animales y personas. El viento
helado y el frío permanente entumecen el cuerpo y agotan prontamente sus
energías en el ascenso”. Y sostenía que “…Fue allí sobre esas cumbres gigantescas, donde se detuvo la primera
expedición agresora enviada contra Marquetalia”. Según Jacobo Arenas, iniciada
la arremetida militar, “los soldados del
gobierno, acosados por los campesinos sufrieron
numerosas bajas. Y acosados
también por la implacable naturaleza
abrupta, tuvieron que regresar a sus cuarteles. Marquetalia había
obtenido así su primera gran victoria” (Jacobo Arenas. Diario de la
Resistencia de Marquetalia. Tercera Edición. Mayo del 2000)
El 17 de mayo de 1964 se inició la
arremetida contra Marquetalia. En el ataque a Marquetalia el Estado empleo toda la capacidad militar,
económica y su canónica brutalidad
disponible; además, la agresión se acompañó con bloqueo económico y control
de entrada y salida de alimentos a la región. El alto gobierno deliraba pensando
en un espectacular golpe de gracia, que en pocos días acabaría de una vez por
todas con la resistencia campesina. Pero 48 campesinos, entre hombres y
mujeres, esos sí verdaderos héroes,
defendieron airosamente sus familias, enseres, comida, niños y animales. Roto
el cerco militar los campesinos lograron internarse en lo más abrupto de la
selva, ampliando la cobertura de su zona de influencia inicial. Su sagacidad y tenacidad, les permitió cubrir Rio
Chiquito, el Pato y Guayabero; y, de
paso, se convirtieron en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia- Ejército del Pueblo FARC-EP.
La agresión a la región de Marquetalia se ajustó al
desarrollo del Plan Laso (Latin American Security Operation) En tal plan los
gringos resumían las experiencias de combate aprendidas en las sendas derrotas sufridas en Vietnam,
Argelia y Corea. Cuenta Jacobo Arenas que la agresión fue llevada a cabo por
más de 16.000 hombres bajo el mando del coronel Hernando Correa Cubides. Bombas de dos, tres y cinco toneladas, bombas napalm y
armas
biológicas, principalmente la conocida
como “la viruela negra”, caían a diario sobre los campos. La intensión era
aniquilar todo lo que representara vida en la zona. La oligarquía desde siempre
ha manejado la fantasiosa idea de que “al pez hay que secarle el agua”.
Solamente a mentes insanas se les ocurre esparcir agentes patógenos sobre sus
connacionales.
Pero para entender cómo 48 campesinos
mal armados militarmente y sin recursos, bajo la conducción y orientación del
campesino Manuel Marulanda Vélez, lograron no sólo resistir el embate de 16.000
hombres, apoyados por la aviación y la dirección del Pentágono, sino crecer
militar e ideológicamente, es preciso seguir el diario transcurrir de la guerra
de la mano de Jacobo Arenas.
Cuenta Jacobo Arenas que los campesinos acordaron
realizar una asamblea para discutir opiniones acerca de las tácticas y
estrategias para atender la anunciada arremetida militar. El 17 de mayo se
inició la asamblea y el 18 al medio día por la radio se enteraron que había
comenzado “la operación Marquetalia”. En
la Asamblea se acordó llevar a cabo
prioritariamente la evacuación de las familias y en segundo lugar se adoptó practicar la guerra de guerrillas móvil, total
y absoluta, no más guerra de posiciones, ¿para qué defender un pedazo de
terruño si Colombia es muy grande? La composición de las guerrillas sería de 7
combatientes armados y 5 desarmados los cuales actuarían como minadores,
aprovisionadores y rancheros. Y, también, se acordó que la dirección suprema se
llevaría a cabo por el Estado Mayor Guerrillero.
Cuenta Jacobo Arenas que, “El día 27 de
mayo, en la Floresta, sobre el cañón del rio Atá se produjo el primer combate”.
Este combate lo libró una guerrilla al mando de Isaías Pardo. Hasta el 3 de
junio se combatió sin descanso. La radio
informó de un oficial muerto y varios
soldados heridos. El 5 de junio fue un día de luto para la guerrilla, por una mala decisión de un comandante el guerrillero Luis Salgado cayó en una
emboscada del ejército, combatió hasta que una bomba “piña” le despedazó la
cabeza. El día 7 se evidenció la severidad del bloqueo, el ejército capturó dos
mulas aperadas. El 8 a primera hora escucharon por radio Santafé la lectura de
los titulares de la gran prensa, el “Espectador” destacaba la ola de terrorismo,
“anoche en el país estallaron 28 bombas en Bogotá, 5 en Medellín, una en
Manizales y 3 en Palmira”. El Tiempo destacaba: “50 bombas estallaron anoche en
el país”. Los periódicos escribían que “dichas
acciones eran expresión de la solidaridad popular con los campesinos de
Marquetalia”.
El sábado 14 de junio previo bombardeo
con cohetería de alto poder y ametrallamiento con punto 50, se inició el
desembarco de tropas en helicópteros, 800 hombres iniciaron el fallido dominio
del altiplano. La intención del ejército era tomarse la zona por sorpresa con sus fuerzas
aerotransportadas. Pero los campesinos al mando del comandante Tula pusieron en
el congelador las aspiraciones de los invasores de copar el altiplano. Por el
contrario causaron varias bajas al flamante ejército. Para desquitarse la
fuerza militar lanzó bombas napalm sobre el poblado reduciéndolo a cenizas,
pero sin poder tomarse al altiplano. “Hecho esto Tula con sus hombres se retiró
para golpear por la retaguardia”. Los invasores no entendían como un puñado de
hombres les ponían en jaque.
Jacobo arenas dice que el 15 de junio
fue un día aciago, “a las 9:55 dos cazas a reacción lanzaron bombas de alto
poder sobre el caleterío donde se concentraba la mayoría de las familias,
quince niños que jugaban en el descampado fueron asesinados, el ataque
sorpresivo impidió ponerlos a salvo en las cuevas”, previamente adaptadas para
burlar los bombardeos. Como respuesta
estratégicamente se unieron cuatro guerrillas y fueron llevando hábilmente a la
tropa hacia el Alto de Trilleras, los esperaron en la margen izquierda del río
Ata, allí se llevó a cabo el primer gran combate. La guerrilla castigó a los
criminales a su gusto, dieron de baja 7 enemigos e hirieron a más de 20. “El
combate se prolongó hasta las cinco de la tarde, hora en que el Estado mayor
ordenó suspenderlo y dar la sensación de huida.”
Para el día 18 estaba prevista por parte
de los mandos oficiales la entrega al
gobierno de la “República independiente
de Marquetalia libre de bandoleros”, pero “la farsa no pudo cumplirse”,
pues “ANASTASIA”, una mina así bautizada en honor a una matrona campesina, a
eso de las tres de la tarde, causó numerosas bajas entre la tropa, la cual se había
lanzado sin precaución alguna sobre los guerrilleros, convencidos que huían,
como se les había hecho creer la tarde anterior. CONTINUARÁ.
*Ex catedrático universitario.
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