miércoles, 5 de febrero de 2014

Algunas precisiones sobre el voto en blanco: gana - gana para la clase dominante

Nelma Forero Sánchez

 Lo  que la clase dominante en Colombia denomina democracia es  la posibilidad de asistir a las urnas para elegir   representantes, que casi nunca representan los intereses de los electores.    Hace  40 años, año 1974, se realizó la primera elección presidencial después del pacto del Frente Nacional, y se siguen eligiendo y reeligiendo los mismos. El  pueblo colombiano   asiste cada cuatro años  a las urnas convencido de elegir a quien le  representa,  y la clase dominante aprovecha el hecho para mostrarle al mundo que en Colombia existe democracia, ya que también participan las “izquierdas”; claro que sin posibilidad real de acceder al poder, estas jamás han obtenido más del 10% de las curules en el Congreso;  no se les ha permitido constituirse en una verdadera opción presidencial,   la clase dominante   ejerce  su dominio de manera excluyente, sin dudarlo, cuando siente amenazados sus privilegios,    elimina  a los opositores    con balas o con  “leyes”.

La situación de hoy es un poco diferente, la amenaza para las castas en el poder no proviene del 10% que apoya a “las izquierdas”, los intranquiliza que el 55%  de electores  no quieren seguirlos; la opinión desafecta está dividida así: el  30% está decidida a votar en blanco y  el 27% permanece indecisa; en este escenario, una de las probabilidades es que el voto en blanco resulte como el gran triunfador. Cabe  anotar que el tarjetón trae dos posibilidades de VOTO EN BLANCO,    la que el CNE llama el voto en blanco general, en esta aparece una casilla en blanco para marcar; y  la otra opción es la que trae el logo-símbolo del grupo de ciudadanos promotores del voto blanco. Los  votos marcados en esta casilla con logo-símbolo serán contabilizados para la reposición en dinero a los promotores inscritos, mientras que la casilla general no da dividendo   económico a nadie.

¿Qué otra cosa dicen las   normas  sobre el voto en blanco? Primero. El  voto en blanco se contabiliza para el umbral.  Segundo, para que pueda vencer el Voto blanco debe obtener la mayoría absoluta, es decir la mitad de los votos válidos más uno;   significa que el voto en blanco es más exigente que para cualquiera de los  candidatos, pues solo necesitan una mayoría simple, a no ser  la elección presidencial que exige ir a segunda vuelta.  Tercero. Si vence el voto en blanco  se deben repetir las elecciones,  a ésta nueva elección solo se pueden presentar los partidos que hayan superado el umbral, lo que significa que   los partidos pequeños y   los grupos de ciudadanos saldrán automáticamente del escenario “democrático”. Así  mismo, pase lo que pase, en la nueva elección  será elegido el que tenga la mayoría simple, sin importar que vuelva a ser triunfador el voto en blanco; solo se repite una vez la elección. 

¿Qué hace que la situación actual sea diferente? Pues que los que están decididos a votar en blanco son los electores que tradicionalmente han seguido a la clase dominante, entre ellos están los campesinos que apoyaron el paro agrario,    siempre   han ido a las urnas como un rebaño tras su pastor; estos están en el 30% que quiere votar en blanco. Se  escuchan voces de “izquierda” y de derecha indicándoles: “tengan cuidado, que no se sabe quién está detrás del voto en blanco”, también, se oyen voces diciendo que “es mejor dirigir el descontento hacia alguien y no al vacío”.

 En  cuanto al   27% de indecisos, unos no quieren ir a las urnas (abstención activa)  no le temen a la cacareada frase de que si no votan no pueden reclamar, Y otros quieren anular el voto “tachando todas las caras”;  esta opción tiene dos elementos uno que no suma para el umbral, pero sí cuenta para las estadísticas de participación; sin embargo, en cualquiera de los escenarios, “con cara gana la clase dominante y con sello pierde el pueblo”, si gana el voto en blanco se repite la elección ¿quién al final saldrá triunfador? Como siempre,  los partidos de las mayorías. Si se anula el voto ¿quién pierde? El pueblo, porque la clase en el poder justifica el voto nulo como fruto de la ignorancia del populacho en el manejo del tarjetón. Solo  la abstención activa, con participación en las calles,   puede generar conciencia, logrando que el pueblo por fin gane una.


Al margen de lo anterior quiero hacer una pequeña nota: El cálculo de probabilidades es una ciencia que permite realizar pronósticos, sirviendo como herramienta a la estadística; a través de encuestas, por ejemplo, se puede conocer lo que están pensando los electores;  y  el pronóstico  indica que uno de los partidos que no podrá alcanzar el umbral es el martirizado partido Unión Patriótica; ¿quién es el culpable?    Parece que “la vaca”.    A pesar de las certezas estadísticas  las actuales directivas,   torpemente, decidieron someterse al juego electorero; las bases, que recuperaron la Personería Jurídica y que fueron sacadas a sombrerazos,  señalaron claramente que la UP no debería ir a elecciones hasta tanto no se recompusiese el Partido y fuese reparado en su totalidad so pena de volver a perder dicha Personería,    parodiando al humorista uruguayo Hebert Castro: “se le dijo, se le advirtió, se le informó, se le anunció, se le aconsejó, se le recomendó”, y  las flamantes directivas,   como “el pobre Peraloca” no hicieron caso.    Aún están a tiempo de enmendar el error; tampoco es justo que expongan la vida de más upeistas.  Teniendo  el pleno convencimiento de que la UP perderá la recién recuperada Personería Jurídica, deberían retirar las listas a la Cámara de Representantes; las serias amenazas contra la vida de   miembros y candidatos y la falta de recursos  hacen  que la UP vaya a las elecciones en condiciones desventajosas, siendo un argumento suficientemente válido para no participar en las próxima contienda electoral.

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