Dilia Nelma Forero Sánchez
Para dar respuesta al cuestionamiento se abordarán
tres temáticas: la geográfica, la económica y la atinente, propiamente, a la
paz. Antes se debe señalar que existe una brecha profunda entre geografía y
economía, a pesar de los estrechos vínculos entre las dos ciencias, pues el
geógrafo se olvida de la economía y el economista hace lo propio con la
geografía. Entonces, cabe la pregunta,
¿por qué el pensamiento económico hace
poca referencia en sus planteamientos a
la geografía y, a su vez, por qué los
geógrafos se interesan poco en la economía?
Al respecto, es imprescindible recordar que la economía establece como algo
fundamental los tres factores básicos de la producción determinados por Smith y
David Ricardo: la TIERRA, el TRABAJO y el CAPITAL; estos dieron origen a un mar teórico, tratando de
explicar la forma de combinar estos factores, dando por sentado un comportamiento racional del hombre. Sus ideas constituyen lo que hoy conocemos como
“competencia perfecta”; más tarde, en 1848, fueron pulidas por John Stuart
Mill, quien creyó que la pureza de la
competencia perfecta estaba en el librecambio, para lo cual acuñó el supuesto de que las transacciones se
realizan en el mismo lugar, estableciendo el modelo de una economía sin
dimensiones, actualmente se ve materializada en la
“globalización de la economía”. De otro
lado, cabe señalar que la moderna geografía estudia las diversas fuerzas que
obran sobre ella, en sus manifestaciones y en sus consecuencias, estudiando,
además, esas fuerzas en sus relaciones recíprocas y en las consecuencias de
esas relaciones, alejándose de la geografía de la antigüedad que se dedicaba
exclusivamente a la descripción de la tierra.
Una aproximación de las dos ciencias es la geografía económica, ciencia que nace después de la segunda guerra
mundial, y que el profesor A. Palomeque Torres define como: "el estudio de la relación de los factores
físicos del medio con las condiciones económicas de la producción y de la distribución
de las mercancías, encuadrando todo ello dentro del marco geográfico donde
tiene lugar"[1].
Sobre la paz, Galtung Johan (2013) dice que
la paz puede ser definida tanto en sentido positivo como en sentido negativo[2].
“En sentido positivo, la paz es un estado
de tranquilidad y quietud; en cambio, en sentido negativo, la paz es la
ausencia de guerra o violencia”. A nivel político y para el derecho
internacional, “la paz es la situación y
relación mutua de quienes no se encuentran en guerra”. Se trata, en estos
casos de una paz social, donde se mantienen buenas relaciones entre comunidades
de individuos. A lo largo de la historia, la paz social no siempre fue
considerada como algo bueno. Algunos
pueblos, como los vikingos, basaban su desarrollo en el saqueo de las
comunidades vecinas, por lo que exaltaban a los guerreros y sus virtudes.
Ese concepto es el que, hoy, alienta al imperio USA, pues las últimas guerras
(Irak, Afganistan, Libia) han tenido como trasfondo la apropiación de sus
recursos naturales. La paz también puede referirse al tratado o
convenio que se establece entre gobernantes para poner fin a un conflicto
bélico. Por último, la Pax
romana (paz romana) es un concepto que se refiere a un gobierno que ejerce
el poder unilateral, sin controles y sin respeto por los derechos de los
ciudadanos, como ha venido siendo la
constante en Colombia, más acentuado desde el gobierno de Álvaro Uribe.
José María Franquet Bernis, dice que[3]:
“el concepto de "territorio" es
más amplio que el de "suelo". Christian (1963) lo define como un área
específica de la superficie terrestre, cuyas características abarcan todos los
atributos, razonablemente estables o previsiblemente cíclicos, de la biosfera
de esta área, considerada verticalmente de arriba a abajo, incluyendo los de la
atmósfera, el suelo con sus diferentes horizontes y el material geológico
subyacente; también se incluyen la topografía, la hidrología, las poblaciones
vegetales y animales, y los resultados de la actividad humana en el pasado y en
el presente, en la medida que estos atributos ejercen una influencia
significativa sobre los usos presentes y futuros del territorio por el hombre”. En este sentido el concepto de territorio no
se puede desligar de la actividad humana, es decir que no es posible concebir
el territorio sin concebir a la economía.
En el modelo económico capitalista no es posible la paz en el sentido positivo,
pues se mantiene una constante lucha de clases, entre la pobrería excluida y la
oligarquía explotadora, como su enemigo natural; en este sentido el
profesor Libardo Sánchez comenta que el
régimen es el “enemigo público”, ya que según Fermín Gongeta:
“(…) nos ha arrebatado todas nuestras pertenencias, nuestros derechos,
nuestras posibilidades de vida digna… nos han robado todo,
hasta la vida”. Continúa el profesor
Sánchez: “(…) Y es enemigo porque niega la gratuidad de la educación en
todos los niveles; no ofrece salud y seguridad social a todos los colombianos;
porque se opone a que haya reforma agraria, para que la tierra esté
en manos de quien la trabaja; porque entregó la soberanía al imperio USA y a
las transnacionales. Y no contentos con lo que ya quitaron, ahora,
pretenden dirigir el despojo hacia las clases que, aún, les queda
algún patrimonio”. Y agrega el profesor Libardo. “Entre telones asoman la cabeza otros enemigos
públicos, y es bueno ponerlos frente al auditorio social, en primer lugar
están los políticos de todos los pelambres: de “izquierdas”, centro y
derechas, y le siguen una pléyade de burguesías: burguesía bancaria y
financiera, industrial, agroindustrial y la burocrática, esta última tan dañina
o más que los políticos. Y menciona a Fernando Dorado, quien dice: “Todas
ellas, hacen parte de la oligarquía antinacional y entreguista de los intereses
soberanos del pueblo colombiano”.
Y el mismo autor se pregunta:
“¿Por qué los políticos representan el enemigo público número uno? Lo primero
que se puede decir es que a través del parlamento no es posible realizar
transformación social alguna, y, en cambio, los parlamentarios sirven como el
instrumento ideal de las castas en el poder para apalancar sus políticas de
despojo y entrega de recursos y soberanía. Gracias, en buena medida,
a la clase política nuestra base social de obreros y campesinos forma
parte de la masa proletaria universal de pobres, oprimidos y explotados”.
Luego cuestiona: “¿Son responsables solamente los
políticos de derecha? Desafortunadamente, también, son responsables
los representantes de la llamada “izquierda”, pues una vez
acomodados en el parlamento, no jalonan un corrimiento hacia la izquierda del
mundo sino todo lo contrario, y al no tener eco sus opiniones (oposición) la
gente termina creyendo que izquierda y derecha son lo mismo”.
También, se pregunta el profesor Sánchez: “¿Cómo
se ha dado la sumatoria para conformar el gran
“enemigo público” en cabeza de la clase dominante? Responde: “inicialmente estuvo conformado por los grandes propietarios tradicionales de
latifundios, luego se sumaron los grandes terratenientes emergentes quienes se apropiaron de manera ilegal de las tierras de los campesinos; y acogiendo una
afirmación de Fernando Dorado dice: “a
partir de los años 80s y 90s del siglo pasado se fundieron con la burguesía industrial, agro-industrial
y la bancaria; alimentada también por
los dineros provenientes del narcotráfico
convirtiéndose en la burguesía financiera transnacionalizada que hoy
domina la nación”
En su análisis, el profesor Sánchez, nos habla de un enemigo, esto
significa que, necesariamente, hay un conflicto, que no hay paz; así
mismo nos habla de territorio en disputa y de sumatoria de
enemigos, conformando un gran
“enemigo público”; y es a través de la acumulación del territorio como se
domina. El modelo capitalista se
fundamenta en la acumulación; el profesor Sánchez explica cómo el capitalismo
engendra violencia: “El modelo de producción capitalista, enemigo
público de toda la humanidad, zurce una manta neoliberal con hilos de
violencia y pobreza física y moral,
enredando en la rueca de la explotación del hombre por el hombre el
futuro de las mayorías”[4].
Así que se podrá hablar de paz, únicamente, cuando hayamos
superado el capitalismo. La lucha por la paz implica que la tierra debe
estar al servicio del hombre, para satisfacer sus necesidades de alimento,
abrigo, amor y esparcimiento; expresa el
pueblo nasa[5].:
“A todas y todos los agentes del proyecto
de muerte vengan de donde vengan, les ratificamos que nuestra Madre Tierra no
es mercancía. No está en venta. No tiene precio. Que nuestra conciencia pese a
dificultades y contradicciones sigue creciendo, sigue resistiendo y quiere
tejerse a otras luchas y alternativas que desde cualquier rincón del Abya Yala
están caminando palabra y acción dignas de hijos e hijas de la Madre Tierra.
Que nuestro tiempo no es ni será nunca el del despojo y el desprecio sino el de
los ritmos de la vida. Que vamos a seguir insistiendo para que la autonomía no
sólo no se nos quede en el discurso, sino que no la sigan mintiendo como
palabra vacía y pretexto, para que crear y defender autonomías sea una práctica
concreta que nos permita vivir dignamente y en libertad.
Por eso no solo vamos a
seguir movilizándonos en rechazo al modelo económico del extractivismo y el mal
llamado libre comercio; al terror y a la guerra que nos mata y nos desplaza; a
la legislación del despojo que nos somete, sino que vamos a seguir construyendo
nuestra sociedad-otra y vamos a seguir ejerciendo desde abajo nuestro control
territorial frente a todo actor y flagelo que desarmonice nuestro territorio.
Lo venimos haciendo, a pesar de contradicciones y dificultades”
Es urgente levantar nuestra voz en contra de los “pazólogos”
de oficio, aquellos para quienes silenciar los fúsiles es sinónimo de paz, así
no se den cambios
estructurales de tipo social, económico, político, jurídico y cultural. A estos
pazólogos, sólo los anima el poder acomodarse en el parlamento, para disfrutar
de los suculentos privilegios que allí se obtienen. Sólo con la lucha frontal
contra el vetusto modelo económico y sus superestructuras creadas se consigue
la paz, los pacifistas pretenden adormecer a la clase trabajadora, detener las
luchas campesinas, de los estudiantes y de todos los excluidos.
Para que la paz se manifieste en el territorio colombiano se
requiere transformar la sociedad y para ello se necesita, en primer lugar, la identificación del enemigo y un
levantamiento popular general contra éste; y se tendrá éxito si hay concientización de clase, organización y
movilización.
[1] (2012, 01).
Geografía. BuenasTareas.com. Recuperado 01, 2012, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Geografia/3373987.html
[2] Galtung Johan, en http://es.wikipedia.org/wiki/Johan_Galtung,
descargado el 25 de noviembre de 2013
[3] Franquet Bernis, José María. Un modelo racional
de organización territorial. Aplicación a Cataluña. Tesis doctoral en http: www.edumet.com
descargado el 25 de noviembre de 2013.
[4] Sánchez Gómez, Libardo. Identificando al enemigo en:
http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com/
[5] Acin. NOS LEVANTAMOS EN MINGA PARA NO SEGUIR SIENDO
LO QUE NUNCA HEMOS SIDO. Tomado de http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com/.
Descargado 18 de noviembre de 2013.