A un país insatisfecho, agitado por la
grave crisis social y humanitaria y luego de medio siglo de conflicto
social y armado, el Presidente responde, a las exigencias justas de las
comunidades y gremios, amenazando con la tradicional formula del
garrote.
No tiene respuestas para las
reclamaciones de los campesinos del Catatumbo, de las comunidades
mineras de cinco departamentos que están en pie de lucha exigiendo
modificaciones al código minero y que no los traten como delincuentes.
Para las movilizaciones anunciadas del
próximo mes, los cafeteros que están sufriendo los efectos del TLC y el
gobierno les incumplió los acuerdos hechos en el anterior paro, de los
paperos, cacaoteros, lecheros por igual motivo, de los camioneros que ya
no pueden sufragar los altos costos de operación y otros sectores
sociales y trabajadores que vienen preparándose para sumarse a las
luchas, como es el caso de la salud.
Señor Presidente, las luchas que hoy se
desarrollan en diversas regiones del país y las que se preparan, son
continuación de otras que se acallaron con promesas incumplidas de los
gobiernos de turno, que se replegaron atemorizaron con muertos, heridos y
judicializados a montón. Los que hoy marchan, llevan la ira represada,
el dolor por sus muertos, desaparecidos, detenidos arbitrariamente y sus
desplazados.
Estas movilizaciones, son el producto de
las políticas erráticas de los gobiernos oligárquicos, que no dan
soluciones a las insatisfacciones de las comunidades y los gremios.
Ud. Señor Presidente y todos los
políticos colombianos, de cualquier tendencia, saben que las guerrillas
enarbolan las justas peticiones de los sectores populares y sociales
porque nacimos y somos hijos de esos luchadores, fruto de ese
sentimiento de exclusión y de sus luchas; por lo tanto es lógico que
coincidamos en las búsquedas, objetivos, y propósitos.
Y nada más criminal que hacer de estas
coincidencias la justificación para reprimir con el argumento que las
organizaciones movilizadas están infiltradas por las guerrillas. Esta
afirmación además, tiende a ilegalizar el derecho a la lucha y la
protesta social.
Al persistir las causas que obligan a
los sectores populares y sociales a la protesta y lucha directa, que son
las mismas que originaron el alzamiento armado, es apenas lógico que
hoy estas dos expresiones de lucha coincidan y tomen aliento.
Los policías y militares que usted manda
a reprimirlos, son parte de unas Fuerzas Armadas que ayer ocuparon esos
mismos territorios para masacrar a los familiares, amigos y vecinos de
quienes hoy están marchando. Por eso, es absurdo que usted solicite
mesura al tiempo que amenaza, cuando el régimen del que usted es hoy
Presidente, es el responsable en primer grado, de la violencia y de la
muerte contra quienes desarrollan las justas luchas de los desposeídos
de siempre.
A la vez que el Presidente reprime a
sangre y fuego las movilizaciones sociales, lanza operativos
contrainsurgentes, mientras estigmatiza a las guerrillas aduciendo que
ellas engañan, cambian el lenguaje y no se ciñen a las reglas del juego
cuando dialogan.
Tal afirmación es una patraña
confusionista en la que los grandes medios de información asumen el
papel de contra-informadores. Se le olvida que los diálogos para llegar a
la paz no se reducen solo a solucionar el conflicto militar, sino
también para resolver el conflicto social, que es el origen de la guerra
actual.
Quienes se ilusionaron al comienzo con
la política santista, han ido comprendiendo que su estrategia sobre la
paz y los problemas acumulados del país es demagógica, que solo se
diferencia de sus antecesores en la metodología. Ella no soporta la
crudeza de la realidad política, económica y social que padece Colombia
que requiere de profundos cambios que afectarán intereses de la
oligarquía y el imperialismo, por aquello que “a grandes males grandes
remedios”.
Las FARC y el ELN jamás han dicho al
Presidente ni dado a entender, que tienen disposición de desmovilizarse y
entregar sus armas; la disposición es acordar un cese bilateral del
fuego, para aclimatar la paz y generar confianzas. Tampoco se les ha
dicho eso a los anteriores gobiernos oligárquicos y excluyentes,
acostumbrados a gobernar de espaldas al pueblo usando el Terrorismo de
Estado y entregando a las grandes potencias por migajas, las riquezas
del país a cambio que les respalden en su guerra contra “el enemigo
interno”.
Es ilusorio que la oligarquía piense que
los diálogos hoy, son con una guerrilla derrotada o desmoralizada; Su
arrogancia y prepotencia, siempre los ha llevado a subestimar a quienes
tienen dignidad para asumir las consecuencias bien sea en la lucha
popular, o la lucha revolucionaria y no aceptan mansamente sus
imposiciones desmedidas.
No hemos ocultado los golpes recibidos
en la confrontación eso es de conocimiento público y ha ocurrido tanto
en el caso de la insurgencia como en el movimiento popular, casi
destruido por la guerra sucia, en la que militares y paramilitares
fueron una sola fuerza.
Estas fuerzas insurgentes alzadas en
armas se mantienen activas casi 50 años después, porque se identifican
con los intereses de amplios sectores de la población, y lucha por la
paz con justicia y equidad social, democracia y soberanía.
La oligarquía se niega a aceptar esta
realidad y solo tiene como fórmula para la paz, la desmovilización y
desarme o guerra sin cuartel contra las guerrillas, y cero respecto de
los cambios que el país necesita para que se logre una paz verdadera.
Pero no solo es ciega la postura del
Presidente Santos sobre la realidad del país, sino intolerante, pues ni
siquiera permite las críticas de sus asociados de la ONU, que cuestionan
en su último informe el respeto a los Derechos Humanos en Colombia, la
aprobación del Fuero Militar; y acaban de ratificar las pruebas
presentadas por otros testigos, de que fueron las fuerzas Armadas
gubernamentales las que asesinaron a cuatro marchantes en Tibú y
produjeron heridas a cerca de 20 personas.
Quien puede afirmar con responsabilidad
que en Colombia se avanza satisfactoriamente en materia de Derechos
humanos, como lo afirma el Presidente Santos? Acaso se quiere ignorar
que mas del 93 por ciento de las masacres producidas por paramilitares y
militares, siguen en la impunidad?, y que en tan horrendos crímenes los
paramilitares usaron los aviones, helicópteros y otros vehículos de las
Fuerzas Armadas?
De nuevo queda claro que la posición
intransigente de los señores del poder, sigue apostándole a la
prolongación de la larga noche del conflicto social y armado.
Lo anterior convierte en un imperativo,
la urgencia de unir todos los esfuerzos del pueblo, la sociedad entera,
los demócratas, progresistas y revolucionarios para respaldar las luchas
populares y sociales y trabajar por la creación del gran movimiento
popular y social por la paz, porque no podemos seguir permitiendo que un
puñado de mezquinos potentados, le sigan imponiendo a las grandes
mayorías, sus designios guerreristas.
Tiro Indirecto
Publicado el Lunes, 22 Julio
Escrito por Pablo Beltrán
Cuentan
que la primera vez que a un pigmeo del Congo oriental, acostumbrado a
una visión de corta distancia, se le subió a una cumbre, confundió una
manada de elefantes con moscas.
Igual nos ocurre a los colombianos,
acostumbrados como estamos a soportar la violencia, que nos dota de una
visión corta de la vida. Por lo que se nos dificulta, tan siquiera
imaginar cómo sería este país sin violencia y de esta forma percibimos
los grandes retos de la paz, como si se tratara de pequeñas cosas.
Esta anécdota sirve para medir el
alcance de la Declaración por la paz, hecha hace pocos días, por los dos
máximos comandantes de las guerrillas colombianas. Hay que recordar que
sólo se han hecho dos Cumbres de este tipo, en medio siglo de
insurgencia y que la primera se hizo hace 23 años.
Este mensaje de las guerrillas demuestra
voluntad por la solución política del conflicto, al proponer una fase
de transición pacífica, en la que se democratizaría al país.
Materializar esta propuesta crearía un
ambiente de reconciliación, que canalizaría la resolución de los
conflictos, pero sería una mentira afirmar que va a desaparecer el
choque de intereses.
La puja por el poder seguiría, pues
mientras unos querrán hacer reformas para resanar al capitalismo
marchito, los revolucionarios buscamos hacerlas como parte de la lucha
anti sistema.
Desarrollar el pulso entre el viejo
sistema y el que debe reemplazarlo, en medio del silenciamiento de las
armas, es el reto que significa la solución política del conflicto.
La lucha política entre la elite
dominante y las fuerzas populares, es un conflicto que va más allá de
tomarse el gobierno, porque esta meta, apenas es una parte de la
construcción de un poder popular, que garantiza el avance de la
revolución.
En medio de esta crisis capitalista, W Buffett, presidente y director ejecutivo de Berkshire Hathaway, con lucidez dice que:
“Hay una guerra de clases que se está librando desde hace 20 años, y mi clase ha ganado”.
Librar en Colombia esta lucha de clases
sin armas, es el experimento que hoy se debate y para desarrollarlo es
que se pactan reglas, una verificación y sanción para los infractores.
Con esta modalidad de tiro indirecto se reemplazaría los tiros, que tradicionalmente nos hemos cruzado.
Escrito por Pablo Beltrán
ELN rechaza condiciones impuestas por Santos para diálogos
PL - El Ejército de Liberación Nacional (ELN) rechazó hoy las condiciones impuestas por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, de liberar a un canadiense en poder de esa guerrilla, a cambio de iniciar una mesa de paz. El máximo líder de esa fuerza insurgente, Nicolás Rodríguez, respondió al gobierno en una carta abierta divulgada en su sitio en Internet, que mantiene su disposición a dialogar para buscar la paz con justicia social en el país, pero sin condiciones.
El presidente, subraya la misiva, ha usado los medios de comunicación poniéndole condiciones al ELN para conversar. Si de ello se trata, nosotros tendríamos igualmente muchos condicionantes.
“Por ejemplo, agrega, que aparezcan los desaparecidos por los agentes del Estado, que se den las garantías para que retornen a los lugares de origen los más de cinco millones de desplazados, que se haga justicia con los responsables intelectuales y de los mal llamados falsos positivos” (ejecuciones extrajudiciales).
Rodríguez llama al gobierno a la coherencia para seguir caminando hacia una posible mesa de diálogo. “Mientras se nos solicita confidencialidad, el presidente se atribuye el derecho de usar los micrófonos y los medios para poner condiciones”, enfatiza.
El guerrillero resalta que fue el gobierno que definió conversar en medio del conflicto, con el argumento de que un cese del fuego beneficiaría a la insurgencia. Si es así, indica, por qué ahora condicionar el diálogo ante determinado accionar insurgente.
Por otro lado insta a la empresa canadiense Braewal Mining a devolver a las comunidades del sur del departamento de Bolívar cuatro títulos mineros que adquirió “de manera fraudulenta y bajo sobornos”.
Ante esa solicitud, añade, la multinacional canadiense guarda silencio y el gobierno responde militarizando la zona en su intento de lograr rescatar por la vía militar al geólogo Jernoc Wobert.
El 3 de julio pasado, durante su visita a Suiza, el mandatario colombiano condicionó una posible mesa de conversaciones paralela con esa guerrilla a cambio de la liberación de Wobert.
FARC decide liberar a soldado estadounidense capturado en actividad de inteligencia
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunció el viernes mediante comunicado que ofrece liberar a un militar de Estados Unidos, capturado el pasado 20 de junio en Colombia, en el marco del proceso de paz que actualmente lleva con el Gobierno.
El soldado estadounidense Kevin Scott Sutay fue capturado el día 20 de junio de 2013 en el municipio del Retorno, departamento del Guaviare (Amazonía), quien aseguró ser miembro de la Armada de los Estados Unidos desde el 17 de noviembre de 2009 hasta el día 22 de marzo de 2013, precisa el comunicado.
Las FARC señalan que con la captura de Kevin se “pone de manifiesto la activa participación sobre el terreno, de militares y mercenarios norteamericanos en operaciones de contra insurgencia” usados en campañas de agresión contra los pueblos.
Solicitaron que se instale una comisión humanitaria que lidere la activista de Derechos Humanos, Piedad Córdoba, junto a un delegado de la comunidad de Saint Egidio y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Denunciaron que a pesar “del negocio criminal del que aspiran ser parte el presidente Santos, su ministro de defensa y los generales, cuando anuncian a los cuatro vientos la suscripción de un acuerdo de cooperación con la OTAN”, les asiste el derecho de mantener al soldado Kevin Scott como prisionero de guerra.
Sin embargo, decidieron liberarlo como “gesto que se enmarca dentro del ambiente de las conversaciones que se adelantan en La Habana (Cuba) con el gobierno colombiano”, con miras a poner fin al conflicto social y armado que vive el país.
El proceso de conversaciones arrancó a finales de 2012, donde tanto el Gobierno de Colombia como las FARC-EP, buscan lograr avances en el tema de la participación política, las drogas ilícitas, el abandono de las armas y la reparación a las víctimas.
El conflicto armado en la nación suramericana, ha dejado casi 4 millones de desplazados y 600 mil muertos en aproximadamente 50 años, en cuyo proceso también han participado grupos de insurgentes, paramilitares de derecha y organizaciones relacionadas con el narcotráfico.
TELESUR
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