Libardo Sánchez Gómez*
El viernes 23 de agosto de 2013 los productores de leche,
los paperos, mineros y transportadores de la provincia del Valle de Ubaté,
establecieron un punto de inflexión en las luchas populares por los cambios con
justicia social del modelo capitalista de corte neoliberal, y que tiene sumida
en la miseria a millones de colombianos. Las últimas medidas económicas del
gobierno de turno, en cabeza de J. J Santos, acabaron con las fuentes de
subsistencia de los habitantes de
una de las regiones más prósperas de Colombia, la Provincia de Ubaté; por cierto, abundante en riquezas minerales, principalmente carbón, el cual desde
principios del siglo pasado ha venido siendo explotado de manera tradicional,
ocupando el 90% de la mano de obra no calificada y moviendo el 70% de la
economía. Las tierras de los valles y partes altas están entre las más feraces y costosas del país. La ganadería está altamente tecnificada;
el mejoramiento genético ha hecho que se
obtengan niveles de producción de leche similares a los obtenidos en países
desarrollados, razón por la cual se le considera la capital lechera de
Colombia.
Del
campo a la ciudad. Campesino en camino hacia el Paro Agrario. 2013
El modelo neoliberal
implementado desde el gobierno de César Gaviria, el cual contó,
precisamente, como ministro de economía
con un hijo de la Provincia el señor Rudolf Hommes, quien se jactaba de que ”… en adelante no habrán riquitos sino
verdaderos ricos”, su predicción se cumplió parcialmente, pues un puñado de individuos, caso David
Murcia, otro hijo de Ubaté, y algunos
importadores de leche, papa, cebada y trigo, llenaron sus bolsillos,
pero el resto de sus paisanos han ido río abajo y ya casi tocan fondo, el fondo
de la laguna de la pobreza. Luego vino el
gobierno del “Gran Colombiano”, quien luchó a muerte por firmar el TLC
con los EE UU, hazaña lograda por su
sucesor J. J Santos, asesorado por J.J Rendón. Con este tratado los productores
no tienen a quien venderle la leche ni la papa.
Esto simplemente significa que no
saben qué hacer para subsistir. Por su parte los mineros se quedaron sin
licencias, porque el gobierno sostiene que los pequeños y medianos mineros no
tienen la capacidad para explotar el carbón con la eficiencia y seguridad con que lo harían las
transnacionales mineras. Cosa que a los mineros tradicionales poco les importa,
pues ellos no quieren extraer el carbón en un año, como lo harían las megamineras, sino que quieren conservarlo
para beneficio de las futuras generaciones.
Sin alternativas de
supervivencia los productores agropecuarios y los mineros, apoyados por los
transportadores, salieron a las vías a mandarle un mensaje al gobierno: “cambian el rumbo o los tumbamos…”, pero,
de manera arrogante, la oligarquía por boca de J. J Santos ha contestado: “El tal
Paro Agrario no existe”, y “no
entramos a discutir hasta que no levanten la protesta”. El arrogante desconocimiento de la realidad
ha sido el detonante para los hechos de fuerza. Para demostrarle al despistado
presidente, un grupo de labriegos se vio
impelido a colocar palos y llantas en la mitad de la vía, evitando la entrada y
salida de vehículos al casco urbano de Ubaté.
A los pocos instantes apareció un
grupo del ESMAD, unas cien unidades, arremetiendo violentamente contra los
manifestantes con armas de largo alcance y con escopetas lanza gases; pero la salvaje y
desmesurada arremetida, en vez de ahuyentar a los manifestantes les enervó y,
estando de por medio su integridad, se
vieron obligados a contraatacar a los
agresores. Cientos de labriegos apoyados por los estudiantes de
la Universidad de Cundinamarca y del colegio Instituto Bolívar les gritaban: “este año, refiriéndose a la reciente
Feria, el alcalde no nos trajo corraleja,
pero nos trajo al ESMAD; y no porque en
la noche usemos ruana vayan a creer que
somos ovejas”. Luego la acción fue in
crescendo; se lavaron la cara con leche tibia y empaparon los pañuelos con la misma; así los gases quedan
atrapados en los pañuelos sin causar mayor afectación en los ojos y en las vías
respiratorias, descubriendo de paso, a
decir del comandante de la policía, una “arma no convencional” para atacar a la
fuerza pública. Grupos entre 6 y 10 hombres y mujeres, organizados
algo así como las falanges del ejército griego, levantaron troncos de unos 6 metros de largo y
de un peso de doscientos Kg, y se fueron
de frente contra los hombres del ESMAD derribando a los que se encontraban a su
paso. Los héroes, no hablo de los campesinos, sino los del ESMAD totalmente sorprendidos corrieron junto con el
resto de policías hacia los potreros aledaños, armando un pandemónium entre vacunos
y asnales; entonces, vacas y “fuerzas del
desorden” corrían para todas partes a cual más con el rabo entre las piernas.
Valles
fértiles de Ubaté. Ahora tierras
inútiles por las políticas neoliberales. 2013.
Luego de la
descomunal humillación a mano de los inocentes campesinos los policías se
desplazaron a las afueras, y allí se desquitaron con las personas que, desprevenidamente, departían en los
corredores de sus viviendas. Y en un hecho criminal, que está documentado en un
video tomado con un celular, un grupo de motorizados (héroes) se dedicaron a romper
los vidrios de la casa de una anciana de ochenta años que vive sola.
Al siguiente día, por
iniciativa del Gobernador de Cundinamarca, los alcaldes de los diez municipios,
que conforman la Provincia, convencieron a los representantes de los paperos,
lecheros, mineros y transportadores locales,
para que se reunieran con ellos y un enviado de la Gobernación. Allí
trataron de dividirlos y convencerlos de que ellos servirían de garantes ante
el alto gobierno, para que atendiera sus peticiones con la condición de que
levantaran el paro. Pero los productores pronto se dieron cuenta de la engañosa
propuesta, y luego de 6 horas quedaron en
que seguirían adelante con su propuesta. Los productores agropecuarios tienen
claro que ni siquiera Gobierno Nacional está en capacidad de solucionar su
problemática mucho menos un gobernador mañoso y unos desvalidos alcaldes.
Industriales de la
leche, comerciantes y constructores de la provincia también han expresado su
apoyo, cerrando establecimientos, a los productores en paro. Y han hecho
pública su repulsa a la actitud displicente del Presidente, lo mismo que su
rechazo a los congresistas, quienes no se han pronunciado al respecto, y a
quienes también se les culpa como responsables de la hecatombe del agro y
sector minero, pues son quienes han aprobado los TLC y las leyes lesivas contra
los mineros y el pueblo en general. Les advierten que nunca más quieren verlos
en la Región, porque serán recibidos como lo hicieron con los del ESMAD.
Ubaté. La naturaleza también está triste. 2013
Entre claro oscuro el porvenir de la Provincia de Ubaté. 2013
Lo que tiene
realmente preocupados a los productores lecheros, paperos y mineros, es que sus problemas demandan cambios
estructurales, muchos de los cuales se
salen de las manos del gobierno Nacional, pues obedecen a políticas ordenadas
por las transnacionales, el FMI, el BM y
otras por el departamento de Seguridad
de EE UU, quién mantiene en el poder a la casta oligárquica. Por ejemplo, el ministro de agricultura
dice que los precios de los fertilizantes no se pueden modificar porque eso es
resorte de una transnacional; en Ecuador, que no ha hipotecado su soberanía, en
promedio un bulto de fertilizante cuesta $ 25.000 y en Colombia el mismo vale $
75.000, ¿podrá competir un papero colombiano con uno ecuatoriano? En cuanto a
la leche, la Unión Europea y EE UU, con quienes suscribimos sendos TLC,
subsidian a sus productores hasta con el
70% de los costos de producción, en Colombia
no se subsidia un solo peso,
entre otras cosas, porque los europeos y los gringos no lo permiten so pena de
no comprarnos las flores y otras baratijas que les enviamos. Y los TLC no
pueden ser siquiera revisados, pues el amo les retira su apoyo, y al otro día
la oligarquía pierde el poder. En cuanto a la minería es peor el panorama, pues
ya están concesionadas las reservas de carbón a las compañías mineras
canadienses y europeas.
Sólo nos queda apelar
al estoicismo de nuestros compatriotas dedicados a los sectores primarios de la
producción. ¿Pero será que el vientre vacío de los campesinos y mineros seguirá
las recomendaciones de los antiguos
anacoretas, y aceptarán
alimentarse con pan de aserrín y miel de avispas? ¿O, como los comuneros, levantarán azadones y palas y avanzarán hasta
el palacio para derrocar “los malos gobiernos” y el fallido modelo económico?
*Hijo de la provincia de Ubaté
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