El imperio utiliza a la cipaya burguesía criolla como arma para defender sus intereses geoestratégicos de dominación global, y la burguesía colonizada, a su vez, ocupa a lumpenproletarios como Julio Roberto Gómez, para lanzar piedras a La Mesa de conversaciones en La Habana. Están buscando excusas para terminar los diálogos, y nada mejor que un falso positivo, que ensucie a un brillante contrincante en La Mesa. Lamentable que Antonio Navarro le haga eco a las torticeras maniobras de Juan Manuel Santos.
Comunicado FARC-EP:
Rechazo rotundo a las afirmaciones del presidente Juan Manuel Santos
El
2 de junio, varios medios nacionales reprodujeron declaraciones del
presidente Juan Manuel Santos acusando a las FARC-EP de amenazar a Julio
Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT)
y a varios dirigentes de la misma central obrera. El presidente afirmó:
“Donde llegue a ser cierto esto y lo ejecuten, podría poner en peligro
el proceso de paz porque sería absolutamente inaceptable”. Rechazamos
rotunda y enfáticamente tal acusación.
Siguen su accionar los enemigos ya no agazapados sino desembozados contra la paz.
Siguen su accionar los enemigos ya no agazapados sino desembozados contra la paz.
No es política de las FARC-EP amenazar,
mucho menos a dirigentes sociales y sindicales. Ningún Bloque o Columna
de nuestra organización en toda la geografía patria ha amenazado de
muerte a Julio Roberto Gómez ni a ningún otro integrante de la dirección
de la CGT.
El cacareado panfleto atribuido al Frente Antonio Nariño no es más que una invención de la derecha militarista y la inteligencia policial que siembra cizaña para generar ruido mediático en beneficio de sus intereses mezquinos. Eso ha de quedar claro para todo el país.
Cosa distinta es que dicho dirigente esté cada día más desacreditado frente a la clase obrera colombiana, que ve en él a una expresión vergonzosa del sindicalismo corporativista y esquirol que tanto daño ha hecho y hace a los trabajadores de nuestra patria.
Quien asesina sindicalistas en Colombia es el militarismo y el paramilitarismo oficial que practica la guerra sucia.
Darle credibilidad a un panfleto apócrifo no muestra disposición sincera a recorrer los difíciles caminos de la construcción de acuerdos para encontrar una salida diferente a la guerra.
La clase obrera y el pueblo en general sabe que en las FARC-EP tienen pleno respaldo para sus luchas encaminadas al logro del anhelo de las mayorías: la Paz democrática con dignidad y justicia social.
Secretariado Nacional de las FARC EP.
Montañas de Colombia, Junio 2 de 2013.
El cacareado panfleto atribuido al Frente Antonio Nariño no es más que una invención de la derecha militarista y la inteligencia policial que siembra cizaña para generar ruido mediático en beneficio de sus intereses mezquinos. Eso ha de quedar claro para todo el país.
Cosa distinta es que dicho dirigente esté cada día más desacreditado frente a la clase obrera colombiana, que ve en él a una expresión vergonzosa del sindicalismo corporativista y esquirol que tanto daño ha hecho y hace a los trabajadores de nuestra patria.
Quien asesina sindicalistas en Colombia es el militarismo y el paramilitarismo oficial que practica la guerra sucia.
Darle credibilidad a un panfleto apócrifo no muestra disposición sincera a recorrer los difíciles caminos de la construcción de acuerdos para encontrar una salida diferente a la guerra.
La clase obrera y el pueblo en general sabe que en las FARC-EP tienen pleno respaldo para sus luchas encaminadas al logro del anhelo de las mayorías: la Paz democrática con dignidad y justicia social.
Secretariado Nacional de las FARC EP.
Montañas de Colombia, Junio 2 de 2013.
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