La Unión Patriótica más viva que nunca a pesar del genocidio estatal y de la traición interna.
La Unión Patriótica encarna una
generosa propuesta de paz, que la insurgencia, como expresión de su
espíritu democrático y conciliador, puso ante el gobierno de turno hace
años sobre una fallida Mesa de negociaciones; a ésta propuesta de
accionar político, sin armas, la oligarquía respondió brutalmente,
decapitando sueños e ideales de transformación pacífica de la vetusta
sociedad.
La Unión Patriótica Nace del Acuerdo
de “Cese al Fuego Tregua y Paz”, firmado el 28 de mayo de 1984 en la
Uribe corregimiento del Municipio de Mesetas Meta, entre el Gobierno
colombiano representado por el Presidente Belisario Betancur y el pueblo
alzado en armas en cabeza de las fuerzas insurgentes FARC-EP. Las
FARCE-EP aceptaron actuar políticamente dentro del marco legal vigente,
y, para ello, propusieron la creación de un Movimiento Político, en el
que confluyesen todas las fuerzas democráticas del país, que
propendieran por superar el estado de profundas desigualdades,
injusticia, atraso y pobreza en que se encontraban la mayoría de
colombianos. Se trató, por parte de las FARC-EP, de una propuesta
sincera; pero la oligarquía en el poder, al ver la gigantesca aceptación
popular de la naciente UP, buscó esguinces y tergiversó su accionar
político, afirmando que la Unión Patriótica combinaba “las distintas
formas de lucha”. De nada valió que la Unión Patriótica hubiese sido
concebida, desde sus inicios, como un Movimiento Político independiente
del grupo alzado en armas, tanto así que las FARC-EP renunciaron a
cualquier favorabilidad política, para ellas como tal. El Movimiento
Político, estatutariamente, se constituyó como una organización amplia,
pluralista, cuya participación política se daba en las mismas
condiciones que cualquier otro partido político, ya consolidado. La
condición de transparencia de la Unión Patriótica la da el propio
Consejo Nacional Electoral CNE al quitarle la Personería Jurídica,
alegando que no se pudo presentar a la contienda electoral, y no por
otras motivacioens, lo que se debe aclarar es que el CNE no tuvo en
cuenta las razones de Fuerza Mayor; éste Ente sabía que, incluso desde
antes de su fundación, se había efectuado contra sus militantes un
horrendo homicidio sistemático, planificado y organizado. Organismos
nacionales e internacionales han reconocido que fuerzas estatales y para
estatales llevaron a cabo la eliminación física de candidatos
presidenciales, candidatos a diferentes corporaciones públicas,
congresistas elegidos y miles de sus militantes de base. En fin, en
ningún momento el Estado colombiano declaró “ilegal” al opositor Partido
Político, es más el CNE conmina a sus militantes a recobrar la
perdida Personería Jurídica.
La plataforma política de la Unión
Patriótica convoca al grueso de la población colombiana, no solo la que
padece necesidades, sino a todas y todos los que tienen vocación
democrática, y que saben que para que haya armonía social es necesario
dar bienestar a las comunidades.
La mentalidad sanguinaria de las élites
dominantes se evidencia en lo que le hicieron a La Unión Patriótica.
La clase política respondió a la generosa propuesta de paz de las
FARC-EP negando la aprobación, siquiera, de reformas que favoreciesen
el incipiente proceso de Paz. Como lo expresara Francisco Leal Bravo en
La Coyuntura Política. 1982-1986: “se convirtieron en un
obstáculo del proceso”, y enfatiza, “como está ocurriendo
actualmente”. Las élites utilizaron, y lo siguen haciendo, los
grandes Medios de Comunicación de su propiedad y a su servicio (El
Tiempo, familia Santos) para demeritar, deslegitimizar y criminalizar el
proceso político de la UP, y por supuesto para reproducir y legitimar
el discurso genocida en contra de ésta. Las fuerzas militares de aquel
entonces se opusieron de manera directa a los acercamientos y firma del
Acuerdo por parte del Presidente Betancur. Hoy repiten la actitud en
contra de las conversaciones en La Habana.
Las mafias del narcotráfico, que
permearon con su poder económico todas las fracciones de la sociedad,
fueron utilizadas por el Estado como el músculo oscuro de la fuerza
estatal; los “paramilitares” se encargaron de ejecutar la eliminación
física de los militantes de la Unión Patriótica. El Profesor Iván
David Ortiz, en su investigación sobre el genocidio de la Unión
Patriótica, cuenta que mientras se estaba negociando, y aun estando
vigente el “cese al fuego”, fueron asesinados 20 guerrilleros; y agrega
que las FARC-EP tuvieron que enviar una sonora carta al sordo
presidente Belisario informándole sobre un plan militarista para
asesinar a Jacobo Arenas durante la realización del primer congreso de
la UP. En marzo de 1986 se atentó contra la sede de la UP en Cali; y,
antes de entrar en la contienda electoral, ya habían sido asesinados
aproximadamente 300 militantes de la UP.
La historia destaca, dentro las luchas sociales, a la UP como el movimiento con mayor capacidad de resiliencia,
pues fue capaz de seguir proyectándose al futuro a pesar de los
catastróficos acontecimientos, de los graves traumas y, peor aún, del
olvido de sus directivas. La comunidad upeista, en cabeza de un
puñado de sobrevivientes, “encajó” los shocks, las duras pruebas y
rupturas; las superó y siguió desenvolviéndose y viviendo en un nivel
superior, en palabras de Michel Manciaux (La resiliencia: ¿mito o realidad)
“como si el trauma sufrido y asumido hubiera desarrollado en ellos, a
veces revelado incluso, recursos latentes y aun insospechados”.
El pequeño grupo de militantes
sobrevivientes ha sabido mantener viva La Unión Patriótica a través de
la continua participación en actos populares, en las Universidades
mediante la cátedra: “El Genocidio de la UP”, y del acompañamiento
de las luchas estudiantiles; y ha estado presente en el teatro, en el
cine y en la investigación sociológica. En el plano jurídico se han
instaurado dos demandas, una apelando la resolución del CNE para
lograr la restitución de la Personería Jurídica ante el Consejo de
Estado y la otra en la Fiscalía de la Nación, para que lo ocurrido se
investigue como Genocidio Político contra la Unión Patriótica, estas
fueron impetradas por los “conmilitones”: Ricardo Pérez González,
Jeritza Merchán Díaz, Jorge Ignacio Salcedo Galán y el Ex Magistrado
Jaime Araujo Rentería. Hoy la militancia de Base de la UNION
PATRIOTICA, en contra de las fantasmales directivas aparecidas a
último momento, a quienes se les descubrió su estrechos lasos con el
paramilitarismo, nos estamos movilizando con miras a realizar el 5°
Congreso, con el fin de reestructurarnos estatutariamente, actualizar
la línea política y para nombrar las directivas legales de nuestro Partido.
Mirando hacia el futuro, y como aporte a
La Mesa de conversaciones, queremos consignar nuestros puntos de vista;
en primer lugar anotamos: a pesar de que las FARC-EP aceptaron,
generosamente, buscar un Acuerdo de Paz, sin que se toque “el Modelo”,
creemos que no se puede ni debe firmar Acuerdo alguno que no implique
profundas transformaciones estructurales, culturales, sociales,
económicas, políticas y jurídicas; de no ser así la guerra continuará,
pues miles de compatriotas se verán obligados a empuñar las armas. Basta
mirar nuestro cielo: la clase política está corrupta hasta la médula;
se acaba de regalarles más armas e impunidad a los militares; los medios
de comunicación están en manos de la oligarquía en el poder, y existen
para sus fines de dominación; emplean un lenguaje guerrerista, generando
una matriz de opinión en contra de las mismas conversaciones de paz y
continúan estigmatizando a la UP con el mismo odio de antaño. En
segundo lugar pensamos que: el dinero destinado a la guerra debe servir
para proporcionar educación gratuita a todos los colombianos en todos
los niveles; para estimular la incipiente investigación científica y
para cubrir las abismales deficiencias en salud y seguridad social;
creemos que nuestro pie de fuerza no necesita más de cincuenta mil
hombres. Por otro lado se tiene que rescatar la perdida soberanía
nacional, para ello se propone control estatal y publico de los
recursos de la naturaleza, especialmente agua, minería y energía. Es
necesario rescindir los desiguales TLC firmados con EEEU, la Unión
Europea y Canadá. Se tiene que prohibir el acceso a nuestras bases
militares por parte de las tropas USA. No se podrán exportar bienes
primarios, sin que se les incorpore valor agregado, por tanto habrá que
revisar los contratos de explotación de minerales firmados con diversas
corporaciones transnacionales.
Punto neurálgico es el correspondiente
al sector rural: tendrá que efectuarse un vuelco total a la estructura
de tenencia de tierras; la tierra es para el que la trabaja, y para que
esto pueda suceder la tierra tiene que pasar a manos del estado. En
cuanto al subsuelo se tendrá que prohibir, por ir en contra del medio
ambiente, la explotación minera a cielo abierto. Se respetará la minería
artesanal, y se estimulará la pequeña y mediana minería.
Los militantes de la Unión Patriótica
continuaremos trabajando por una sociedad igualitaria, y seguiremos
siendo perseverantes en el reclamo de la paz con justicia social. Para
aclimatar el ambiente de las conversaciones en La Habana, también,
creemos que debe declararse de manera inmediata el cese al fuego
bilateral. Exigimos el respeto de los derechos Humanos, el cual comienza
por desmontar, definitivamente, el paramilitarismo.
No olvidaremos a nuestros muertos, por
eso en su memoria, cargados de razones históricas, políticas,
jurídicas y éticas, reclamamos verdad, justicia y reparación integral,
para ello exigimos: restitución material y simbólica; y garantías en el
escenario político, como: participación política, restitución de
derechos -devolución de la Personería Jurídica- reparación y garantía de
no repetición. Proponemos la creación de una Comisión de Garantías,
donde se tramite la reparación integral del GENOCIDIO POLÍTICO CONTRA
LA UNIÓN PATRIOTICA, en ésta tenemos que tener asiento los militantes
de la UP.
Exigimos garantías para la
participación efectiva en las decisiones políticas, económicas y
sociales del país, se tienen que tratar con igualdad a los desiguales.
Decimos que los partidos políticos sin importar si son de las mayorías
o de las minorías, son los que tienen que decidir si participan o no en
las contiendas electorales, sin que les sean arrebatados sus derechos
políticos, como ocurrió con la UP. Y requerimos de una ley de
comunicaciones orientada a la creación de medios alternativos y
alterativos, como contrapeso a los grandes medios desinformadores.
Finalmente dejamos consignado que
lógrese o no un Acuerdo entre las FARC-EP y el gobierno, seguiremos
luchando hasta lograr lo anteriormente expuesto.
MILITANTES DE BASE DE LA UNIÓN PATRIÓTICA CONVOCANTES AL 5º CONGRESO.
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DILIA NELMA FORERO SANCHEZ
tomado: http://unionpatrioticadecolombia.org/2013/06/22/la-vision-de-las-bases-de-la-union-patriotica-sobre-las-conversaciones-en-la-habana/
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