Libardo Sánchez Gómez*
Hace agua el barco del capitalismo, ¿lanzamos
un salvavidas o le damos un empujoncito, y lo enviamos al fondo del mar?
Y si hace agua el barco capitalista en Europa
en Colombia arde a babor y a estribor.
¿Fin de la historia?
No obstante, ante la inminencia de su
hundimiento, por el contrario, una
minoría de privilegiados ha dicho que
llegó “el fin de la historia y de
las ideologías”, por su puesto de la izquierda, y que la humanidad está condenada a
vivir eternamente bajo la tiranía del capitalismo. Aceptemos que, por ahora, el semáforo está en rojo y no deja avanzar al
capitalismo. No importa que Grecia, España, Portugal, Italia, Irlanda y otros
avancen, como el cangrejo, hacia la tercermundialización, y que en Colombia
arda Tibú, y la mecha se extienda a los campos arroceros, paperos, de nuevo a
los cafetaleros, cacaoteros y lecheros,
a los pequeños y medianos industriales, todos arruinados gracias a lo múltiples
TLC`s, siguen optimistas. ¿Dónde los capitalistas anclan su optimismo?
¿Será fácil
empujar y mandar al barco de los negreros capitalistas al fondo de la
mar? La verdad, no es tan fácil ¿Porque
no es fácil la tarea? Como hipótesis del porqué, aún, flota como ballena herida
el fatídico barco digamos que: por una lado hay mucho poder y por otro miedo, mucha
ignorancia, no hay movimientos de masas organizados capaces de canalizar la
inconformidad, por ejemplo, Marcha Patriótica no lo puede hacer, simplemente, porque el liberalismo no hace revoluciones; en
cuanto al Partido Comunista colombiano sus jerarcas acomodaron su trono a la diestra de la
oligarquía, la llamada “izquierda” está comandada
por falsos liderazgos y el pueblo no se
ha empoderado; sólo queda en Colombia una esperanza: la Unión Patriótica, en el
corto tiempo que lleva saliendo de las cenizas ha producido un revolcón en la
opinión nacional. Acaba de lanzarle un recto a la mandíbula de la oligarquía
mediática con el cual mandó a la lona a María Isabel Rueda. Creo que una vez su V congreso actualice la Línea política y
nombre timonel la oligarquía va a temblar de nuevo.
Es increíble que, a
nivel global, un puñado de egoístas, el 1% de la humanidad, hayan acumulado riqueza
y poder, suficiente para paralizar las
ruedas de la historia. ¿Pero tan pocas bestias glotonas podrán por siempre
devorar el pan de tantos y paralizar la historia?
No lo creo. ¿Cómo y desde dónde destrabar las ruedas de la historia?
Para lograr tan titánico empeño es preciso enfocar la linterna hacia el
horizonte donde se encuentra escondido el poder de los hombres excluidos, nada
más ni nada menos que la fuerza del 99% de los habitantes de la tierra.
Para empezar hay que hacer dos cosas una
perder el miedo, ya lo hicieron los cafetaleros y, ahora, los campesinos de Tibú;
la otra es meterle ciencia al cuento, mientras permanezcamos ignorantes los
reyes serán reyes.
Confieso que meterle diente a la ciencia es
algo tan duro como roer piedras. Pero lo hacemos o lo hacemos. Sobre métodos y técnicas para crear
conocimiento se han escrito cientos de miles de páginas, pero dadas las
circunstancias de modo y tiempo hay que encontrar la manera de destrabar la
historia, ojalá, en un par de páginas.
Edmun Husserl dijo que la herramienta adecuada era la FENOMENOLOGÍA, y planteo la ecuación idealista: “no hay objeto sin sujeto”. Pero a Augusto Comte no le gustó la
cosa, y propuso EL POSITIVISMO, donde niega toda posibilidad de crear modelos o
abstracciones o de realizar conclusiones lógicas. Sus seguidores se dieron
cuenta de que por ahí tampoco era la cosa, y, entonces, para subsanar sus
inconsistencias se inventaron el POSITIVISMO LÓGICO, la cosa que éste “anula al sujeto y prioriza al objeto”.
Avanzaba a ciegas la humanidad hasta que, de repente, se enciende lámpara y se ve en mitad del
camino a Carlos Marx y Federico Engels con
la palanca precisa para destrabar la
historia en sus manos: EL MATERIALISMO CIENTÍFICO - HISTÓRICO; con éste se pueden hacer análisis concretos de situaciones
históricas específicas, se puede saber con
precisión cómo ha funcionado el orden de las relaciones sociales. Y algo muy
importante es que permite describir, analizar y registrar los entrelazamientos
entre los hechos históricos. Este método científico es como una llave
universal, pues explica las leyes del
funcionamiento de un determinado orden
social. Ilustra no sólo acerca de como
son en realidad los hechos históricos, sino también cómo se transforman,
es decir, la manera de echar a andar la rueda.
Si aprendemos a manejar perfectamente las
herramientas marxistas, no sólo podremos enviar al barco de la globalización
(capitalismo) al fondo del mar sino llevar la mecha prendida de los campesinos
de Tibú a las bases indígenas, a los sindicatos, qué tanta luz necesitan, a los
afrodescendientes, estudiantes, amas de casa, obreros y campesinos de todos los
rincones de la patria.
Tenemos la herramienta precisa en la mano ahora
a aprender a usarla, ¿por dónde comenzar? Iniciemos por lo más difícil, en su concepción filosófica materialista, Marx
dice que: "el ser social determina la conciencia social". En otras
palabras que “el hombre es producto de su medio”. Algo así como: no esperemos que un vecino “costeño”
permanezca callado y con el equipo de sonido bajito escuchando música clásica
como lo haría un “cachaco”. Esto significa que hay que tener conciencia
de quiénes somos y cuál es nuestro puesto en la sociedad; existen dos clases
diametralmente opuestas, los que se apoderaron de los bienes de la humanidad, llamados
ricos u oligarcas, ya se dijo que son el 1% de todos los humanos sobre la
tierra, y que al otro gran grupo pertenecemos el 99%. Pero muchos no saben
ocupar su sitio, por ejemplo, el gerente de un banco cree que pertenece al
grupo de los ricos, no acepta que es explotado por el banquero, el verdadero
dueño del balón; el caso es que cuando
éste decide darle una patada donde sabemos y lo echa de la Institución, al
infeliz, que se creía rico, le toca vender sus autos y hasta la casa para poder
darle de comer a sus hijos. A estos individuos que no saben ubicarse en su
sitio social que les corresponde V.I. Lenin les llamó: “lumpen proletarios”, y
de estos sí que abundan entre los obreros, para citar un solo caso, tenemos al
director de la CGT Julio Roberto Gómez, quien recientemente dijo que Él “no se
sentía representado por las FARC-EP en la mesa de conversaciones en La Habana”,
¿cree usted lector que el 1% lo admite en sus filas?
A la luz del marxismo la educación es la correa
transmisora con la que el 1% nos ha
impuesto sus ideas, cultura, conductas, juicios y valores. Sentenció
Marx: "Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes".
Como vemos no es tarea fácil. Pero no
será tan difícil si sabemos ocupar
nuestro lugar, es decir, si tenemos conciencia
de clase.
La dialéctica materialista es
otra herramienta que Marx nos aporta,
fundamental para destrabar la rueda de la historia, a luz de ésta observamos que no sólo la naturaleza
está en continuo y perpetuo movimiento sino que las sociedades tampoco se
quedan quietas, y mientras hayan contradicciones, es decir, ricos y pobres,
seguirá avanzando hacia un modo de organización sin esta perturbación de
explotados y explotadores. Luego ¡Aleluya¡
¡El capitalismo se mueve¡ ¿Hacia adónde?
Hacia la sociedad sin contradicciones, y la única posible es el socialismo.
¡Hurra! ¡La historia se puede destrabar
y al capitalismo chatarrizar!
No quiero ser aguafiestas, pero el tránsito
del capitalismo al socialismo no se va a lograr de buenas a primeras, el 1% no
se va a quedar cruzado de brazos, eso no se va hacer por las buenas, habrá que
pelear duro, afortunadamente el marxismo también pone a nuestro alcance armas
letales, para atacar por todos los flancos al capitalismo.
Creo que, por hora, es oportuno dejar de roer rocas, en un próxima entrega morderemos algo más
blando…
*DMV. UN. MSc. Economía, PUJ. Profesor
universitario.
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