Libardo
Sánchez Gómez*
En Colombia en los últimos tiempos han surgido
dos movimientos sociales con gran capacidad para aglutinar el pensar y sentir
de las clases sociales menos favorecidas, la más reciente es la Marcha
Patriótica, la cual se dice que inicialmente agrupó a más de tres mil organizaciones.
Pero como todo tiene su pero, en aras de un análisis riguroso y honesto, hay
que decir que este mega movimiento ha girado desde su nacimiento en torno a dos
personajes visibles, uno Piedad Córdoba, extraordinaria mujer, si fuera hombre
se diría prohombre, entonces, digamos “promujer”, defensora de derechos humanos, luchadora por
la paz, víctima del racismo y de agresiones criminales contra ella y su
familia, y víctima política del procurador, con el perdón de los
talibanes, el “Talibán Ordoñez”. El pero
de Piedad Córdoba nace de su naturaleza política, pues su filosofía la ata al
“glorioso” Partido Liberal, por lo que su alcance político llega hasta una limitada social democracia. Y por más que,
dentro de la social democracia, Piedad
le busque el rostro humano al capitalismo nunca lo va a encontrar, pues este es
un monstruo, que a lo sumo puede ponerse una careta de bienestar.
Y otro vocero visible es Carlos Lozano, el
director de VOZ, a quien recientemente le han venido saliendo a la luz pública
sus, aún, no aclarados, nexos con el
paramilitarismo a través de su íntima relación con el ex congresista César
Pérez García (fue testigo de su defensa) hoy condenado por la Corte Suprema de
Justicia a 30 años de Cárcel por haber sido “determinador de la masacre de
Segovia” en la que murieron 43 personas, pertenecientes a la Unión Patriótica.
De los demás jóvenes voceros hay que decir que son brillantes y están
convencidos de buena fe de que están en el mejor de los mundos.
Dado su
carácter vertical y al hecho de girar en torno a jefaturas mesiánicas muchos
militantes de manera silenciosa han ido saliendo de las toldas Marchistas; en el
ensayo La Rebelión de las Bases (http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com/2013/05/la-rebelion-de-las-bases.html)
se mostró como los hoy convocantes al V
Congreso de la UP, al no ser tenidos en cuenta abandonaron las toldas de Marcha
Patriótica. Y en el artículo Preocupaciones Centrales de los Movimientos Sociales
en Latinoamérica (http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com/2013/06/preocupaciones-centrales-de-los.html)
se dice que El Congreso de los Pueblos inició la retirada de Marcha. Otro aspecto
fundamental que marcan las inconsistencias de Marcha es la falta de claridad en
su línea política, ¿hacia a dónde apunta, socialismo… socialdemocracia? En cuanto
a las amalgamas entre izquierda y derecha miremos lo que se lee en http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/60901-colombia-unidad-sin-esperanza-o-esperanza-de-cambio.html:
“…hoy por hoy pretende repetir la historia, con algunos retoques, en cuyo
contexto estos sectores pueden ser representados por una liberal como Piedad
Córdoba, o por alguno proveniente de cualquiera de las familias burguesas
colombianas…” (¿Clara López, Polo?)
En este escenario es previsible, a la luz de
un somero análisis materialista científico, que tarde o temprano el gran grupo
termine diluyéndose en un suave miasma
socialdemócrata el cual será
fácilmente absorbido por el modelo.
Otro movimiento “arremolinador” de masas ha sido la Unión Patriótica, tanto que las élites en
el poder al verse amenazados sus privilegios decidieron eliminar físicamente a
sus militantes. Hoy parece oportuno recoger las opiniones de las bases de La Unión Patriótica, sobrevivientes al
genocidio perpetrado por el Gobierno, como una política de estado, para
cortarle las alas al cóndor que amenazaba con sacarlos de su nido de
privilegios; estos con motivo de su proyectado V Congreso están haciendo un llamado a todos los
movimientos sociales y políticos a explorar puntos de coincidencia, con miras
a enfrentar exitosamente en el plano
estructural, político, económico y social,
a las élites en el poder. Según lo que plantean, la unidad no debe girar en torno al próximo
trajín electoral, pues en las condiciones de dominación actual al parlamento sólo tendrá acceso una anémica participación
de la izquierda, la cual dentro de la “hemodinámica” del modelo va a terminar contribuyendo al desangre
de los anhelos populares. No obstante, algunos animosos de la vía
electoral de izquierda, seguramente de buena fe, citan o, mejor, acomodan al
trajín electoral colombiano las recomendaciones de V. I. LENIN referentes a la
participación en el Parlamento, olvidando
las circunstancias muy particulares de la época, países
y parlamentos del viejo mundo, a los que LENIN
se refería. Allá y en esa época desde el
parlamento, tal vez, se podían lograr algunas reformas en pro de las clases populares;
muy por el contrario de lo que se puede esperar en Colombia; alguien dijo que el “parlamento
moderno es apenas un teatro de sombras chinas”, y podríamos agregar: un teatro
para mostrarle al mundo que tras el telón hay representantes de la izquierda.
Por lo demás, en nuestro momento histórico actual, para la oligarquía en el
poder es más desestabilizador no votar que diez representantes en el
parlamento.
El reto unificador debe asumirlo, desde las bases, una nueva
clase dirigente popular formada ideológica y políticamente, bajo la concepción científica marxista leninista, aglutinada dentro de una gran organización,
obviamente socialista.
Esta
líneas son un pequeño aporte, que se suma a la capacidad creadora de muchos
luchadores, aún, ocultos entre las invisibilidades de los falsos liderazgos,
con la intención de despertar la
sensibilidad y emociones del pueblo; pues
cuando afloren las dormidas capacidades populares se gestará la gran unión y, así
mismo, se radicalizarán las luchas populares con miras a construir la nueva sociedad
igualitaria.
Ajenos a prácticas dogmáticas y/o
doctrinarias, urge, como base organizativa, una centralización de los
movimientos de izquierda, que responda, sine
qua non, a las normas de los principios de clase. Dentro de la “Gran
Organización Nacional Popular” cada movimiento tendrá su propio espacio, que le
permita conservar su naturaleza y
esencia. La unidad debe girar en torno al objetivo final, que es la toma
del poder por y para el pueblo; pero lo realmente unificador se fincará en una profunda,
sistemática y continuada educación
política, pues sin esta no se podrá construir la nueva sociedad, en palabras de
Carlos Mariátegui: “un proletariado que
sin más ideal que la reducción de las horas y el aumento de los centavos del
salario, jamás será capaz de una empresa histórica”. Se sabe que la
educación es parte de la superestructura, y reproduce no sólo conocimiento sino
también actitudes y hábitos. Marx
sentenció: "Las ideas dominantes son
las ideas de las clases dominantes", por eso, un día no lejano, serán
nuestras ideas las que tendrán que tallarse en las neuronas del bruto
dominador.
Definitivamente para crecer en conciencia hay que educarse. Incluso
los estudiantes deben prepararse en marxismo y economía política; los obreros y demás sectores populares, también, tienen que formarse intensamente; sólo así, dice
Mariátegui, podrán transformarse "de clase en sí, en clase para sí".
Bajo esas condiciones la clase excluida devendrá en clase dirigente. También,
advirtió: "Nadie más que los grupos proletarios de vanguardia necesitan
estudiar la crisis mundial".
La gran
organización se concibe como un núcleo dirigente de indignados capaces de organizar, movilizar y llevar el pueblo a la acción. Los
principios ideológicos, programáticos y la praxis se fundirán en el crisol de
un movimiento marxista leninista, el
cual será un faro en mitad del camino para las cabezas visibles y sus demás compañer@s, y, a la vez, una sombra que asuste a los “dominadores”. Y
tendrán que asustarse porque viendo de
cerca al fantasma transformador sabrán que su modelo neoliberal muy pronto será superado
por la eficacia de los excluidos, quienes ondearán muy en alto la bandera de la
sociedad socialista.
Con toda claridad se debe anunciar la naturaleza
socialista, estableciendo diferencias con los movimientos medias
tintas y variopintos anexados a los partidos burgueses, que en boca del
profesor JULIO YOVERA BALLONA (2012) “…más allá de la teatralidad de sus
líderes andan al lado “izquierdo” de la derecha compartiendo privilegios”. Diría que más que compartiendo los
mendigan.
Los in visibilizados por la sombra de los
dirigentes mesiánicos tendrán la oportunidad de asomar su rostro por las
ventanas abiertas de la gran organización, y se les escuchará claramente su indignada voz; será la voz de los marginados social, económica, étnica y
culturalmente: pueblos indígenas, afrodescendientes, de las comunas, de barrios
marginados, campesinos, grupos de
género, LGTBI, y de todos aquellos que han sido históricamente acallados. Y, ahora incluso, de los pequeños y medianos
mineros, y de los productores del sector
agropecuario e industrial arruinados por los TLC´s. Se tendrá plena
seguridad de que los líderes
voceros escucharán y ejecutarán las órdenes de sus jefes, las bases.
Las fuerzas
productivas y sus relaciones de producción irán pariendo los miembros protagónicos,
encargados de liderar las luchas por las transformaciones. También van naciendo condiciones objetivas y
subjetivas que, a su vez, determinan la
manera como las organizaciones diversas se
pueden interrelacionar entre sí y la organización mayor”, permitiéndoles
ejercer su propio protagonismo dentro del conjunto de la sociedad.
Qué tal estos dos huracanes sociales unidos en
un espacio común donde, por encima de lo que los diferencia, confluyan los “intelectuales
progresistas y revolucionarios”, multiplicando la fuerza de las ideas en torno
a un proyecto de sociedad socialista; para, muy a lo Mariátegui (“interesa más
la meta que el camino”) crear “una
Colombia nueva dentro de un mundo nuevo”.
*DMV. UN. MSc. Economía. PUJ. Profesor universitario.
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