Libardo Sánchez Gómez
Los arreboles volvieron
En Marquetalia suelo y cielo anudan al fuego los sueños.
Llaneros, costeños, montañeses e isleños son tus sueños.
En el Pato, en Guayabero, vuelan como cóndores luceros
Y arreboles de fuego en fuego
convierten al cielo.
Allí Marulanda sembró sueños muy
hondo muy hondo.
Y vuelan los Andes con alas de
cóndor sus anhelos.
Manuel Marulanda sembrador y
cosechador de sueños
Caminador de esteros y montañas,
domador de luceros.
Sol y anhelo en Marquetalia, el
Pato, Guayabero,
la costa, el centro, va sacudiendo el alma del llanero.
Cincuenta años sombra que opaca
al cielo
Alas del tiempo y la distancia y del viento
Cóndor libre sobrevolando valles
y colinas
Fue el alma, el alma de la palma
y el estero.
Manuel Marulanda sembrador y
cosechador de sueños
Nació con alma de
guerrero y cuerpo del viento
Es suyo el Pato, el Guayabero, el
Caguán y todo el cielo
En el Caguán en una silla vacía dejó una huella
Y también la calma, el alma y los sueños.
Comandante, las aves del invierno ya volvieron.
Y los arreboles también volvieron,
Trinan en la montaña cantos de
victoria.
Una mariposa vuela y vuela, nunca
reposa.
¡Qué importa el tiempo! Largas
son sus alas
Cubren la memoria y en el
horizonte salta vallas.
¡Ah las alas del fuego! ¡Ah
las alas del fuego!
Sin el fuego no hay victoria. Tuya es la gloria.
En el campo el ave de la victoria a la patria
Es como un Ak-47 en la zona de
batalla
Y tu grito de guerra cuando estalla
Es un trino de paloma, trina la
paloma de la paz.
El fusil justiciero se carga con
balas de paz
El Ak-47 busca el pecho del traidor
y la punto 50 el corazón de los fantasmas.
Manuel Marulanda las balas no matan sueños
Y tampoco alcanzaron tu cuerpo
Con laureles
blindaste tu sueño de guerrillero.
Comandante, quiero tu fusil
Quiero un ak-47, un galil
justiciero,
Quiero tu fusil, el de eterno guerrillero,
dámelo por mi país, por los hijos
que amamos,
por el bien de la humanidad.
Por el hombre, para el hombre.
Por un suelo digno donde eternamente vivirán
Quienes por la libertad ayer lucharon…
y mañana su vida darán.
Para que tu sueño… mi sueño,
el sueño de Cano, Jojoy, Reyes,
y de aquellos que contigo se
fueron y te acompañan,
y que tampoco morirán, sea el
sueño que todos soñamos.
Con tu fusil todo el cielo será azul,
y será más grande que el cielo del Caguán.
HOMENAJE II
El silencio muerto entre las ceibas
De Marquetalia a Bogotá llega el mensaje:
Liberación o muerte anuncia la metralla.
Vengando ultrajes el grito abandona la montaña.
¡Remolina huracanada la rebelión¡
Cincuenta años cantando el mismo cantor
y sobre las hierbas caminando el mismo sol.
Danzan al viento las palmas y las ceibas.
Los sueños asustan, tiene miedo el opresor.
Cincuenta años temiendo al libertador.
Al fin la tierra es dueña del sol y el río,
Ya recobró tu cuerpo y tus anhelos.
La tierra espera… comandante Marulanda
si te vas… ahí queda, y otro llega. Ve en paz.
Manuel Marulanda, eterno comandante, tu grito,
el grito que rompe el silencio muerto de la metralla,
avanza entre los troncos de hierro de la ceiba
y espera entre las hojas de pluma de la luna.
Marquetalia arde como arden las estrellas.
Del valle a la sierra es tierra firme y bella.
Marquetalia se acerca a Bogotá.
Marquetalia se toma Bogotá
Vale más el sueño y el canto del amanecer,
que todo el oro que a la tierra le han de robar
Soñar no cuesta nada… hay que pelear.
Excluidos del sol y el pan todos a soñar.
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