domingo, 19 de mayo de 2013

Manuel Marulanda los arreboles volvieron. El silencio muerto entre las ceibas.


Libardo Sánchez Gómez

  Los arreboles volvieron

En Marquetalia suelo  y  cielo anudan al fuego los sueños.
Llaneros, costeños, montañeses e isleños son tus sueños.
En  el Pato, en Guayabero,  vuelan como cóndores luceros  
Y arreboles  de fuego en fuego convierten al cielo.
Allí Marulanda   sembró sueños muy hondo muy hondo.
Y  vuelan los Andes con alas de cóndor sus anhelos. 

 
Manuel Marulanda  sembrador y cosechador de sueños
Caminador de esteros y montañas,  domador de  luceros.
Sol  y anhelo en Marquetalia, el Pato, Guayabero,
la costa, el centro, va sacudiendo el alma del llanero.   
Cincuenta   años sombra que opaca al cielo  
Alas  del tiempo y  la distancia y del viento
Cóndor  libre sobrevolando valles y colinas 
Fue el alma, el alma de  la palma y el  estero.

Manuel Marulanda  sembrador y cosechador de sueños
 Nació con  alma de  guerrero y cuerpo  del viento
Es suyo el Pato, el Guayabero,  el Caguán y todo el cielo  
En el Caguán en una silla vacía dejó una huella
Y también la calma, el alma y los sueños.

Comandante, las aves del invierno ya volvieron.
Y los arreboles también volvieron,
Trinan  en la montaña cantos de victoria.
Una  mariposa vuela y vuela, nunca  reposa.

¡Qué  importa el tiempo! Largas son sus alas
Cubren la memoria y  en el horizonte salta vallas.
¡Ah las alas del fuego!  ¡Ah las  alas del fuego!
Sin el fuego no hay victoria. Tuya es la gloria.

En  el campo el ave de la  victoria a la patria
Es como un Ak-47 en la zona  de batalla
Y tu grito de guerra cuando estalla
Es un trino de paloma, trina  la paloma de la paz.
 
El  fusil justiciero se carga con balas de paz
El Ak-47 busca el pecho del traidor
y la punto 50   el  corazón de los fantasmas.

Manuel Marulanda las balas no matan sueños
Y tampoco alcanzaron tu cuerpo
 Con  laureles  blindaste tu sueño de guerrillero.

Comandante, quiero tu fusil
Quiero un ak-47,  un   galil  justiciero,
Quiero tu fusil, el de eterno guerrillero,
dámelo por  mi país, por los hijos que amamos,
por el bien de la humanidad.
Por el hombre, para el hombre.
Por un suelo digno donde eternamente vivirán
Quienes  por  la libertad ayer lucharon…
y mañana su vida darán.
Para que tu sueño… mi sueño,
el sueño de  Cano, Jojoy, Reyes,
y de aquellos  que contigo se fueron y te acompañan,
y que tampoco  morirán, sea el sueño que todos soñamos.
Con tu fusil todo el cielo será azul,
y será más grande que el cielo del Caguán. 


HOMENAJE II

El silencio muerto entre las ceibas

De Marquetalia a Bogotá llega el mensaje:
Liberación o muerte anuncia la metralla.
Vengando ultrajes el grito abandona  la montaña.
¡Remolina  huracanada  la rebelión¡

Cincuenta años cantando el mismo cantor 
y  sobre las hierbas caminando el mismo sol.
Danzan  al viento  las palmas  y  las ceibas. 
Los sueños asustan, tiene miedo el opresor.
Cincuenta   años temiendo al libertador.

Al fin la tierra es dueña del sol y el río,
Ya recobró tu cuerpo y tus anhelos.  
La tierra espera… comandante Marulanda
si te vas… ahí queda, y   otro llega. Ve en paz.

Manuel Marulanda, eterno comandante, tu grito,
el grito  que rompe el silencio muerto de la metralla,
avanza  entre los troncos de hierro  de la ceiba
y espera entre las hojas de pluma  de la luna.

Marquetalia  arde como arden las estrellas.
Del valle a la sierra es tierra firme y bella. 
Marquetalia se acerca a Bogotá.
Marquetalia se toma Bogotá

Vale  más el sueño y el  canto del amanecer,
que todo el oro  que a la tierra  le han de robar
Soñar no cuesta nada… hay que pelear.

Excluidos del sol y el pan todos a soñar. 



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