LIBARDO SÁNCHEZ GÓMEZ*
A cerca de ¿”Por qué se fue Alfredo Rangel de
Semana”? enero
13, 2011, escribe Daniel
Pardo: “…Años después, Rangel llegó como columnista a la revista Semana y, con
eso, pasó de ser fuente de análisis a fuente de chistes y motivo de burla. ¿Qué
le pasó a Alfredo Rangel? ¿Por qué se volvió tan bobito, tan insubstancial, tan
ciego? ¿Qué tuvo que pasar en su cabeza para lograr desprestigiarse, solito, en
los dos años que fue columnista de Semana? ¿Por qué lo botaron de Semana? Y el estudiante se sigue preguntando: ¿”Les va mal
a los conservadores en Semana? ¿Puede un columnista volverse malo y cambiar de
perspectiva sólo porque cambia de medio? ¿Puede un columnista ser
independiente, riguroso, sin ser militante y arbitrario”? y profundizando sobre la insania de Rangel, el mismo Pardo, anota que Juanita León en el artículo titulado “El reencauche de Rangel” (2012)
“se preguntaba por las cagadas como columnista de alguien que en su
momento fue uno de los expertos en conflicto más prestigiosos y de mayor
credibilidad del país”.
Todo
indica que tuvo que sufrir algún trastorno de conducta, pues no hay explicación
posible para que un académico termine de escudero de un engendro del demonio
como el narcoterrorista extraditable No. 82,
ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Al respecto Pardo agrega: “…a Rangel
se le corrió una teja. Se volvió militante y partidista, pecados para un
periodista y analista político”. Y León, el de Arco Iris, dice: “su rol (en
Semana) se convirtió en defender al Gobierno del escándalo de la semana
anterior, fuera éste los negocios de los hijos de Uribe, las chuzadas del DAS
o, incluso, los falsos positivos.”
Anota
Pardo que hasta el “genio” Vladdo, en un artículo publicado en su blog,
dijo que “los escritos de Rangel parecen dictados por Palacio, o dejan entrever
alguna aspiración burocrática…Ni a José Obdulio, ni a J. J. Rendón les hubiera
quedado mejor.” Y agrega que “…Rangel pagó haberse vendido de esa forma al
uribismo fundamentalista, que defiende lo indefendible y su salida de Semana
fue uno de los platos rotos”.
Recientemente
el orate genio, refiriéndose a los diálogos en la Habana, en el Espectador (abril 2013) repite como
loro las locas ideas de su sociópata
mentor Uribe: “…Ahora algunos ingenuos y
otros calculadores, le quieren adicionar la repetición del inmenso error que
fue aceptar la combinación simultánea de la lucha armada y la legal, como algo
válido en una democracia”. Se tiene que estar chalado para afirmar tamañas
sandeces, ¿a quién se lo habrá oído decir, escucha voces del más allá?
En
sus delirios afirma Rangel que la guerrilla “hacía campañas políticas legales y
participaba en elecciones en las que muchos de sus candidatos eran miembros o
comandantes activos de frentes guerrilleros, y lo hacían con un partido
político que abiertamente era una rama de la guerrilla”. Su grado de locura es muy alto, pues cómo
decir que en Colombia a un partido político, que está legítimamente inscrito en
el Consejo Nacional Electoral, se le permite hacer proselitismo armado.
Y
da para pensar que se hace el loco, al afirmar: “…centenares de sus miembros
cayeron asesinados, por la mencionada combinación de factores violentos que
buscaban venganza”. Y, más aún, cuando dice tajantemente: “Es falso que esta
matanza haya sido una política del Estado colombiano”. Se olvida de las
condenas contra el Estado colombiano por parte de Instituciones internacionales
por el genocidio cometido por agentes del estado contra los militantes de la
UP. Y cínicamente afirma que el Estado, “por
aquellos mismos días, presenció impotente la matanza de miles de miembros del
Partido Liberal y del Partido Conservador por parte de la guerrillas de las
FARC y del ELN”. Sólo le faltó decir como José Obdulio, otro saca micas del
terrorista Uribe, que fue la UP la exterminadora de colombianos. Claro que se
queja: “…Dicho sea de paso, sin que la UP condenara jamás todas estas
atrocidades”. ¿Qué tal la locura?
Para
la mente insana de Rangel, “es absolutamente absurdo pretender que el Estado
pida perdón, que le devuelva la personería jurídica a la UP y que, más
extravagante aún, les devuelva sus curules parlamentarias y otros cargos de
elección popular, como proponen algunos”. Acá nos hace recordar a ese insuperable
personaje del insuperable humorista político Jaime Garzón, Godofredo Cínico Caspa; qué votos ni qué votos, “bala… señores…”. Coincide
en su fundamentalismo retrógrado con el procurador el talibán Ordoñez.
Rangel, intenta, mal intencionadamente, mezclar en la misma bolsa a la UP y a las FARC. No
hace mención a que días atrás el vocero de las FARC en la Mesa de la Habana
afirmó categóricamente, que ellos nada tenían que ver con la UP, pues si se
llega a un acuerdo y se desmovilizaban, quieren guardar su memoria histórica,
para lo cual formarían el Partido Político FARC-EP, reitero nada que ver con la
antigua y nueva UP.
El concepto de la combinación de todas las
formas de lucha le producen miedo y cosquillas, como a toda la casta dominante;
pero Él, como académico, sabe que en la Guerra Política, quienes quieren el
poder, y cómo no lo van a querer las masas excluidas, tienen derecho a ello;
acaso el Estado colombiano no acude a los peores métodos criminales
(paramilitarismo, masacres, tortura, chuzadas) para sostenerse en el poder. No obstante, la
UP, se puede afirmar categóricamente, y lo digo sin haber sido militante, es
uno de los pocos movimientos políticos, que en Colombia se ha conservado puro,
pues ninguno de sus militantes, durante su vida política, disparó un solo tiro;
ninguno de los asesinados murió
peleando, todos murieron desarmados y ni siquiera portaban una navaja Suiza.
Bien
vale recordarle al columnista Rangel las palabras de Carlos Alberto Ruiz Socha
(2008) “La casta política dominante no puede
admitir que existen seres humanos que se indignan por la opresión
y que más allá de tragarse tal indignación, deciden, sin importar un posible fracaso, alzarse contra ese orden injusto y
sus leyes”. Por ello una oposición con
alternativas reales amenaza la llamada
democracia burguesa, en palabras del fanático Rangel: “Destruye y corroe sus
fundamentos y desmoraliza a la sociedad pacífica y civilizada (¿?)”. La
interrogación es mía. Por lo que en su sentir y parecer merecen el justo
castigo del exterminio físico y político.
*DMV. UN. MSc, economía. P. U.
Javeriana. Profesor universitario.
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