El Correo
Cuando el imperio es
incapaz de mantener su hegemonía aportando soluciones a las crisis
sistémicas recurre a la « hegemonía explotadora » [1], con toda la
violencia y la destrucción que la acompaña. Así sucedió en la decadencia
de la hegemonía imperial de Holanda.
Fue tratando de salvarse
imponiendo el libre comercio con una hegemonía explotadora que terminó
el imperio británico, y algo similar pero de naturaleza diferente es lo
que desde hace ya unas tres décadas estamos presenciando en la
decadencia de la hegemonía mundial de Estados Unidos (EE.UU.).
Hegemonía
explotadora suena muy bien como apellido del neoliberalismo, de esa
extraordinaria expansión financiera, comercial e industrial que el
imperialismo estadounidense quiere llevar a sus límites extremos, que ya
no puede controlar ni remediar sus terribles secuelas de disolución
social y desastre económico, ni la concentración del poder y riqueza en
las cuentas de la oligarquía que poseen los monopolios ya presentes en
prácticamente todas las ramas de los sectores económicos, sin hablar de
la destrucción ambiental y el recalentamiento global que amenaza la vida
del planeta. Leer más.
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